Por El Comercio Perú
/ Lino Chipana
Este panorama es
común aquí, pues los límites del camposanto y la zona habitada no están bien
definidos. Se estima que tiene un área aproximada de 27 mil m2; sin embargo, no
está propiamente cercada. Por ello es que muertos y vivos conviven en un mismo
espacio. “Hemos ido a la municipalidad a pedir que deje de funcionar. El
principal problema son las moscas que atraen los cadáveres recién enterrados
[vectores de enfermedades]”, afirmó Giovanna Mendoza, vecina.
Desde 1998, la
Dirección General de Salud Ambiental del Ministerio de Salud constató que dicho
lugar no cumplía con las condiciones de salubridad y seguridad. El cementerio
funciona sin permiso. Aldo Lama, jefe de la Dirección Regional de Salud del
Callao, informó que el cementerio tiene que ser habilitado por su entidad. “No
cumple con varios puntos de la Ley de Cementerios. No tienen un plan de gestión
de residuos y sus pabellones tienen más de seis pisos [representa riesgo de
derrumbe]”, aseveró.
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