Los funerales del
líder de la ex Yugoslavia, Josip Broz Tito, el 8 de mayo de 1980, se realizaron
con sacos de arena en el ataúd, sin la presencia del cuerpo.
Es que el cadáver se
descompuso y de inmediato emitió un fuerte olor pestilente. Así que los más
cercanos colaboradores de Tito decidieron reemplazar con arena el cuerpo, para
evitar una situación incómoda a los jefes de estado y de gobierno que asistieron
a la ceremonia fúnebre.
Lo reveló al diario
de Belgrado Vecernje Novosti un exalto funcionario de los ex servicios secretos
yugoslavos, Obren Djordjevic.
La muerte de Tito fue
anunciada el 4 de mayo de 1980.
Fue jefe de Estado de
Yugoslavia desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte a los 87
años.
Su régimen ha sido
acusado del asesinato de prisioneros de guerra y limpieza étnica, además de
democidio y confiscación de bienes contra italianos, alemanes y húngaros de
Yugoslavia.
Después de la muerte
de Tito, en medio de una severa crisis económica, las tensiones entre los
pueblos del país crecieron. Tras el ascenso de partidos nacionalistas al poder
en Serbia, dos de sus repúblicas constituyentes (Eslovenia y Croacia)
declararon su independencia en 1991.
A ellas le siguieron
Macedonia y Bosnia-Herzegovina al año siguiente, con tenaz resistencia por
parte de Serbia.
En 1991 la tensión
entre las diferentes repúblicas derivó en el sangriento conflicto conocido como
guerra de Yugoslavia.
Fuente: http://www.ambito.com/noticia.asp?id=762754
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