lunes, 9 de abril de 2012

El día en que China barre sus tumbas: en medio de la burbuja funeraria


Los chinos escenifican cada 4 de abril su recuerdo a los ancestros. La festividad Qingming o Día de Barrer las Tumbas certifica que la sociedad prorroga el debido respeto confuciano de hijos a padres más allá de la muerte. Las aglomeraciones se trasladan por un día a los cementerios y los chinos observan la liturgia de limpiar las tumbas y quemar papeles que representan objetos de lujo con la certeza de que llegarán a sus seres queridos transmutados en bienes reales.
Durante mucho tiempo tan solo se quemaban cigarrillos o billetes de dinero falsos, pero un vistazo a las tiendas revela una oferta creciente: esforzados trabajos de papiroflexia en forma de mansiones, coches de lujo, joyas o botellas de baiju (el alcohol chino que abrasa la garganta sin piedad). El último grito son las representaciones de productos Apple: no solo teléfonos y tabletas, sino auriculares, cargadores y el resto de complementos de la compañía de Cupertino. «Esperamos que los muertos puedan comprobar el progreso de nuestra sociedad», declaró un comprador a la prensa local.
El cementerio encoge el ánimo estos días y no solo por los seres queridos que ahí yacen. Hasta el camposanto se ha extendido la rampante inflación que deprime a la población y asusta a las autoridades. El precio de la vivienda, una de los lamentos recurrentes de los chinos, no es menor que el de las tumbas. Se ha acuñado el término «esclavo de la tumbas» para los que se esfuerzan para pagar sus entierros, el de sus padres y los alquileres de los camposantos.
Mientras el metro cuadrado de la vivienda usada cuesta 2.800 euros en Pekín, un espacio de 0,7 metros cuadrados rozaba los 3.000 euros en el cementerio de Taofeng, situado en las cercanías de la capital y uno de los más baratos de la zona. Los precios han empujado a muchos pequineses hacia los cementerios de Hebei, la provincia que abraza Pekín. En los casos extremos, las familias entierran al finado en un agujero excavado en su terreno.

Hasta un millón de euros

El metro cuadrado de tumba se revaloriza un 25% anual de media y en algunos casos se ha quintuplicado en cuatro años. Un diario local elaboró una clasificación el pasado año con las tumbas más caras. En el cementerio Anleyuan de Xiamen (provincia de Fujian) se ofertaba una por un millón de euros. En el de Xiang'an de Guangzhou (Guangdong), un espacio de 1,39 metros cuadrados costaba 20.000 euros, 15 veces más que el precio de la vivienda. El Gobierno provincial, que ya emprendió hace años un programa de «viviendas asequibles», ha prometido añadir otro de«tumbas asequibles».
El problema de fondo son los nueve millones de chinos muertos anuales y la escasez de suelo en las ciudades. Zhang Hongchang, director de la Asociación Funeraria de China, advertía recientemente en la prensa local de que Pekín se convertirá en «una ciudad de tumbas» si no se cambiaba la mentalidad. «Si vives en una ciudad, deberías aceptar que sólo dispondrás de tu tumba durante 20 o 30 años», explicó.
La incineración es obligatoria pero sólo se cumple en la mitad de los casos. Pekín aconseja los entierros ecológicos y tirar las cenizas al mar. Su voluntad choca con la centenaria tradición china del peregrinaje a los cementerios en Qingming.
Texto: Adrián Foncillas

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