lunes, 9 de abril de 2012

El Vaticano no ve con buenos ojos a la cremación: El Rito de Exequias


El nuevo “Rito de las exequias” que ha publicado la Santa Sede para uniformar las acciones a seguir tras el fallecimiento de una persona no recomienda la cremación del cuerpo y el posterior esparcimiento de las cenizas del difunto.
El texto, publicado por la Librería Editrice Vaticana, fue presentado recientemente en la sede de Radio Vaticana, en una nueva edición en la que se han revisado, entre otras cosas, todos los textos bíblicos y de oración.
Una primera novedad se refiere al momento de la visita a la familia, que no se contemplaba en la edición anterior. “Para un sacerdote, es un momento para compartir el dolor, escuchar a los familiares afectados por el luto, y conocer algunos aspectos de la vida de la persona difunta con el fin de ofrecer un recuerdo correcto y personalizado durante la celebración de las exequias”, señala.
Otra novedad es la secuencia ritual, revisada y enriquecida, en el momento de cerrar el ataúd. Se proponen textos adecuados a diversas situaciones: para una persona anciana, para una joven, para quien ha muerto inesperadamente.
En cuanto al rito de las exequias, otra adaptación permite pronunciar palabras de cristiano recuerdo del difunto en el momento de la despedida. Asimismo, se ha añadido una amplia propuesta de formularios para la oración de los fieles.
Pero la novedad más significativa la constituye el apéndice dedicado a las exequias en caso de cremación. Monseñor Angelo Lameri, de la Oficina Litúrgica nacional de la Conferencia Episcopal Italiana, explica en el libro que se ha colocado la cremación en un apéndice aparte para subrayar la postura de la iglesia.
“Aunque no se opone a la cremación de los cuerpos cuando no se hace ‘in odium fidei’, la iglesia sigue considerando que la sepultura del cuerpo de los difuntos es la forma más adecuada para expresar la fe en la resurrección de la carne, así como para favorecer el recuerdo y la oración de sufragio por parte de familiares y amigos”, indica.A su vez, y excepcionalmente, los ritos previstos en la capilla del cementerio o ante la tumba se pueden celebrar en el lugar mismo de la cremación. Se recomienda también el acompañamiento del féretro a dicho lugar.
De especial importancia para la Santa Sede es la afirmación de que “la cremación se considera concluída cuando se deposita la urna en el cementerio”.
Y ello porque, aunque algunas legislaciones permiten esparcir las cenizas en la naturaleza o conservarlas en lugares diversos del cementerio, “estas prácticas producen no pocas perplejidades sobre su plena coherencia con la fe cristiana, sobre todo cuando remiten a concepciones panteístas o naturalistas”.


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