La dura tarea de resumir la vida de un ser querido que ha
fallecido en tan solo unas líneas grabadas en piedra podría ser ya parte
del pasado. Los códigos interactivos llegan ya hasta a los cementerios.
Chester Pearce, una compañía funeraria de Poole (Inglaterra), ofrece a sus clientes la posibilidad de añadir códigos QR que pueden ser escaneados con un smartphone y redirigir a los visitantes a una especie de memoriales online ilustrados con imágenes, videos y contribuciones de la familia y los amigos.
El director de la funeraria, Stephen Nimmo, explica que los códigos QR hacen posible que los visitantes descubran mucho más sobre la persona enterrada bajo
la lápida, además de la edad, la fecha de nacimiento o muerte y el
típico pasaje bíblico o cita literaria que normalmente suele inscribirse
en ellas. "Trata de mantener vivo el recuerdo de las personas de
diferentes formas", dijo Stephen a Reuters.
"Cuando pierdes a alguien, ya sea de forma repentina o tras un proceso prolongado, puedes atravesar muchas dificultades. Hablar de ello es muy importante, y mantener su recuerdo también,
y eso es lo que hace este añadido", añadió Nimmo. "Es una tecnología
nueva, es algo que gustará a unas personas y a otras no, como en todo lo
que hacemos".
Chester Pearce cobra 300 libras por crear un código que también puede situarse en nichos, bancos, árboles o placas, y que conecta con la página de su Recuerdo QR.
Gill Tuttiet, de 53 años, fue uno de los primeros clientes en usar esta tecnología para su fallecido marido, Timothy.
"Tim era bastante extrovertido y juguetón con todo. Creo que esto es lo
que hubiera querido, y es un proceso que difícilmente podría ser más
sencillo", afirmó Tuttiet.
La página web vinculada con el código muestra un perfil del fallecido, imágenes, videos y homenajes de su familia y amigos. Lógicamente no está a la vista de todo el mundo, sino que requiere una contraseña para entrar que solo se proporciona a los más allegados.
Guste o no, e independientemente de lo extravagante que pueda parecer, es un ejemplo de la cantidad de usos que pueden tener este tipo de códigos, hasta ahora usados normalmente en campañas publicitarias, y que ya han sido incorporados en algunos negocios, como un supermercado en Barcelona.
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