Por Malena Rey
Los relatos
encerrados detrás de los muros de los cementerios difícilmente sean felices y
esperanzadores. Por el contrario, todos tienen la potencia de un morbo
infinitamente más interesante, tan misterioso como la muerte, que llega hasta
nosotros distorsionado, alimentando alguna leyenda.
Entre historias de
muertos y cadáveres –grandilocuentes, olvidadas o populares– se metió Mariana Enríquez,
una visitante fascinada que recorrió los silenciosos cementerios, última morada
de sus huéspedes, en viajes fugaces, y tomó notas. Todo ese material, no
exhaustivo, sí sugerente, se reúne ahora en su nuevo libro de ¿crónicas?
¿relatos de viaje? llamado Alguien camina sobre tu tumba, en el que encontramos
las impresiones de una mujer curiosa, una peregrina que en cada nueva ciudad se
dirige como hipnotizada hasta las necrópolis.
El hallazgo más
feliz es su prosa ajustada, su recorrido caprichoso, su fascinación que de tan
genuina genera un efecto contagio. Y otro de los aciertos del libro es poner al
mismo nivel las visitas a las tumbas famosas –Elvis en Graceland, Julio
Cortázar en Montparnasse–, con historias de cultos y rituales menos extendidos
que exhiben las preocupaciones sobre qué trato darles a los cuerpos. Estas
pequeñas narraciones son las más apasionantes, las que revelan detalles
secretos y transforman a un cementerio en un lugar donde, además de enterrarse
restos, se cruzan relatos.
Del misterio de las
cruces torcidas de la Isla Martín García al cementerio sumergido de Villa
Epecuén en la provincia de Buenos Aires, pasando por la tumba de la sacerdotisa
vudú en Nueva Orleans o por el despliegue del culto a los muertos en
Guadalajara, Enríquez revela un mundo sombrío que no desentona con el universo
de sus ficciones, en el que también tienen lugar lo oscuro, lo bajo, lo gótico,
lo siniestro, en un cóctel personalísimo, que encuentra en este libro uno de
sus puntos más altos en “El hueso de los inocentes”, el relato de su visita a
las catacumbas parisinas del que se lleva entre sus ropas un particular souvenir:
un hueso al que llama François (“François nunca me trajo problemas. No viene
con su fantasma. No se está desintegrando ni se desarma. Diría que es feliz,
pero no sé si los huesos pueden ser felices”, dice allí).
Esta constelación
de relatos sobre las moradas de los cuerpos sin vida toma dimensiones emotivas
en el último de los textos, en el que narra el entierro de los restos de la
madre de su amiga y colega, la periodista Marta Dillon, asesinada durante la
dictadura, y reflexiona sobre la importancia de darle sepultura. Pero esto no
termina aquí: el volumen cierra con una lista de “Cementerios que quiero ver
antes de morir”, como una forma de asegurarse la continuidad de un proyecto que
es registro y es viaje, lejos de las palabras obvias sobre la muerte y la
ausencia.
Alguien camina
sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios
Mariana Enríquez
Galerna (2013)
248 páginas
$ 130
Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudad-equis/todos-tus-muertos
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