Por P.D.A Málaga /
Fotografía ABC
El Archivo Municipal
de Málaga permite conocer cómo fueron las exequias de Felipe «El Hermoso» a
través de la exposición de un documento del 12 de octubre de 1506 inserto en el
volumen 5 de las Actas Capitulares- en el que se relata la ceremonia y protocolo
que rodearon la muerte del monarca.
El 29 de septiembre
de 1506, desde la ciudad de Burgos, se anuncia la muerte del Rey Felipe I de
Castilla «El Hermoso» a los dirigentes y súbditos malagueños. En este
documento, además de explicar la triste pérdida, se pide a la ciudad de Málaga
que haga las exequias al igual que se hicieron con ocasión del fallecimiento de
la Reina Isabella Católica. Tras la comunicación real, el cabildo malagueño
había de reunirse para empezar a organizar los actos y adoptar todas las
medidas necesarias.
El documento seleccionado
para ser expuesto recoge todas las medidas que establecen las autoridades
municipales para la celebración de las exequias por la muerte del monarca. Los
inicios del siglo XVI fueron especialmente complicados para la Monarquía
española que tuvo que afrontar el fallecimiento de varios de sus herederos al
trono. Las honras fúnebres por los miembros reales constituían una de las
partes más significativas del protocolo ceremonial de la monarquía hispana
durante el Antiguo Régimen, reseñó el Ayuntamiento malagueño en un comunicado.
Tras el
fallecimiento, el ritual funerario se dividía en dos partes, una parte privada,
que se celebraba en los días inmediatamente posteriores a la muerte, y otra
parte pública, las cuales no solo se celebraban en la Corte sino en todas las
partes del Reino, y en las que participaban activamente los gobernantes
civiles, el sector eclesiástico y todos los súbditos.
Solían realizarse al
cabo de unas semanas o incluso, a veces, meses después del fallecimiento,
dependiendo de la fecha en que se conociera la noticia, que no siempre llegaba
de forma inmediata. Una vez la carta era recibida, correspondía a los gobernantes de cada lugar
establecer todo lo concerniente a su organización siendo el cabildo municipal
el responsable de que esto se realizara con el máximo boato posible, y
colaborando con ellos los dirigentes del clero.
Duraban por lo general dos días. En el primero, normalmente por la
tarde, se solemnizaban las llamadas «vísperas de difuntos» y al día siguiente
se hacían las misas, que por lo general eran tres, siendo la más solemne la de
«Requiem» en la que se predicaba el sermón fúnebre donde se elogiaban las
virtudes y buen hacer del fallecido, y
se colocaba el túmulo o simulacro de tumba.
El presupuesto que
suponía una celebración de estas características recaía en las arcas
municipales de los respectivos concejos que no siempre estaban en condiciones
de asumirlos, pero aun así se esmeraban en cumplir las órdenes de la Corona.
Fuente: http://sevilla.abc.es/andalucia/malaga/20150923/sevi-fueron-exequias-felipe-hermoso-201509222014.html
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