sábado, 15 de febrero de 2014

Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios: Mariana Enríquez

Por Malena Rey
Los relatos encerrados detrás de los muros de los cementerios difícilmente sean felices y esperanzadores. Por el contrario, todos tienen la potencia de un morbo infinitamente más interesante, tan misterioso como la muerte, que llega hasta nosotros distorsionado, alimentando alguna leyenda.
Entre historias de muertos y cadáveres –grandilocuentes, olvidadas o populares– se metió Mariana Enríquez, una visitante fascinada que recorrió los silenciosos cementerios, última morada de sus huéspedes, en viajes fugaces, y tomó notas. Todo ese material, no exhaustivo, sí sugerente, se reúne ahora en su nuevo libro de ¿crónicas? ¿relatos de viaje? llamado Alguien camina sobre tu tumba, en el que encontramos las impresiones de una mujer curiosa, una peregrina que en cada nueva ciudad se dirige como hipnotizada hasta las necrópolis.
El hallazgo más feliz es su prosa ajustada, su recorrido caprichoso, su fascinación que de tan genuina genera un efecto contagio. Y otro de los aciertos del libro es poner al mismo nivel las visitas a las tumbas famosas –Elvis en Graceland, Julio Cortázar en Montparnasse–, con historias de cultos y rituales menos extendidos que exhiben las preocupaciones sobre qué trato darles a los cuerpos. Estas pequeñas narraciones son las más apasionantes, las que revelan detalles secretos y transforman a un cementerio en un lugar donde, además de enterrarse restos, se cruzan relatos.
Del misterio de las cruces torcidas de la Isla Martín García al cementerio sumergido de Villa Epecuén en la provincia de Buenos Aires, pasando por la tumba de la sacerdotisa vudú en Nueva Orleans o por el despliegue del culto a los muertos en Guadalajara, Enríquez revela un mundo sombrío que no desentona con el universo de sus ficciones, en el que también tienen lugar lo oscuro, lo bajo, lo gótico, lo siniestro, en un cóctel personalísimo, que encuentra en este libro uno de sus puntos más altos en “El hueso de los inocentes”, el relato de su visita a las catacumbas parisinas del que se lleva entre sus ropas un particular souvenir: un hueso al que llama François (“François nunca me trajo problemas. No viene con su fantasma. No se está desintegrando ni se desarma. Diría que es feliz, pero no sé si los huesos pueden ser felices”, dice allí).
Esta constelación de relatos sobre las moradas de los cuerpos sin vida toma dimensiones emotivas en el último de los textos, en el que narra el entierro de los restos de la madre de su amiga y colega, la periodista Marta Dillon, asesinada durante la dictadura, y reflexiona sobre la importancia de darle sepultura. Pero esto no termina aquí: el volumen cierra con una lista de “Cementerios que quiero ver antes de morir”, como una forma de asegurarse la continuidad de un proyecto que es registro y es viaje, lejos de las palabras obvias sobre la muerte y la ausencia.

Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios
Mariana Enríquez
Galerna (2013)
248 páginas
$ 130

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudad-equis/todos-tus-muertos

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