Fuente: http://internacional.elpais.com/internacional/2014/06/25/actualidad/1403667769_691225.html
El cementerio Sagrado Corazón en Falfurrias, Texas, es el lugar de los sin nombre, aquellos que agotaron sus esperanzas tratando de cruzar la frontera con Estados Unidos y murieron en el camino. La historia que dejaron sus cuerpos se ha convertido en el centro de una investigación después del hallazgo de restos humanos sin identificar enterrados en al menos 52 tumbas en malas condiciones.
Las puertas del cementerio están abiertas para quien
quiera desafiar el calor de la tarde en Falfurrias. Sus caminos internos están
adornados con múltiples flores e incluso guirnaldas. Nombres, fechas y
epitafios hablan del cariño de quienes mantienen vivos los recuerdos. Pero para
aquellos sin nombre, a quienes un pequeño cartel define como “restos
desconocidos”, solo la generosidad de extraños permite algunas flores en la
tierra.
No están únicamente en un lugar, sino en varios. A simple
vista parecen ser solo unas pocas tumbas, pero la clave está en el plural:
“Restos” ¿Cuántos? Nadie lo sabe. ¿Cómo están enterrados y quién trajo los
cuerpos? Tampoco está claro.
Este mes un grupo de antropólogos y estudiantes
liderados por Lori Backer de la Universidad de Baylor exhumó 52 tumbas como
parte del proyecto Reunificando Familias, que busca identificar a través de
pruebas de ADN a los inmigrantes que han fallecido en la zona. Pero lo que
encontraron en las tumbas fue mucho más allá del proyecto. Había hasta tres
cuerpos apilados en lugar de uno, bolsas de plástico y se notaba un completo
descuido en la forma en la que fueron sepultados.
“Ni siquiera en la muerte se respetó la dignidad de
los inmigrantes”, dice Eddie Canales director de Southern Texas Human Rights
Center, una organización que asiste a quienes deciden cruzar la frontera y a
personas que buscan a sus familiares desaparecidos. “Acá no se siguieron los
estándares éticos, lo que provocó una gran frustración en el equipo que exhumó
los cuerpos. Las funerarias -a quienes las autoridades encargan el entierro de
los inmigrantes muertos en el camino- no tienen mapas de dónde están”, explica
Canales.
Para el juez del condado, Raúl Ramírez, los
resultados de esta primera exhumación podría ser “la punta del iceberg” de lo
que podría aparecer en un futuro si continúan sacando restos.
Entre las bolsas de plástico halladas había algunas
con el nombre del condado Jim Hogg, aledaño a Brooks -donde se encontraron los
cuerpos-. Según el juez, ese es uno de los problemas más graves. “¿Cómo
llegaron esos cuerpos ahí? ¿Quién es responsable? La ley habla de un funeral
apropiado con un cajón de madera. Bolsas y varios cuerpos en una tumba no es lo
apropiado. Lo que se encontró está mal y podría rozar lo ilegal”, comenta
Ramírez.
28 de los cuerpos exhumados hasta el momento siguen
en Falfurrias y esta semana serán trasladados a la Universidad de Texas en San
Marcos.
Señales
inequívocas
Este miércoles la Corte de Comisionados del Condado
de Brooks se reunirá para decidir qué hacer. La mayoría de las autoridades
locales ligadas al tema estarán presentes, incluyendo el cuerpo especial de
seguridad pública del estado de Texas, conocidos como Texas Rangers.
Es probable que la corte vote para pedirle al fiscal
de distrito que abra una “averiguación” a cargo de los Texas Rangers; una
palabra sutil elegida por los funcionarios locales que no quieren hablar del
problema bajo el sobrenombre de “investigación” criminal.
El subdirector de la Oficina del Sheriff en el
Condado Brooks, Benny Martínez, insistió en que es necesario esperar a que
comiencen las averiguaciones para determinar responsabilidades, pero en su
opinión las funerarias a cargo del manejo de los cuerpos son en parte
responsables.
“Habrá que ir paso a paso y ver cuántas veces se les
ha pagado y conectar los cuerpos con eso. Nosotros les pagamos por un servicio,
pero incluso si fuera un favor, no es correcto tratar a las personas fallecidas
de esta forma”, dijo.
La averiguación local podría levantar mucha más
tierra de la esperada, considerando que el condado se ha enfrentado a diversas
crisis por las decenas de cuerpos de inmigrantes que han sido hallados en sus
límites en los últimos cinco años.
Consultada por EL PAÍS, la compañía que administra
algunas de las funerarias de la zona, Service Corporation International,
asegura que “durante años se ha trabajado de cerca con las autoridades locales
y federales para manejar la situación. Los restos deben ser tratados con
dignidad y respeto". Pero no responde a las preguntas sobre el protocolo que
se utiliza para sepultarlos
Solo en 2012 se encontraron 129 inmigrantes muertos
en Falfurrias, el año pasado fueron 87 y en 2014 se han hallado 33. Por delante
viene la peor época, ya que el verano es la estación más difícil del año para
quienes deciden arriesgarse y cruzar la frontera en esta zona agreste y árida.
Según el juez Ramírez, encargarse de los cuerpos
tiene un costo para el condado de cerca de 2.200 dólares por persona,
considerando la autopsia y el entierro, dinero que las autoridades locales han
tratado de adjudicar sin éxito al gobierno federal.
Mientras las discusiones políticas sobre inmigración
continúan en el resto del país, en Falfurrias siguen apareciendo cada semana
cadáveres de inmigrantes. A veces se ven aves volando en círculos sobre algún
rancho, que alejan la esperanza de aquellos que se acercan con agua a la zona
con la ilusión de encontrar con vida a los que han logrado cruzar la frontera.
Es tierra agreste, una que no perdona, que los
sepulta bajo el apelativo de “restos desconocidos”, sin memoria y sin futuro.
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