viernes, 24 de septiembre de 2010

En cenizas te convertirás

No es tan fácil enfrentarse a que toda una vida acabe en una pequeña urna. El proceso clásico es ser colocado en un ataúd y luego sepultado en un agujero tres metros bajo tierra. Una difícil elección final. ¿Cuántas veces habremos conversado sobre si cuando a uno le llegue la hora prefiere que lo incineren o lo entierren? Algunos aprensivos pasan de ser incinerados por aquello del 'temor'. Son a los que les queda ese resquicio de duda de 'y si'... Sin embargo, la incineración va ganando adeptos en la Región. «Los cambios de mentalidad traen consigo una nueva modalidad que hasta hace 10 años era impensable que se solicitara», explican Natalia Planas, directora del Tanatorio de Jesús y Gonzalo Piñero, gerente del Tanatorio-crematorio Piñero . Se trata de la cremación, una opción en auge para despedirse de este mundo. Un proceso simple que acelera el proceso natural de descomposición de un cadáver mediante el uso del calor, reduciéndolo a cenizas. «Sin lugar a dudas, el servicio de incineración en la Región ha evolucionado mucho», afirma Gerardo Cárceles, encargado del Tanatorio Oeste. Sumando adeptos Hoy día, muchos murcianos optan po la incineración. Dejándolo por escrito en sus últimas voluntades o elegido por sus familiares. Las peticiones de incineración son cada vez más frecuentes y nos preguntamos: ¿cuáles son realmente las causas? Pues el cambio de mentalidad, un problema estrictamente material (la falta de espacio), el ahorro económico o la higiene son algunas de las razones que exponen los profesionales del sector. «Un alto porcentaje de jóvenes murcianos declara en sus pólizas la opción de crematorio», afirma Jose Manuel García, gerente del Tanatorio Oeste. La opinión generalizada de algunos de los empresarios murcianos del sector nos muestra unanimidad al afirmar que. Cerca de un 40% solicita el horno crematorio, frente a un 60% que sigue sepultando a sus difuntos guiados por sus creencias. «De cada diez cuerpos, tres de ellos se incineran», afirma Jose Francisco Martínez, empleado de la Funeraria Nuestra Señora de Remedio. No obstante, si por algo aumenta el número de incineraciones en la Región es por los extranjeros residentes. «El 90% de los extranjeros que mueren son incinerados», afirma Piñero. «Ellos tienen otro concepto de la muerte. Una vez que alguien fallece, ahí se acaba todo», agrega Juan Jeréz, propietario de la Funeraria La Merced. «Sobre todo en las zonas de costa hay más demanda de este servicio que en el interior. Quizás seade la Región son más reacios frente a una mentalidad más abierta que predomina en la capital murciana», explica García. «Son pocos los casos de ancianos incinerados. Sin embargo un alto porcentaje de cuerpos de menos de 50 años optan por la cremación» añade Jeréz. Más barato y sostenible «Sin duda es un método más sencillo, práctico, higiénico y preserva el medio ambiente. Si hablamos de las ventajas de la cremación, debo decir que es tan limpia que el humo es imperceptible y no se siente ningún tipo de olor en las emanaciones de la chimenea. Cremar no contamina», argumenta Susi Montiel, empleada del Tanatorio Lázaro Soto. «Tiene ventajas ecológicas», añade Mariano Cánovas, propietario del Tanatorio Funeraria Dos Mares. Otra de las principales razones por las cuales cada vez más murcianos se decantan por la incineración es el coste. En la mayoría de las cremaciones, no se realizan gastos como el pago del terreno en el cementerio, el arriendo de una sepultura, la reducción y el traslado de restos (en caso de exhumaciones). Por lo general, no hay gastos posteriores para lápidas, cuidado de tumbas, etc. Salvo para aquellos que deseen conservar las cenizas en el cementerio. Aun así, las opciones de enterrar las ánforas o mantenerlas son más económicas que los entierros comunes. «Es la opción más asequible para un funeral, pues cuesta menos que una inhumación en un cementerio privado. Si no se hace velación, el crematorio ronda un coste de unos 600 euros frente a los 2.160 euros de media que cuesta tener en propiedad un nicho en segunda fila en Lorca», expone Montiel. por la posible cercanía de arrojar las cenizas al mar», incide Piñero. «Además, los pueblos No obstante, Cánovas explica que los costos de incineración varían según lo que pida el cliente. La cremación directa es más barata; sin embargo, si se realiza el servicio de recogida de cadáver y la colocación del mismo en el arca (ataúd), se alteran los precios. Algunos clientes han llegado a pagar desde 6.000 a 8.000 euros. ¿Creyente o no creyente? En cuanto al proceso 'in situ', «suele durar unas dos horas y media aproximadamente, dependiendo de la contextura de la persona fallecida, en cuanto a estatura o peso», afirma Cánovas. Es importante conocer que la inhumación tradicional en un cementerio tiene unos costes elevados: de unos 3.000 euros, aproximadamente, en un nicho en propiedad (en pared) en el cementerio municipal de Murcia, argumenta García. Muchos la ven como una costumbre nueva y poco tradicional, pero este proceso fúnebre data de la Edad de Piedra, e incluso la Biblia menciona la cremación en el Génesis. A pesar de ser una costumbre antigua, es considerada hoy un servicio funerario moderno. Las costumbres funerarias se asemejan a las creencias de cada individuo. Diferentes son las prácticas usadas para recordar a los muertos. Estas costumbres varían extensamente entre las culturas. «La gente es menos creyente y tiene menos prejuicios al hablar de la muerte. Es una elección personal basada en las creencias religiosas», incide Martínez. Una decisión intransferible.

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