jueves, 3 de julio de 2014

En Puerto Rico están "de moda" los funerales "paraos" o "sentaos"

Fuente: http://www.elnuevodia.com/velanaotramuertasentada-1800321.html
Desde su pasión deportiva hasta su arte, Puerto Rico ha brillado desde distintas esferas. Pero hay quienes opinan que esta isla se destaca aún más por sus peculiaridades o actos pintorescos que han dado la vuelta al mundo.
El New York Times ahora destaca a nuestra tierra boricua como uno de los pioneros de los muertos velados de una forma distinta, curiosa, llamativa, según expuso este fin de semana en su artículo “Rite of Sitting Dead: Funeral Poses Mimic Life”.
“El fenómeno primero apareció en Puerto Rico en el 2008 con una víctima de asesinato de 24 años cuyo velorio tuvo lugar en la sala de su familia con su cuerpo amarrado a una pared”, reseñó el periódico.
Se refería al funeral del joven Ángel Luis Pantojas, mejor conocido como “el muerte para’o”.
El medio recordó este tipo de caso en Puerto Rico a raíz de un nuevo velatorio extraño, pero esta vez en el Charbonnet-Labat Funeral Home de New Orleans. Allí, sentada en una mesa y detrás de un televisor, Miriam Burbank fue velada con peluca, gafas oscuras y bufanda. La mujer de 53 años quiso que en su funeral la expusieran con cigarrillo en la mano izquierda. También pidió que colocaran una copa lleno de vino en su lado derecho. Mientras tanto, amigos y familiares de la difunta bailaban a su alrededor.
El New York Times aprovechó para recordar algunos casos como éste que han ocurrido en la Isla.
En enero de este año, tras ser ultimado a tiros, Christopher Rivera fue velado -de pie y con uniforme de boxeo- en un cuadrilátero ubicado dentro del centro comunal del residencial Manuel A. Pérez. Meses después, durante mayo de este año, doña Georgina Chervony pidió que la velara
n sentada en una mecedora en Río Piedras frente a sus hijos, nietos y bisnietos.

Hace varios días, Félix “Felo” Rivera Vázquez también dio de qué hablar tras ser velado en Naranjito con un inusual acto de “diggers. Tampoco debemos olvidar cómo, en el 2010, el cuerpo de David Morales Colón, de 22 años, fue expuesto en una motora deportiva en Hato Rey.

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