Aunque muchos padres evitan hablar de la muerte
con sus hijos, en algún momento de sus vidas, tendrán que hacerlo.
Cuando se muere un familiar o un amigo, muchas veces no sabemos qué
decirles. ¿Cómo podemos explicar lo inexplicable a los niños? Es cierto
que hablar de ello no resuelve todos los problemas, pero si no se habla
podemos estar creando tabúes y limitaciones a la hora de comprender el
significado de la muerte y de los sentimientos que genera.
¿Cómo perciben los niños la muerte?
La muerte y los niños
¿Debemos hablar de la muerte con nuestros hijos? Los niños perciben
todo lo que ocurre a su alrededor, incluso cuando eludimos hablar de un
asunto que nos afecta o que no sabemos cómo plantearlo. Algunos padres
prefieren no hablar de estos temas para proteger a sus hijos de
preocupaciones o posibles malos tragos y otros consideran que no es
prudente hablar cualquier tema con los niños, argumentando que
posiblemente no entiendan o no quieran saber.
Sin embargo, para los temas delicados, tenemos que encontrar un equilibrio entre eludir y confrontar una información:
- Estar siempre abiertos a los intentos de comunicación de los niños
- Escuchar, comprender y respetar los sentimientos de los niños
- Dar explicaciones sinceras, con sentimientos, breves y fáciles de entender
- Dar respuestas en un lenguaje sencillo y adecuado para la edad del niño
- Observar si el niño entendió la explicación y no dejarlo con dudas
- Estar siempre abiertos a los intentos de comunicación de los niños
- Escuchar, comprender y respetar los sentimientos de los niños
- Dar explicaciones sinceras, con sentimientos, breves y fáciles de entender
- Dar respuestas en un lenguaje sencillo y adecuado para la edad del niño
- Observar si el niño entendió la explicación y no dejarlo con dudas
La vida y la muerte, según los niños
Los estudios revelan que los niños atraviesan una serie de etapas en
su entendimiento de la muerte. Los preescolares normalmente entienden la
muerte como algo reversible, temporal e impersonal, como ocurre en los
dibujos animados, por ejemplo. Entre los cinco y los nueve años de edad,
la mayoría de los niños comienzan a darse cuenta de que la muerte es
algo definitivo y que todos acabamos muriendo, aunque abrigan la idea de
que, de algún modo, podemos escapar de ella por medio de nuestro propio
ingenio. A estas edades, los niños asocian la muerte con un esqueleto o
con un ángel, y algunos de ellos llegan a sufrir pesadillas.
A partir de los nueve o diez años de edad y durante la adolescencia,
los niños empiezan a entender plenamente que la muerte es irreversible, y
empiezan a elaborar ideas filosóficas acerca de la vida y la muerte.
Cómo explicar la muerte a los niños
El doctor Earl A.Grollman, en su libro Explaining Death to Children
dice que la muerte se puede explicar mejor con términos muy sencillos.
Según él, se debe explicar a los niños que cuando las personas se mueren
ya no respiran, no comen, no hablan, no piensan y no sienten. Son como
perros muertos que dejan de ladrar y correr o como las flores muertas
que ya no crecen ni florecen. El libro también enseña que las ideas
equivocadas de los niños acerca de la muerte pueden dar lugar a
problemas. Algunos niños confunden la muerte con el sueño, especialmente
si escuchan a un adulto que se refiere a la muerte empleando uno de los
muchos eufemismos como "el descanso eterno", etc. Como resultado de la
confusión, el niño puede empezar a tener miedo a dormir. Lo mismo puede ocurrir si el niño escucha que alguien se ha muerto a causa de una enfermedad.
Los preescolares no saben distinguir entre una enfermedad grave o un
simple constipado. Cuando se muere alguien cercano a la familia, todos
necesitan tiempo para asimilar la pérdida, incluso los niños pequeños.
Aunque no entiendan el sentido pleno de la muerte, se dan cuenta de que
algo serio está ocurriendo. Si mostramos abiertamente nuestro dolor, llanto
y tristeza a los niños, sin expresar debilidad, ellos entenderán que la
muerte es una pérdida que se siente profundamente y que es un proceso
por el que todos tenemos que pasar. Es importante ayudar a los niños a
entender la pérdida y el dolor, y a compartir el sentimiento con ellos.
Nuestros propios sentimientos y actitudes sobre la muerte y la pérdida
de seres queridos se transmiten al niño, intentemos o no camuflar
nuestros verdaderos sentimientos. La forma en que hablamos y compartimos
nuestras experiencias con el niño puede ser lo que más recuerde.
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