domingo, 15 de mayo de 2011

El giro que han dado los cementerios urbanos

Fuente: Portalinmobiliario.com


Los cementerios, antes considerados sólo "receptáculos", se reivindican hoy como verdaderos museos de arte que tienen una historia que contar. Además, la versión moderna de los camposantos está cargada de un concepto urbanístico y paisajístico pensado para sorprender.

Por lo general, nadie quiere tener un cementerio cerca de su casa, pero todos reconocen que son necesarios. Y es que no son sólo lugares donde se depositan los restos de nuestros seres queridos; son espacios con historia que juegan un rol trascendental en la sociedad. Pero tuvo que pasar mucha agua bajo el puente para que los cementerios llegaran a ser lo que conocemos hoy.
Hace varios siglos atrás, los deudos se enterraban en los mismos templos e iglesias, pero los más críticos del sistema argumentaron que los malos olores y la falta de asepsia que producía la descomposición de los cadáveres hacía imperativo crear lugares especiales para tal fin. Nacieron así los cementerios, tímidamente, pero siempre a las afueras de las ciudades.
Según la doctora en historia de la Universidad Católica y master of arts de la Universidad de Yale, Sol Serrano, “al comienzo eran sólo terrenos, luego fueron construyéndose mausoleos y fue en la segunda mitad del siglo XIX en que se empezó a planificar como parques con calles y jardines”, dice. Había nacido un concepto arquitectónico detrás de la idea del cementerio.
Hoy los camposantos son verdaderas joyas del patrimonio artístico y un reflejo de la comunidad que convive con ellos, sólo hay que saber observarlos. Incluso algunos los consideran verdaderos museos al aire libre donde se pueden ver grandes mausoleos, tumbas con valiosas esculturas y estatuas que hacen de los cementerios un espacio silencioso de la historia de una sociedad y su gente.


El arribo de los cementerios 2.0

Pese a haberse transformado en lugares con historia, los cementerios en su mayoría, siguen siendo mirados con recelo entre las personas. Por el sólo hecho de saber que hay cadáveres, el aire se enrarece y son pocos los que van “de paseo” a uno de éstos.
Pero desde principios de la década de los 80 que existe una versión más amigable de los cementerios. Un claro ejemplo de lo anterior es el Parque del Recuerdo, que más que estar compuesto por tumbas y nichos pegados uno tras otro, contempla amplias áreas verdes con un entorno paisajístico y urbano, diseñado incluso bajo un máster plan llevado a cabo por connotados arquitectos y paisajistas. Aquí nada se deja al azar.
“El objetivo es hacer un cementerio amigable, integrado con la comunidad y rodeado de naturaleza (…) incluso un lugar de encuentro familiar. Las 176 hectáreas de parque le permite ofrecer a la ciudad un entorno de gran belleza urbanística”, dice el gerente comercial de Parque del Recuerdo, Sergio Cortés.

Grandes explanadas de pasto, árboles y fuentes de agua, invita a las personas a visitar este tipo de cementerios, que recibe a 100.000 personas al mes. Y es que uno de los ganchos a los cuales apuesta esta nueva generación de cementerios es la naturaleza. Porque las cifras no mienten, este parque santo aporta con el 7,3% de todas las áreas verdes existentes en la ciudad de Santiago.
Pero más allá de que los cementerios sean un aporte social, que muchas veces pocos quieren, estos lugares juegan un rol trascendental para vivir el proceso de duelo. Según la psicóloga y asesora de Parque del Recuerdo, Gabriela Hirsch: “es fundamental contar con instancias para recordar a nuestros seres queridos y que las personas tengan las herramientas que les permitan cubrir sus necesidades básicas”.
“En todos los países hay cementerios con valor histórico y patrimonial, por eso buscamos ampliar la visión de los cementerios con arquitectura de siglos anteriores, los cuales hoy son declarados bienes”, concluye Cortés.

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