Por Roberto Campos
Fotografía Prensa Latina
El cementerio Santa Ifigenia, además de guardar
los restos del Héroe Nacional cubano José Martí, es el más antiguo de esta
nación y constituye escala obligada para centenares de viajeros del mundo.
Se trata de un lugar
sumamente interesante, sobre todo a propósito de una efeméride, los 500 años de
la fundación el 25 de julio de 2015, de la ciudad donde se encuentra.
Ubicado en la
oriental provincia de Santiago de Cuba, es una especie de lugar de
peregrinación, primero para los lugareños y en la actualidad para muchos
extranjeros, pues allí se encuentra el Mausoleo a Martí, reconocido como el más
universal de los cubanos.
Estos pareceres los
explican los guías, quienes explican que se trata de un Monumento Nacional
reconocido desde 1937, es el cementerio más antiguo de la Isla y cuenta con
infinidad de valores.
Inaugurado el 28 de
abril de 1868, cuenta con 143 años y en su área original se encuentra la tumba
más antigua, la de la familia Navarro, que data del 25 de abril de aquel año.
Sin embargo, se le
reconoce como un valor fundamental que en él reposan los restos de 32 generales
de las guerras de independencia de Cuba, de los cuales 28 eran orientales.
Entre los restantes
se encuentran Ramón Leocadio Bonachea, de Sancti Spíritus; Matías Vegas Alemán,
de Islas Canarias, España; o el general canadiense William O Ryan, cuya tumba
está muy cerca de la de Perucho Figueredo, el creador del Himno Nacional.
Como parte de esa
constelación de héroes, figuran también los generales José Maceo, Rafael Maceo,
Guillermo Moncada, Flor Crombet, Luis Martí y Silverio del Prado.
El mausoleo más
importante está dedicado a José Martí (La Habana 1853- Dos Ríos 1895) que
reposó junto a los veteranos desde 1947 hasta 1951, año en que se inauguró, el
30 de junio, el actual sepulcro, el más relevante de todo el cementerio y de
Cuba.
Comentan los guías
que su definitivo enterramiento provocó un profundo sentimiento masivo, que
exalta la estructura que guarda al hombre de pensamiento, vida, obra y muerte
como Apóstol cubano.
La parte antigua del
cementerio la constituyen tumbas cerradas a la perpetuidad, pues funciona como
museo al aire libre. Después de un parque divisor se encuentran las tumbas
estatales. Todo es patrimonio histórico cultural de la ciudad de Santiago de
Cuba.
Allí existe la lápida
dedicada a Federico Capdevila, defensor de los estudiantes de medicina
fusilados el 27 de noviembre de 1871, aunque sus restos descansan ahora en el
Cementerio de Colón, en La Habana.
Otro valor lo aportan
las banderas cubanas y del Movimiento 26 de Julio, que dio la victoria a la
Revolución Cubana en 1959.
Según el guía del
camposanto, cuando aparecen las dos banderas significa que allí descansa un
luchador clandestino. En Santa Ifigenia se encuentra el mayor porcentaje de los
mártires de Cuba.
Allí también existe
la Tumba de Soldado del Deber, para los españoles que lucharon a favor de su
metrópoli.
Otro de los mausoleos
es el de Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, quien el 10 de octubre
de 1868 otorgó la libertad a sus esclavos para que se unieran a la lucha por la
independencia, en fecha que marca el inicio de la nacionalidad cubana.
Es obra del italiano
Salvatore Bonne, en mármol de Carrara, con las cadenas rotas en expresión de
libertad y con el laurel que simboliza la gloria. Fue inaugurado el 7 de
diciembre de 1910, en el tercer enterramiento del prócer.
Escoltan el sepulcro
la bandera izada en el ingenio La Demajagua el día de la liberación de los
esclavos, confeccionada por la esposa de Céspedes, Candelaria Acosta, y la
bandera cubana.
Esta última, traída
en 1850 por Narciso López, un ex oficial español nacionalizado, de origen
venezolano, que desembarcó por Cárdenas, por lo que se califica a esta
localidad de Matanzas como Ciudad Bandera.
Pero Santa Ifigenia
es también el cementerio de la música y los artistas, con su Sendero de los
trovadores, donde se encuentran los restos de Pepe Sánchez, creador del son; y
de otras celebridades, como Francisco Repilado (Compay II), quien, junto con el
Buena Vista Social Club, recorrió el mundo.
Y lo curioso de la
tumba de este último es que sus restos descansan sobre arena de la playa
Siboney, la más popular de Santiago de Cuba, donde nació. En su lápida figuran
el título de su última canción, Las flores de la vida, junto con flores, su
guitarra y su sombrero, en bronce.
Fuente:http://www.prensalatina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=3896971&Itemid=1
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