martes, 20 de enero de 2015

En 'la ciudad de los muertos' de Medellín, el arte vive. El Cementerio Museo San Pedro es un referente cultural de la ciudad.






Por Eduardo Sánchez

Lo que buscan con las actividades culturales es desmitificar los comentarios negativos que existen sobre los cementerios.
Un lugar de memoria, que les permite a sus visitantes acercarse a la historia de la ciudad y conocer referentes del arte y la arquitectura. También, conocer de ciertos momentos económicos y culturales por medio de los personajes sepultados allí.
Así es como directivos, funcionarios y visitantes definen al Cementerio Museo San Pedro. Un espacio que narra de forma silenciosa las transformaciones que ha vivido el arte funerario desde finales del siglo XIX hasta la época.
Así mismo, tiene entrelazado en su estética una relación fuerte con los cambios de la ciudad y los inicios de las expresiones artísticas en el departamento.
Haciendo un recorrido histórico por sus instalaciones, el primer momento que se puede apreciar es el inicio de los ‘marmoleros’ en Antioquia, quienes realizaban trabajos en mármol no solo para las lápidas de los cementerios sino para todo el mercado de la ciudad.
Un ejemplo de esto son los altares o los baptisterios de las iglesias y las casas quintas de la época.
De ese primer momento de artesanos que trabajaban el mármol hay obras en el cementerio del maestro Melitón Rodríguez –padre del reconocido fotógrafo que lleva el mismo nombre– que plasmó su arte en las lápidas de finales del siglo XIX y tiene un recorrido importante en el tema de la caligrafía.
Rodríguez hace que se vinculen el arte funerario con la historia del arte en la región, puesto que es con su taller que no solamente se van a realizar esas primeras lápidas sino que también se van a formar los primeros artistas del departamento.
Evidencia de ello es la llegada del maestro Marco Tobón Mejía al taller de Melitón, que se convirtió en un espacio donde los artistas antioqueños dieron sus primeros pasos, incluso el maestro Francisco Antonio Cano comenzó tallando lápidas.
Cabe aclarar que, además de las obras locales, muchas de las piezas en mármol que se aprecian en el cementerio fueron importadas desde Italia, gracias a la labor que realizó la Casa Bibolotti.
Fue así como llegó el Ángel del Silencio, entre otras esculturas, un símbolo de los cementerios a nivel mundial “que recuerda a los visitantes que se debe tener respeto, mas no temor por estos espacios de reposo para las personas que han dejado el mundo de los vivos”, comentó Juan Diego Torres, historiador y coordinador académico del Cementerio Museo.
Posterior a la época del mármol, se da en Medellín una tendencia de crear monumentos y esculturas en bronce forjadas en las primeras décadas del siglo XX, estas se encuentran ubicadas en la parte central del cementerio.
La incursión de artistas como Bernardo Vieco Ortiz, Álvaro Carvajal y Constantino Carvajal hace que el cementerio cambie su estética y lleguen nuevos materiales como el bronce, la piedra bogotana, la piedra de Valdivia y diferentes tipos de granito.
De esta forma el cementerio va construyendo una historia en torno al arte y la arquitectura que se relaciona con la historia de la ciudad. Esas transformaciones, que se van dando en los mausoleos a partir de los materiales, es la misma que se adaptó a las fachadas de muchas viviendas”, expuso Torres.
Es por esto que muchos visitantes dicen que la arquitectura del cementerio es similar a la que se puede ver en las calles de la capital paisa.
Esos arquitectos que estaban construyendo casas nuevas en la ciudad de los vivos también construían mausoleos en la ‘ciudad de los muertos’”, agregó Torres.
Siguiendo con el recorrido temporal, en 1970 el cementerio deja de ser privado y con ese cambio llegan nuevas estéticas y representaciones en torno a la muerte, que pintan de múltiples colores las galerías donde reposan los difuntos.
Las expresiones artísticas actuales incluyen piezas populares como esquelas, tarjetas, dedicatorias, fotografías del difunto, escudos de equipos de fútbol, entre otros.
En términos de diseño y estética de las lápidas el cementerio permite que las personas se expresen y le rindan homenaje al difunto de la forma que deseen. Siempre y cuando no agredan o irrespeten el espacio de las lápidas vecinas. Otro factor clave es que con los diseños no se agreda la susceptibilidad de ninguna persona, organización o institución”, afirmó Torres.
Con esas representaciones contemporáneas termina el viaje por la ‘ciudad de los muertos’, un espacio que muestra cómo ha cambiado el arte funerario, cómo cambian las formas de enaltecer o recordar a los fallecidos. Y cómo se relacionan el arte, la arquitectura y la cultura del Cementerio Museo San Pedro con Medellín.

Fuente:  http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/cementerio-museo-san-pedro/15119596

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