"Traición,
traición, traición"... Las últimas palabras de Ricardo III han resonado
hoy con más fuerza que nunca tras confirmarse que el esqueleto hallado en
septiembre pasado, en un aparcamiento de Leicester, es efectivamente el del
último monarca de la casa York, fallecido en 1485 durante la batalla de
Bosworth ante el ejército de Enrique Tudor (que le sucedió en el trono de
Inglaterra como Enrique VII).
Los investigadores de
la Universidad de Leicester han confirmado que las lesiones de la batalla y la
escoliosis de la columna vertebral concuerdan con las características físicas
de Ricardo III. Los arqueólogos han comparado también el ADN de los huesos con
los de un descendiente de su hermana Ana de York, y el resultado ha sido
positivo. La noticia ha sido celebrada con un repicar incesante de campanas en
Leicester, una de las ciudades más antiguas de Inglaterra, con más de 20 siglos
de historia en sus ruinas medievales, romanas y celtas.
"¡Esos huesos se
quedarán en Leicester o se los llevarán en todo caso por encima de mi
cadáver!", ha declarado el alcalde local, Peter Soulsby, que ha destinado
más de un millón de euros a la compra de unos terrenos aledaños para erigir un
museo en honor a la vida y milagros de Ricardo III.
El hallazgo de la cabeza
El cráneo fue lo
primero en aparecer durante las excavaciones realizadas el pasado verano en un
aparcamiento junto a la iglesia de Grey Friars. Los arqueólogos lograron
recuperarlo prácticamente intacto, con la mayoría de los dientes y sin apenas
desperfectos, salvo las lesiones en la base de la parte trasera que han sido
además fundamentales para poder confirmar que pertenecieron al último rey
medieval de Inglaterra.
"El cráneo
estaba en unas condiciones excepcionalmente buenas", ha reconocido el
bioarqueólogo Jo Appleby, al frente del equipo que ha estado analizando los
restos mortales durante cuatro meses. Pese a la fragilidad de los restos, hemos
logrado obtener mucha un información muy detallada".
La aparición del
resto del esqueleto, con una cabeza de flecha alojada en la columna y la
desviación causante de la chepa, sirvió para reforzar la tesis de que se
trataba efectivamente del esqueleto del monarca, desenterrado poral cabo de más
de 500 años.
Según el recuento
histórico de Polidoro Virgilio, cronista oficial de Enrique VII, el cadáver de
Ricardo III fue exhibido públicamente a 22 kilómetros de Leicester tras su
muerte en la batalla de Bosworth y antes de ser enterrado en la abadía
franciscana de Greyfriars.
Ricardo III murió
"luchando como un hombre ante la presión de sus enemigos" y llegó
inclusó a matar al portaestandarte de Enrique VII, antes de caer abatido y de
culpar en el último momento de su derrota al cambio de bando del barón Stanley
que desequilibró finalmente la batalla: "Traición, traición,
traición"...
¿Infidelidad en la corona?
¿Y si toda la
historia de la corona británica, desde Ricardo III en adelante, estuviera
viciada por un adulterio? Nadie habría imaginado que, cinco siglos después de
su muerte, la aparición del rey inmortalizado por Shakespeare como un temible
villano pondría en jaque a sus sucesores. Este increíble capítulo de la
historia comenzó en febrero de 2012 cuando fueron hallados los presuntos restos
de Ricardo III bajo un estacionamiento de Leicester. Luego de meses de
estudios, en los que se cotejó el ADN de los restos con el de un descendiente
directo, los científicos han confirmado la presunción. Se trata de Ricardo III,
quien falleciera a los 32 años en la batalla de Bosworth, donde fue vencido por
Enrique Tudor.
Y no sólo eso: los
estudios han detectado una ruptura en la historia genética que implicaría una
infidelidad y, por consiguiente, la ilegitimidad de todos los eslabones reales
de los últimos siglos. La ruptura del cromosoma Y, solo explicable por una
“falsa paternidad” pone en duda la sucesión “sanguínea”, aunque no se sabe en
qué eslabón de la cadena se cometió. Por las dudas, los investigadores de la
Universidad de Leicester aclararon:
"no estamos afirmando de ninguna manera que Su Majestad Isabel II no
debería estar en el trono". Pero la duda histórica ha sido sembrada. Según
la investigación, la ruptura afecta a la legitimidad de Enrique IV, Enrique V, Enrique VI y de "toda la
dinastía Tudor", empezando por Enrique VII y siguiendo por Enrique VIII,
Eduardo VI, María I e Isabel I. Así, al tiempo que se confirma uno de los
hallazgos históricos más relevantes en mucho tiempo, se abre un nuevo
interrogante que deparará el desvelo de los científicos y de la familia Real
británica.
Fuentes: http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/04/cultura/1359975198.html
http://co.tuhistory.com/noticias/el-cadaver-de-ricardo-iii-el-rey-villano-y-una-infidelidad-que-sacude-la-realeza-britanica
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