martes, 26 de mayo de 2015

Bogotá: memorias de ultratumba del Cementerio Central asombran a sus ciudadanos



Por: Daniel Salazar

El Cementerio Central de Bogotá es uno de los más antiguos y con mayor historia del país, sus instalaciones datan de 1836 y en ellas reposan expresidentes, figuras políticas, empresarios y gente del común.
El lugar es imponente incluso desde la entrada. En la puerta principal se asoma la escultura de Cronos, el dios del tiempo griego que vigila desde lo alto todo lo que pasa en este lugar en el que corre un viento frío que penetra los huesos de los vivos.
La luz de sol no se asoma en ese rincón de la ciudad, tan solo los destellos que se alcanzan a colar por entre los muros y la tumbas.
Los bogotanos interesados en la historia de este lugar se reúnen para hacer recorridos guiados en el día y en la noche. Ellos no son los únicos visitantes del sitio pues, según el relato popular, por allí se aparece una que otra bruja vagando por entre los corredores, hablando en otras lenguas y maldiciendo.
Innumerables historias se tejen alrededor del cementerio de la calle 26, un lugar en el que prima el misterio, el romanticismo y lo milagroso.
CÍVICO hizo un listado de las tumbas más visitadas del Cementerio Central, aquellas que despiertan todo el interés de la ciudadanía, bien sea por los supuestos favores concedidos por los difuntos o por la importancia histórica del personaje.

La tumba de José Asunción Silva, uno de los poetas más importantes de Colombia en el siglo XIX, se encuentra en el Cementerio Central junto a la de su hermana Elvira, de quien dicen aún era su enamorada.
Este poeta bogotano se suicidó sin aparente explicación en 1896, cuando apenas tenía 31 años. Su obra marcó una ruptura con el estilo de la época y por eso se le considera un precursor del modernismo.
Silva murió sin publicar un solo libro, pues parte de su trabajo se perdió en un naufragio en cercanías a Barranquilla. Su forma de pensar y escribir fue muy criticada en su época, incluso fue motivo de mofa.
Su sepulcro es visitado a diario por los incomprendidos, aquellas personas que no encuentran su lugar en la sociedad. El lugar en el que reposan sus restos además es punto de encuentro de los enamorados y de aquellos que se enfrentan a una relación amorosa imposible.  (Lea también: ‘Un duende ronda la cocina y la fiesta de este restaurante-bar de La Candelaria’).
Julio Garavito Armero fue un reconocido astrónomo, matemático e ingeniero bogotano que realizó innumerables estudios en el campo de la ciencia en el siglo XIX en Colombia.

A pesar de su indudable importancia, su nombre e imagen es recordada porque aparece impresa en el billete de 20.000 pesos. Garavito fue sepultado en el histórico cementerio luego de su fallecimiento en 1920, y desde entonces su tumba es visitada por los supersticiosos.
Las personas visitan este lugar para pedirle al espíritu de Garavito que les ayude económicamente, ya que asocian su figura con abundancia. Por eso es común ver en su sepulcro decenas de flores de color azul, el mismo tono del billete, que decoran el sitio.
Incluso hay personas que frotan el billete de 20.000 pesos contra la piedra en la que descansa Gavarito para que que no falte el dinero en las casas. (Lea también: ‘La enigmática casona del Salto de Tequendama deja atrás sus fantasmas’).

Leo Siegfried Kopp Koppel fue un reconocido empresario nacido en la ciudad alemana de Offenbach en 1858, famoso por haber sido el fundador de Bavaria, la compañía cervecera más importante de Colombia.
Los que lo conocieron en vida dijeron en su momento que fue una gran persona y un muy buen jefe. Los actos los respaldan, este hombre construyó el barrio ‘La Perseverancia’ , con servicios de agua potable y energía eléctrica, para sus empleados.

Muchos años han pasado después de su muerte, pero aún hay quienes visitan el Cementerio Central para hablarle al oído a la escultura dorada que adorna su tumba, con el propósito de que les ayude a cumplir sus deseos. Aunque la especialidad de este santo popular es dar trabajo.
Las personas creen que la estatua es la representación de Leo Koop, pero en realidad es una copia de la famosa escultura ‘El pensador de Rodin’.
Los creyentes le piden todo tipo de deseos, incluso las trabajadoras sexuales lo visitan para recibir protección del más allá. Hay quienes dicen que hay que decirle un secreto a la vez porque o sino no los escucha, ya que en vida supuestamente tenía problemas de audición.
Algunos argumentan que es necesario hablarle al oído izquierdo porque es en el que mejor recibe el mensaje. Lo cierto es las personas siguen confiándole sus secretos al buen Leo Koop, que desde otro mundo le sigue colaborando a los bogotanos humildes.
Uno de los mausoleos más interesantes y bellos del cementerio es el de las hermanas Bodmer, el cual tiene dos estatuas que representan a las dos niñas fallecidas en1903.

Es muy poco lo que se sabe acerca de la historia de estas pequeñas, lo único que se presume es que murieron a causa de una extraña enfermedad conocida como ‘sangre azul’ .
Su mausoleo tiene una inscripción que dice “fueron la delicias del hogar”, este uno de los pocos indicios que se tienen sobre su origen.
De acuerdo al relato popular, una madre desesperada porque su hijo tenía la misma enfermedad de las hermanas Bodmer fue a pedirle a la niñas en el Cementerio Central que salvaran a su hijo.
Milagrosamente el joven se curó y desde entonces miles de bogotanos veneran el sitio de reposo de estas niñas que supuestamente curan las enfermedades más dolorosas y complicadas.

Los invitamos a que nos digan si han recorrido el Cementerio Central de Bogotá y cómo fue la experiencia. De seguro se nos olvidaron muchos secretos más de este sitio.


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