martes, 3 de julio de 2012

¿Quién robó la dentadura de Brahms?

Los dientes se les caen a los vivos, pero también los pierden los difuntos. Empezando por los casos ilustres de Johannes Brahms y Johann Strauss, víctimas ambos de una profanación que los ha dejado "temporalmente" sin dentadura.
Se ha propuesto encontrarlas la policía austriaca. De hecho, parece haberse identificado a un eslovaco que opera desde hace años en el cementerio de Viena. O parece haberse identificado él mismo, puesto que el "vampiro", cuyas iniciales responden a O.J. (nada que ver con Simpson) remitió a la comisaría un vídeo en el que aparece exhibiendo la nobilísima calavera de Brahms después de haberle despojado la dentadura.

Semejantes truculencias se antojan la obra de un exhibicionista y de un profanador en serie que podría haber cometido numerosos ultrajes de corte melófobo más allá de las dentaduras de Brahms y de Johann Strauss. Entre otras razones porque el cementerio central de Viena aloja, entre muchas otras glorias de la música, las almas y los dientes de Gluck, Salieri,  Schubert, Von Suppé, Lanner y Arnold Schoenberg.
También residen en el mismo camposanto los restos mortales de Beethoven, pero O.J. no ha podido robarle la dentadura porque el cráneo del compositor germano ya había sido separado del cuerpo en 1863. Se trataba de someterlo a un estudio científico, si bien la cosa y el caso degeneraron en un saqueo con resaca contemporánea.
Fue en 2005 cuando el cráneo de Beethoven -más bien unos restos- se dieron como legítimos. Los posee un adinerado empresario norteamericano, Paul Kaufman, que a su vez los heredó de un tío abuelo austriaco y que se los ofreció temporalmente al instituto toxicológico de Illinois para someterlos a una "autopsia".
Conclusión irrevocable: el compositor germano murió envenenado. No quiere decir que lo asesinaran ni que fuera víctima de un complot misterioso. Significa que Beethoven consumió demasiado plomo durante su existencia. Cien veces más del que normalmente se halla en el organismo de cualquier ciudadano convencional.
El estudio se realizó en el Instituto de Argonne con los mayores adelantos tecnológicos, aunque los autores de la autopsia nunca quisieron involucrarse en las razones que dieron lugar al envenenamiento de Ludwig van Beethoven.

Se descartó históricamente el homicidio, pero no sucede lo mismo con otras dos hipótesis complementarias. La primera consiste en que el compositor germano consumía vino blanco en copas de plomo, de modo que la reincidencia habría perjudicado seriamente su organismo. La segunda opción consistiría en que el plomo, al igual que el mercurio, se utilizaba a principios del siglo XIX como una solución terapéutica para ciertas enfermedades, incluidas las patologías abdominales que habría padecido el celebérrimo autor de Fidelio.
Así se explica que varios científicos hayan diagnosticado a Beethoven el síndrome del saturnismo, una enfermedad asociada a la intoxicación de plomo que han padecido muchos otros creadores ilustres -Goya, Van Gogh- y cuyos trastornos podrían incidir positivamente en la creatividad, de acuerdo con ciertas teorías.
No es el momento de profundizar en ellas. Es el momento de capturar a O.J., sobre todo porque la localización y el arresto del sujeto podría llevar al escondite donde el profanador parece haber concebido un museo con los hitos de su saqueo en el cementerio de Viena.
Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/blogdepecho/2012/07/02/quien-robo-la-dentadura-de-brahms.html

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