jueves, 30 de diciembre de 2010

En Bolivia las ñatitas de difuntos


Cementerios de las ciudades de El Alto y La Paz son visitados por centenares de familias que buscan la bendición sacerdotal para sus “ñatitas” en la fecha de finados, llevadas en urnas, a pesar de que desde 2008 este ritual fue prohibido por los líderes católicos.
Para creyentes como David Mamani, los cráneos humanos protegen de robos y actos de envidia a quienes los veneran una semana después del Día de Difuntos, fiesta en la que en varios países latinoamericanos se vive la creencia de que los muertos hacen una visita a sus seres queridos.
“Es una tradición que cultivamos en mi casa desde hace 10 años. Manuel (cuya calavera conserva en casa) me ayudó mucho, por eso le rindo culto”, afirmó.
Adornada con flores blancas y moradas, en una caja de cartón y con un cigarrillo en la boca, otra calavera, de alguien que en vida se llamó David, fue llevada hasta un camposanto donde sus deudos rezaron plegarias cristianas.
El culto a las calaveras, renacido en las dos últimas décadas en el occidente andino de Bolivia, parece consolidarse pese a la aparente oposición de vastos sectores de la población mayoritariamente católica.
Muchas personas aseguran que las “ñatitas” que tienen en sus domicilios no son de familiares sino que las robaron de cementerios.

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