Husmeando en webs de contenido fúnebre he encontrado un cementerio de mascotas en Japón. Ofrece todos los servicios fúnebres que la moda imperante ha impuesto en el caso humano: cremaciones, lapidarios de lujo, servicios exequiales y un montón de huevadas que no creo que a ellos (los animales) les importen en lo más mínimo. Decía Rotarito cuando estaba vivo: "mira cabrón, no me vayas a enterrar en el árbol de cedrón que hay mucho bicho, mejor me pones junto a la buganvilla esa que nunca da flores". Hay que recordar que Rotarito fue administrador, jefe y sepulturero de su propio camposanto "Jardines del Cedrón"; sin embargo, la muerte le encontró con 17 de sus 19 nichos desocupados.
Yo cumplí con mi promesa y le enterré junto a la buganvilla. Ahora esa planta, otrora yerma y débil, se ha convertido en un frondoso arbusto que ha empezado a florecer con grandes hojas del tamaño de una palma de la mano.
Rotarito murió de pie, y de seguro que hubiera preferido descansar en su propio cementerio, ya que dada su vocación anti todo, le hubiera disgustado mucho ser vecino de nicho digamos de un Puppy, o de algún otro tipo de animal amañado por algún humano.
Juró venganza y se ha convertido en un aparca infernal, al punto que ya se llevó a mi Tía Margui, a la Abuela (que nunca fue de su devoción), a Ronnie Dio y a Saramago. El resto sí ha muerto por causas ajenas a él. (no le culpemos de todo).
Ahora ha llegado a nuestra apacible casa la nemesis del gran Rotarito: Rotarita. Una perrita buena, amiga del David Almeja, lo que demuestra sus diferencias (recordemos que a Rotarito siempre le molestó la Almeja, a quién siempre llamó: Mugroso Brasilero. Lo único que sé es que por las noches todavía camina orinándolo todo.
Cementerios de animales, Rotarito, empresario fúnebre, se hubiera cagado de risa y les hubiera escupido.
2 comentarios:
Se le debe un nuevo homenaje al gran Rotarito...
Ciertamente El Rotario lo sigue orinando todo
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