Por BBC Mundo
Fotografía Antony Alakiotis
George
Vlassis voló casi 500 kilómetros desde Atenas a Corfú, para enterrar a
Alexander, su padre. Los huesos habían sido colocados en una caja de metal
luego de ser exhumados en un cementerio en Zografou, en la capital de Grecia.
"Le
tuve que advertir a los funcionarios del aeropuerto sobre lo que iban a
encontrar en la caja", dijo Vlassis a la BBC.
Luego
de ese largo viaje llegó a la isla y enterró los restos en un cementerio privado
en el poblado donde vive. Al fin los restos de su padre encontraban un lugar
permanente donde descansar.
En
Grecia, este tipo de historias no son atípicas.
Tumbas
en alquiler
El
entierro es una situación temporal en Atenas, debido a la poca disponibilidad
de tierras para este fin y al congestionamiento existente en los cementerios de
la capital y de Tesalónica, la segunda ciudad más grande del país.
No
hay en el país un lugar donde cremar, de modo que el espacio en los cementerios
debe ser reciclado.
Para
ello las autoridades alquilan parcelas, y existen contratos de arrendamiento
cuya duración típica es de tres años.
"Pagar
el alquiler de una tumba por tres años cuesta alrededor de US$2.200 y
3.300", explica Antony Alakiotis, del Comité para la Cremación en Grecia.
Cuando
este plazo se cumple, las familias son llamadas para testificar la exhumación
de la persona, y buscar un nuevo destino para los restos.
Ciertamente
la renta de parcelas es común en Europa, pero el enfoque que ha tomado Grecia a
esta situación es único.
Los
familiares de la persona enterrada pueden pagar para colocar los restos una vez
exhumados en un osario, el cual sirve de almacén común.
Enterrados
varias veces
Otros
se inclinan por ir al cementerio regional para enterrar nuevamente al muerto.
Si
no hay familiares presentes durante la exhumación, los huesos son
desenterrados, disueltos con soluciones químicas y los restos son colocados en
una fosa común.
Vlassis
envió a un representante de la familia para que presenciara el acto, pero lo
que vino después fue una sucesión de hechos conocidos por muchas familias
griegas.
"El
cuerpo no se había disuelto. ¿Puede creerlo? Fue terrible", dijo.
"Nos
dijeron que lo enterrarían otra vez con una capa de tierra más ligera. Cuando
fui a visitarlo tres meses después el cuerpo se había descompuesto. Colocaron
los huesos en una caja de plástico. ¿Mi padre en una caja de plástico?",
contó Vlassis.
Estrictamente
prohibido
Vlassis
y su padre habrían preferido la cremación, para esparcir sus cenizas en el mar.
No
obstante, Grecia es el único país del continente que es miembro de la Unión
Europea y no cuenta con instalaciones para cremar a las personas.
Aunque
la práctica de la cremación fue legalizada en el 2006, los esfuerzos por
construir un crematorio se han estancado por las objeciones que han puesto
algunas autoridades municipales y la iglesia ortodoxa griega.
Para
la iglesia la cremación es una violación del cuerpo humano, por lo que impide a
sus miembros convertir sus cuerpos en cenizas.
Eso
significa que las personas bautizadas dentro de la fe ortodoxa deben
contradecir sus creencias y viajar al exterior del país para cremar a sus seres
amados.
Antony
Alakiotis estableció el Comité para la Cremación en Grecia luego de presenciar
la exhumación de su padre a la edad de 14 años, y ha promovido una campaña en
contra de las estrictas regulaciones para los entierros.
"Para
una persona joven ya es una experiencia muy triste perder a su padre, para que
luego tenga que pasar por todo el proceso de la exhumación", comentó
Alakiotis.
"Ahora
tengo 60 años, pero todavía se siguen haciendo las cosas de la misma
manera", dice.
Alakiotis
cree que la cremación no solo aliviará la superpoblación de los cementerios,
sino también reduciría las presiones financieras de las familias.
"Puede
ser una opción más barata para las personas. Si cremas a la persona te costaría
la mitad", explica.
La
BBC trató de obtener respuesta de la Iglesia Ortodoxa de Grecia sobre este
tema, pero al momento de publicar esta información no había recibido respuesta.
El
último deseo
El
alcalde de Tesalónica, Yiannis Boutaris, también está ganado a buscar un camino
alternativo al "incómodo e inhumano" sistema de renta de parcelas.
El
año pasado logró que el Ministerio del Ambiente modificara la legislación
actual y eliminara restricciones sobre los lugares donde se pudiera construir
un crematorio.
"La
última versión de la ley hace posible la construcción de un crematorio en las
afueras de los cementerios, abonando el terreno para que se pueda dar ese
paso", comentó el alcalde.
"Estamos
buscando el lugar más idóneo para construirlo, y por supuesto estamos buscando
vías para financiar el proyecto", indicó.
La
Iglesia condenó el cambio de ley, por considerarlo como un intento de
"remover la fe en todos los ámbitos de la vida".
En
esa misma línea, los sacerdotes recibieron la instrucción de no conducir
funerales a todos aquellos que opten por la cremación.
No
obstante, Boutaris se mantiene enfocado en su plan y advierte que Tesalónica
tendrá unas instalaciones crematorias para el 2016.
El
alcalde perdió a su madre a principio de este año y está decidido a cremarla
fuera del país. Desde su punto de vista, la cremación es un servicio
democrático y práctico.
"Está
en juego la libertad que tiene cada uno de disponer de su cuerpo. Es la
posibilidad de elegir, la libertad de poder hacerlo, como los que deciden donar
sus órganos", concluyó Boutaris
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