Por Yorboku Press
Fotografía Cuartoscuro
¿Qué ocurre cuando un cadáver tiene el doble de
peso de lo normal? Una familia puede encargar un ataúd a medida de la talla
XXL, llegar al cementerio y encontrar que no cabe en ningún lugar. Para evitar
esta situación penosa, un cementerio de Río de Janeiro acaba de inaugurar una
sección especial para difuntos con sobrepreso.
¿Era necesario? ¿Brasil es un país de gordos?
Todo apunta a que sí. Los cuerpos esculturales que hacen soñar a los europeos
son cada vez más escasos. Los datos, demoledores. El 40% de la población, 65
millones de personas, tienen sobrepeso. 10 millones son considerados obesos, el
5% de la población.
Ante esta situación, el cementerio de la
Penitencia, en Río de Janeiro, ha creado un rincón especial para personas con
sobrepeso. Las tumbas tienen 50 centímetros más de ancho que los sepulcros
convencionales y puede dar sepultura a personas de hasta 350 kilos.
“Hace tiempo estábamos preocupados con este
tema”, reconoce Alberto Junior Brenner, administrador del cementerio de la
Penitencia, un recinto fundado en 1875 por una orden religiosa de Portugal.
Lidiar con un difunto obeso no es sencillo. Al
sufrimiento de la pérdida familiar, se suma la desesperación porque el
superféretro que no cabe en la fosa. “Si la familia no se preocupa antes de ese
detalle, puede tener un gran disgusto el día del entierro”, señala Brenner.
Por esta razón, el cementerio ha comenzado a
pedir con antelación las medidas de los ataúdes. “Nuestro objetivo es poder
ofrecer siempre un entierro digno”, afirma el administrador del cementerio.
Las tumbas de tamaño extra no son baratas.
Cuestan 75 mil reales (21.550 euros), cuatro veces más que un nicho
tradicional. “No están pensadas solo para obesos. También hay personas que
prefieren ataúdes más pomposos, que lógicamente ocupan más espacio”, agrega Brenner.
El número de obesos en Brasil ha aumentado 50%
en la última década. En marzo de 2013, el Gobierno brasileño lanzó una campaña
de prevención contra la obesidad, un problema de salud que cuesta a las arcas
públicas más de 220 millones de euros por año por su relación con enfermedades
de todo tipo.
Los planes del cementerio son de expandirse. En
enero de este año, firmaron un acuerdo con el Ayuntamiento de Río de Janeiro
para construir 21 mil nuevas tumbas, de las que el 6% tendrán un tamaño XXL. En
total, 1.260 sepulturas serán destinadas a los difuntos más rechonchos.
La dirección del cementerio tiene una visión
bastante moderna de cómo promover el recinto. Cada tres meses organizan visitas
guiadas para conocer la historia de los trabajadores portugueses que vinieron
para fundar de Río de Janeiro.
“Sé que en Europa es bastante común, pero aquí
todavía no es habitual visitar los cementerios. Los días de visita ponemos
música, contratamos a estatuas humanas en forma de ángel para recibir a los
visitantes… Yo siempre digo: si quieres conocer a fondo una ciudad, tienes que
darte una vuelta por sus cementerios”, concluye Brenner.
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