lunes, 4 de noviembre de 2013

Los espacios de la muerte en Quito: cementerios y memoria


Fuente: http://www.telegrafo.com.ec/cultura/carton-piedra.html

Por Leonardo Zaldumbide


La ciudad y sus necrópolis

Lechuza en el Cementerio de Perucho

Tan diversa como culturas existen, la conexión entre la muerte y los espacios urbanos se han modificado a lo largo de la historia continuamente generando una gran cantidad de rituales y espacios para la disposición de los difuntos. La relación de las ciudades con los muertos y la muerte, por tanto, genera múltiples evocaciones simbólicas que han determinado diversas reacciones en planos tan disímiles como el espiritual y el de la distribución geográfica de los difuntos y los restos humanos.
La vinculación de los espacios poblados con los sitios de enterramiento es tan intensa que la historia de las ciudades se refleja en sus cementerios. Resulta evidente que la existencia de un entierro, muchas veces, determinó efectivamente la conformación de un centro poblado. Más aún, cuando el cuerpo de una persona que ha fallecido o sus restos−, además de tener dimensión espacial en sí mismos, se convierten en objeto de diversísimas prácticas rituales.
Se suele percibir a los espacios de los muertos como sitios eternos e inmutables, que siempre han estado ahí recibiendo a generaciones de restos; sin embargo, contraria a esta percepción, la realidad demuestra que los espacios de la muerte se encuentran, tal como las ciudades de los vivos, en continua transformación.
Las evidencias arqueológicas demuestran que en el área que ocupa la ciudad de Quito, antes de la llegada de los españoles e incas, ya existían ricas tradiciones ligadas al culto a los muertos y como prueba de ello persisten enterramientos evidenciados por la arqueología que van desde suntuosas tolas funerarias hasta sencillas sepulturas.
Lo cierto es que la llegada de los españoles supuso una transformación profunda en el ámbito religioso que generó cambios en la administración de los rituales ligados a la muerte. El arribo de la iglesia Católica trajo consigo a la figura del templo, no solamente como el sitio para la alabanza a Dios, sino como el espacio que en sus entrañas acogía a los muertos para, como parte de la iglesia yacente, mantenerlos cerca de la divinidad.
Procesión de Las Almas en La Magdalena

Bien avanzado el siglo XIX surgieron en Quito los primeros cementerios extramuros (principalmente el antiguo Cementerio Público de la Recoleta de San Diego, el Cementerio del Tejar, y el actual cementerio de San Diego), es decir fuera de la ciudad, los mismos que convivieron con un puñado de cementerios barriales (San Blas, San Marcos, San Sebastián) que acogían mayoritariamente a la población pobre e indígena de las afueras de la ciudad.

El siglo XX llegó con la cada vez más fuerte influencia de la administración médico−hospitalaria en el campo funerario, al tiempo que el desarrollo físico de la ciudad configuró una nueva geografía de la muerte. Desde la década de 1940 empieza la construcción de modernos templos y cementerios, sobre todo en los nacientes barrios del norte de Quito, muchos de ellos solventados mediante la disposición de criptas que siguen funcionales hasta hoy en día; tal es el caso, entre algunos más, de las criptas en la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz, de las de la Dolorosa del Colegio San Gabriel, de la Iglesia de la Floresta, de la Basílica del Voto Nacional, etc.
El desarrollo científico y tecnológico, que tanta influencia ha tenido en todos los campos del mundo social, también ha afectado al mundo de la administración de la muerte y sus espacios; ya a principios de los setenta aparece en Quito Parques del Recuerdo, el primer cementerio pensado como un jardín, concepción que sería seguida pronto por otros cementerios que se han derramado junto a los polos del crecimiento urbano tales como: Jardines de Santa Rosa, Metropolitano del Sur, Memorial o Monteolivo.
Es difícil pensar una ciudad sin cementerios, sin embargo, el acelerado desarrollo de los medios tecnológicos para reducir los cuerpos a cenizas combinados con el, cada vez más difícil, acceso a grandes espacios en las ciudades hacen pensar que somos de las últimas generaciones que convivirán con las necrópolis. De todas formas, tal como afirma Antón Marí, siempre es bueno recordar que todo lo que tiene dimensión temporal ha de morir y esto vale también para los cementerios.

Más allá de los restos: el patrimonio funerario del Distrito Metropolitano de Quito

Poco se habla de la muerte en la contemporaneidad, de la muerte propia, no de aquella que se ventila sin sentido en los medios masivos . Escribió Michel Foucault en su Historia de la sexualidad que en la actualidad la muerte es concebida como un fracaso, como si estuviera vetado hablar de ella, sin embargo, en la muerte se han reflejado desde siempre las más complejas prácticas sociales de las comunidades.
Camposanto de La Merced

La expresión material del culto a la muerte o a los muertos, lo que hoy en día se engloba en ritos funerarios y en prácticas artísticas íntimas relacionadas al deceso, pone de manifiesto las más altas capacidades creativas del ser humano para expresar mediante símbolos sus sentimientos y anhelo de permanencia material, bien de un individuo o de los ideales de un grupo social; los mismos materializan concepciones filosóficas, alegorías religiosas o atributos mundanos, utilizando para ello las más ricas y variadas técnicas disponibles: la cerámica, la pintura mural, la escultura y la arquitectura, se encuentran entre las artes más ampliamente utilizadas a lo largo de los tiempos en este intento de la sociedad por materializar los sentimientos y conservar vivos los valores de la memoria colectiva. 

Cementerio de Cumbayá

Los cementerios son, por tanto, un testimonio claro de las mentalidades de sus respectivas sociedades en las distintas épocas, las cuales se traslucen claramente en la iconografía, en las leyendas de los monumentos y en la ritualidad ligada a la muerte. Al mismo tiempo, estos lugares constituyen un verdadero archivo abierto de sus respectivas localidades: nombres, fechas, acontecimientos y sentimientos, inscritos en sus lápidas y monumentos, nos dan cuenta de la obra de sus habitantes, y en cierta manera, del devenir social y cultural. Visitar estos sitios con atención es una manera de adentrarnos en las más complejas tramas de la historia local. 
Se entiende, por tanto, que las expresiones ligadas a la ritualidad de la muerte sean consideradas hoy por hoy como parte fundamental del acervo patrimonial de las comunidades.
En Quito, desde el año 2010 se inició un proyecto de catalogación y reconocimiento, no solo de las estructuras físicas de cementerios, criptas y otros lugares de inhumación, sino también de las prácticas sociales que dan sentido a estos espacios. Gracias al apoyo del Instituto Metropolitano de Patrimonio y su Dirección de Inventario Patrimonial, podemos afirmar que la ciudad cuenta con un inventario base de cementerios, prácticas rituales y memoria social vinculada a la muerte y a los muertos que servirá, sin duda, para ahondar en nuevas investigaciones, que desde la muerte, aclaren y den sentido a la rica diversidad que caracteriza a la capital del Ecuador.

Prácticas de muerte y vida

El ser humano ha pensado en la muerte desde sus orígenes. Se trata de uno de los actos biológicos que más representaciones simbólicas evoca. El deceso; el dejar de “ser” para iniciar un nuevo periplo ha sido fuente de inspiración en todas las culturas del mundo. El mundo andino no ha sido la excepción a esta tendencia general; ya desde tiempos ancestrales las prácticas funerarias andinas estaban asociadas con la supervivencia del espíritu a la muerte, por tanto, los enterramientos estaban acompañados de complejos rituales en los que no faltaban la comida y la literatura oral que rememoraba las acciones del difunto.
Gran parte de los ritos, formas de representación y costumbres que actualmente practicamos en el ámbito funerario, responden a una conformación ritual propia del mundo andino. Muchas de estas representaciones se han transformado, sin embargo, persisten detrás de la envoltura del sincretismo religioso. Es necesario entender los ritos funerarios que determinan hasta el día de hoy, no solamente la conformación de las ciudades andinas, sino también el uso del espacio fúnebre.
En este pequeño texto solamente puedo mostrar un abrebocas de las diversísimas prácticas rituales relacionadas con la muerte que han sido catalogadas en Quito durante tres años de trabajo en los casi 120 cementerios que tiene el Distrito Metropolitano.

En San Miguel del Común se prepara la “uchucuta”

San Miguel del Común es una población de la parroquia Calderón ubicada al norte de Quito. Sus comuneros se saben herederos de una rica tradición funeraria que abarca manifestaciones lúdicas, rituales y culinarias. En épocas del Aia marcai o Difuntos se realizan actos festivos en el parque central entre los que destaca la preparación de la uchucuta: una especie de colada de harina de maíz que sería la antecesora directa de la contemporánea colada morada. La tradición culinaria es importante, según comenta una vecina de la comunidad: “El día de difuntos, o sea el 2 de noviembre, en todas las casas hacemos una comida especial que se llama uchucuta y la colada morada [...] todavía se mantiene la tradición ya que se pone la colada [en la tumba] las tortillas o el pan, el plátano, el churo, o sea toda clase de comidas que le gustaron al difunto se le deja en la mesa y se lleva al cementerio”.
Luis Simbaña, presidente de la comuna, comenta acerca de los “juegos” luctuosos que se practican en la población: “En la madrugada [de un velorio] se hacen los juegos de mishki paki acompañados de pequeñas oraciones. Al día siguiente la tradición es comprar las cosas para recibir a la gente que va a acompañar en un velatorio. En el mishki paki se hace una bolita de trapo y se hace rodar por debajo de las piernas de las personas. Se hace un círculo de personas y se cubren las piernas con una cobija. Por debajo va pasando la bolita, el que se dejó pescar ahí chupa [se le pega] con el trapo ese que con que se hace la pelota.”
Este tipo de tradiciones tiene como finalidad, según comenta Simbaña, no solamente reforzar la parte lúdica que permite la integración de la comunidad, sino que se los hace para mantener despiertos a los asistentes a un velatorio porque el sentido comunitario indica “que se debe acompañar y no dormir cuando se está con un difunto.”

El agua del descanso en Checa

Checa es una parroquia edificada sobre los restos de viejas haciendas coloniales. Sus habitantes recuerdan que hasta hace unos pocos decenios la comunidad quedaba “muy lejos” de Quito. Esta sensación de abandono motivó a que tengan lugar hechos y sucesos extraordinarios como el que relata el doctor Ramiro Montenegro: “En los tiempos que corren se habla con frecuencia de la eutanasia o muerte piadosa que se aplica, al margen de la ley, a los enfermos terminales. Este procedimiento trae a la memoria lo que ocurría en el anejo de Chilpe [la actual parroquia de Checa] en el lejano pasado cuando las curanderas practicaban una eutanasia a la criolla con enfermos que sufrían una larga y dolorosa agonía. En tales casos se daba de beber al paciente el “agüita del descanso”, pócima que producía la muerte inmediata. ¿Qué contenía aquella misteriosa poción, cuya preparación se mantenía en secreto? Versiones de viejas abuelas afirmaban que se ponía fin a la agonía con una preparación que contenía zumo de perejil, leche materna y una tercera substancia que se mantenía en rigurosa reserva. Entonces, tomada la decisión de abreviar el sufrimiento del enfermo, se llamaba a la ejecutora de la operación que se presentaba en la casa con la receta preparada y lista para la aplicación. Entraba a la habitación acompañada de otra persona que le ayudaría a enviar al más allá al sufrido paciente. Instaladas las dos mujeres en el lecho, rezaban una oración por el alma que está a punto de partir y luego con mucho cuidado vertían todo el contenido del vaso en la boca del difunto. En minutos y entre convulsiones cesaban los ronquidos y llegaba la muerte.” El doctor Montenegro deja claro que había vecinos que no estaban de acuerdo con esta práctica que, aunque era vox pópuli, nunca fue sancionada.

‘Juegos’ funerarios en La Merced

El Aia marcai o celebración de difuntos andina es tan diversa como comunidades existen. Generalmente, existen elementos que son compartidos por muchas comunidades, por ejemplo, la concepción circular del tiempo que hace que los funerales no sean percibidos únicamente como despedidas o la organización comunitaria que permite que se generen formas alternativas de administración de la muerte en los diversos territorios comunitarios. Uno de los aspectos más interesantes que existe en La Merced está relacionado con la dimensión lúdica presente en los entierros. Gustavo Gualle, encargado de cultura de la Junta Parroquial, comenta: “Se suelen poner ciertas cosas en los ataúdes para que el difunto recuerde su vida terrenal. Me acuerdo de una señora que era tendera y en su ataúd le pusieron una librita de harina, una librita de fréjol, un pan, así, para que recuerde las cosas que hacía cuando administraba su tienda.”

Cementerio de Checa

Don Neptalí Mejía, hombre de buen humor, cuenta que los velorios en La Merced no son para llorar sino para recordar y ayudarse. Neptalí comenta acerca de un juego muy particular que tiene lugar en la parroquia y que tiene como fin el ayudar a los deudos: “Los familiares del difunto donaban un borrego, al borreguito lo esconden. Luego mandan a los que están participando a buscar al borrego y la consigna es encontrarle. Cuando lo encuentran se lo trae y se lo mata. Ese borrego es para cocinar para las personas que están participando. Con el borreguito se hacen unas papitas. Caldo hacen, caldo de borrego.” La tradición, además de lúdica, tiene un fuerte componente solidario que hace que los vecinos se sientan respaldados en los momentos de dolor.

El Animero de Puéllaro

En Puéllaro, parroquia ubicada al nororiente del Distrito Metropolitano de Quito, las noches previas a “Difuntos” son especiales: “Nueve días antes de la víspera [es decir, nueve días antes del primero de noviembre], sale el Animero, Enrique Angulo, a recorrer toda la parroquia, acompañado de las almas que reposan en el Camposanto”.
El Animero, antes de cumplidas las doce de la noche, va a la iglesia y se viste con una túnica de color blanco; además toma una campanilla que es la que le sirve para que la población sepa por dónde va el recorrido con las almas. Luego de haber tomado la campanilla y de haberse colocado el atuendo respectivo, camina hacia el cementerio en el más lúgubre de los silencios. Entonces, comentó uno de los habitantes, la gente se refugiaba en sus casas porque nadie podía salir a ver caminar al Animero, y cuando se lo escuchaba pasar la gente se arrodillaba en sus casas a rezar.
Cuando el Animero se encuentra en el cementerio, se arrodilla en la cruz central del sitio y reza. Pide permiso a Dios y a la Virgen para sacar a recorrer por la parroquia a quienes descansan en el camposanto. Su rezo estremece, pues como él mismo asegura, llegó a ser animero porque hace tiempo perdió a su tierna hija y son sus oraciones la manera de sentirla cerca.
Cuenta don Enrique que cuando le vinieron a informar que había la posibilidad de ser el Animero de la parroquia, debido al fallecimiento de su predecesor, su alma se alegró pues estaba convencido de que esta oportunidad sería la manera en la que podría estar más cerca de su hija fallecida. Desde entonces, y hasta el día de hoy, nueve días antes de Difuntos se lo oye gritar en las madrugadas de Puéllaro: “Un Padre Nuestro y un Ave María por el descanso y alivio de las benditas almas del santo purgatorio. Por el amor de Dios”.

En Perucho se moría en el cementerio

Perucho fue uno de los primeros asentamientos formalizados en el periodo colonial debido a la fertilidad de su suelo. De hecho, el poblado fue tan importante que durante centurias, las cinco parroquias del nororiente de Quito se denominaron la “zona perucheana”. En 1868, por edicto del mariscal Antonio José de Sucre, la población fue elevada a categoría de cantón, sin embargo, un poderoso terremoto destruyó a San Miguel de Perucho. Esta tragedia, sumada a las violentas pestes que asolaron al sector, motivaron el paulatino despoblamiento del pueblo y la sucesiva fundación de nuevas parroquias: Puéllaro, Chavezpamba, Atahualpa y San José de Minas. El antiguo cementerio parroquial se ubicó junto a la iglesia colonial, exactamente al lado derecho del templo. La gran cantidad de muertos por la fiebre amarilla durante el siglo XIX motivó a tomar medidas drásticas; según comenta un vecino: “Se cuenta que hubo tantos muertos y tanto miedo a las enfermedades que la gente dejaba los enfermos en el cementerio para que acaben de morir.” Esta práctica que hoy puede ser tildada de cruel, respondía a una cada vez más extendida comprensión de la transmisión de las enfermedades y del carácter contagioso de algunas de ellas.

La ‘Caja Ronca’ de Chavezpamba

Los cementerios son lugares fascinantes tanto por lo que representa su funcionamiento formal, es decir, como yacimientos donde se acumulan los cuerpos de los muertos; pero también por su evidente dimensión simbólica que se manifiesta en las más diversas construcciones narrativas que la población desarrolla en base al culto y las más diversas aproximaciones al mundo de los muertos. De entre leyendas fúnebres de Chavezpamba, doña María Duque, encargada del cementerio, recuerda una particular versión de la Caja Ronca: “No hace mucho tiempo, especialmente cuando oscurecía, escuchaban que a lo lejos venían unas llantas de hierro arrastradas por caballos a muy altas velocidades (sic). Era una carroza que venía encendida en su interior y desde afuera solo se podían ver las siluetas de algunos personajes. Eran las almas de quienes ya habían muerto. Hubo un tiempo en el que un señor, del que me he olvidado el nombre, ya falleció. Estando [este hombre] en una chichería vio a los vivos y a los muertos dentro de la carroza. Detrás del capataz de la carroza estaba su silueta y al poco tiempo murió.” Doña María comenta que esta famosa aparición mortuoria de Chavezpamba estaba precedida de un intenso ladrido de perros ya que su aparición era presagio de muerte para quien la veía.

La procesión de las Almas en La Magdalena

El siglo XX significó para Quito un acelerado proceso de crecimiento, la ciudad vieja pasó a ser conocida como “centro histórico”, y hacia el sur se consolidó la propuesta de generar barrios de corte industrial. Pronto esta propuesta de planificación planteada por el plan de Guillermo Jones Odriozola (1941) generó las condiciones para que el crecimiento urbano atrapara a otrora centros poblados lejanos y a sus infraestructuras. La Magdalena, dada su cercanía, junto a su cementerio, fueron absorbidos por Quito. En este cementerio se han conservado tradiciones inmateriales de alto valor como la minga mensual para adecuar los espacios funerarios y la llamada Procesión de las Almas del 1º de noviembre. Esta procesión luctuosa, la más importante de su tipo en el caso urbano de Quito, tiene como centro a la patrona de las Almas del Purgatorio: la Virgen del Carmen. En un vehículo se coloca el cuadro de la Virgen y detrás del automotor van los líderes de la comunidad a los que sigue la población con velas y antorchas. La procesión se realiza entre cantos luctuosos y sagrados, que luego de recorrer el barrio, regresan al cementerio para recibir la bendición de la Virgen. Luis Tacuri, Presidente del Comité Pro Mejoras del Cementerio de la Magdalena, comentó: “Guardamos los cuadros de la Virgen del Carmen desde hace algunos años, cuando la población se hizo cargo del cementerio. Hay gente que hace novenas por las almas de los difuntos, otros participan en la Procesión de las Almas y así se aseguran que sus difuntos descansen en paz”.

Registro de la muerte niña: la tradición del velorio del angelito



Fuente: http://www.telegrafo.com.ec/cultura/carton-piedra/item/registro-de-la-muerte-nina-la-tradicion-del-velorio-del-angelito.html


Por: Ivette Celi Piedra y Rosa Inés Padilla


Una boca menos en la tierra, en el cielo un ángel más: la muerte se bebe y se
baila (…). Cuando el niño ha sido bien mecido y festejado, rompen todos a cantar para que empiece su vuelo al paraíso. Allá va el viajerito, vestido con sus mejores galas, mientras crece la canción. Y le dicen adiós encendiendo cohetes, con mucho cuidado de no quemarle las alas.

Eduardo Galeano, El Siglo del Viento






Cada 2 de noviembre, la tradición católica conmemora el día de los fieles difuntos, conocida también como día de muertos. En países como Ecuador, Bolivia, Perú y México es obligatoria la revisión de los recuerdos familiares de aquellos que ya no están y cuya evocación se mezcla con algunas tradiciones indígenas ancestrales. La colada morada, las guaguas y los caballitos de pan en Ecuador, Bolivia y Perú, así como la comida de difuntos son una muestra de la variedad de tradiciones que acompañan esta celebración, que fue universalizada por la iglesia Católica posiblemente a partir del siglo XII. Según la Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine, este día fue instaurado para orar por los muertos, a fin de que “quienes se encuentren en este lugar [purgatorio] enteramente desatendidos por sus parientes y amigos, se beneficien de los sufragios que en este día ofrezcan los vivos por los difuntos en general”, señalando como fecha el día siguiente a la celebración de Todos los Santos. 
Para los mexicanos, la tradición de muertos es una fiesta nacional que renueva su memoria ancestral. Acompañada de bailes y la construcción de altares con variadas ofrendas que demuestran la devoción y cariño a sus difuntos, el 2 de noviembre se ha convertido en el escenario turístico más importante en ese país, de ahí que su lema es que el dulce pica y la muerte es fiesta. Alrededor del mundo, tanto la celebración del Día de Difuntos como las mismas prácticas funerales abren un sinnúmero de lecturas para entender cómo cada lugar resignifica y transforma sus rituales fortaleciendo un tejido social sobre la base de la religiosidad popular.
El ritual se vuelve una cuestión básica cuando se trata de entender el funcionamiento de una sociedad y las dinámicas que se generan a su alrededor, los mismos no simplemente incluyen una serie de pasos simbólicos sino también determinan un tránsito a otro estado del espíritu humano: “En el curso de la historia, todo grupo humano elabora creencias y prácticas religiosas asociadas a momentos cruciales de la vida: nacimiento, matrimonio y muerte” (Aceves, 1992, p.27). El culto a los muertos es uno de estos momentos en los que se ha de pasar por una ceremonia individual y colectiva que enmarque lo importante de este estado y que logre el paso de una situación social previa a una distinta.
La muerte representa entonces un ejemplo de sincretismo, por la variedad de elementos de carácter religioso y a la vez ancestral que componen su ritualización. En el caso latinoamericano, la práctica funeraria y la importante apropiación del día de difuntos sirve como excusa para observar un tipo de representación que tiene que ver con la muerte niña. Al revisar la Leyenda Dorada, encontramos que el día de conmemoración de las almas tiene que ver con la cantidad de sufragios que los deudos puedan canalizar hacia sus muertos, para que ellos expíen sus culpas y encuentren el camino hacia la vida eterna, sin deambular perdidos en el purgatorio. Sin embargo, ¿qué sucede con los infantes que encuentran una muerte prematura?, ¿a dónde van sus almas sin pecado? En nuestro medio, la tradición funeraria de la muerte niña se la conoce como “el velorio del angelito”.
Muchos de ustedes, lectores, recordarán el popular Rin del Angelito de la chilena Violeta Parra, que es un poema al sentir popular cuando la premura de la muerte traslada el alma a otro sitio:
“Ya se va para los cielos, ese querido angelito, a rogar por sus abuelos por sus padres y hermanitos. Cuando se muere la carne, el alma busca su sitio adentro de una amapola o dentro de un pajarito”. 
O también relacionarán esta tradición con los chigualos, que son ceremonias fúnebres para niños menores de 7 años, que constan de cantos y bailes especialmente en la región costera del sur de Colombia y el norte de Ecuador. Sin embargo, el velorio del angelito también se hace evidente en representaciones visuales con alto contenido simbólico. La fotografía post mórtem es uno de los recursos de registro que nos ayudan a entender las formas de representación cuyas particularidades iconográficas y emocionales ponen en relevancia aspectos poco estudiados de la religiosidad popular.
Con un origen probablemente español y practicado especialmente en los territorios andaluces de tradición mozárabe, el velorio del angelito fue una costumbre asimilada y extendida en Latinoamérica, donde fue adquiriendo nuevas características acordes al lugar donde se lleva a cabo. En la mayoría de sitios aún se conservan registros fotográficos que han permitido que se generen diversos discursos e interpretaciones sobre el tema: “El velorio del angelito está extendido por todos los países de Latinoamérica y su práctica se desarrolla entre poblaciones mestizas, blancas y afro-descendientes” (Pollack,1974, p.23). Esta tradición probablemente ayudaba a sobrellevar el dolor de los padres ya que el niño pudo ser visto como un mediador de la familia entre el cielo y la tierra: “El infante está considerado libre de pecado original y por lo tanto, su muerte prematura lo convierte en un mediador ante el Padre Eterno respecto de sus padres y parientes cercanos” (Manns, 1987:95 en Cerruti et al., 2010 p.11).



Una prueba de la existencia y práctica del ritual, sin duda, son los numerosos registros pictóricos como el de Manuel Antonio Caro, Velorio del Angelito de 1873, Ernest Charton, Velorio el Angelito de 1840, ambos en Chile; velorio del angelito de 1893 del puertorriqueño Francisco Oller y Cestero, Entierro de un niño en el Valle de Tenza de 1878 del colombiano Ramón Torres Méndez; y el extenso legado mexicano entre los que se pueden nombrar a las obras de Leona Julia de Jesús López de RHLZ (1847), Marquitos González de Gerónimo de León (1893), Retrato de padre con hija muerta de Miguel Espinosa (primera mitad del siglo XIX) y Niña Viva, Niña Muerta de David Alfaro Siqueiros (1931). El velorio del “angelito” no solo gozó de una gran cantidad de representaciones en pintura sino que al instituirse el oficio de la fotografía, pasó a ser esta, otra forma de alargar el recuerdo a partir de la imagen.
Curiosamente, la memorial photography o fotografía post mórtem fue un tipo de retrato que se popularizó en Europa en la época victoriana (1837-1901). Su disposición escenográfica lograba perennizar el último registro del ser querido, de tal forma que se oculten o disimulen los rasgos del rigor mortis. Para tal efecto, se maquillaba tanto al difunto como a la placa fotográfica. Uno de los ejemplos contemporáneos más usados fue el relacionado con el libro de fotografías de los soñadores del sueño eterno (1)en la película Los Otros (2001,The Others) que interpreta su desenlace, ya que se pone al descubierto inusuales fotografías de cadáveres en posiciones cotidianas junto a sus seres queridos, como si la muerte no los hubiera arrancado de sus espacios de predilección. Muchas veces este tipo de fotografía se realizaba con la única finalidad de tener el recuerdo del retrato familiar aprovechando la muerte de un ser querido.
Aun cuando la muerte y sus rituales nos parezcan un tema lúgubre y sombrío, la fotografía post mórtem fue un recurso muy popular hasta la primera mitad del siglo XX, y en muchos lugares perdura hasta la actualidad. Sin embargo, hay diferencias sustanciales entre la memorial photography y el retrato de angelitos, puesto que mientras en la primera persiste una representación de muertos que parecen vivos, en la segunda, los niños muertos toman un carácter de santidad que los relaciona con estampas o postales religiosas.
El lojano Reinaldo Vaca Piedra (1894-1977), fue uno de los fotógrafos que más registros de angelitos tiene en el Ecuador y su colección digitalizada que reposa en el Archivo Histórico del Ministerio de Cultura y Patrimonio, tiene una temporalidad entre 1920 y 1950. Más de 60 fotografías de angelitos dispuestos en distintos lugares y con diversos ajuares dan cuenta de un proceso de apropiación de este ritual en nuestro país. Las fotografías revelan tanto la técnica fotográfica como las relaciones y convenciones sociales de la época, asociadas a una forma de producción en la que el fotógrafo se convierte en un mediador entre lo sagrado (el ángel) y lo estético (la composición fotográfica).
Llama la atención la prolijidad de Vaca Piedra en la composición de sus fotografías de angelitos y los elementos que las componen, puesto que muchas de ellas evocan hitos históricos o advocaciones importantes para la comunidad lojana como la coronación de la virgen del Cisne (1928). Por otra parte, la producción de ajuares y decorados que acompañan al angelito muestran un mercado accesorio de servicios funerarios que debió contar con un proceso de circulación importante. Las fotografías de angelitos, servían como un billete emocional que daba opción a los familiares y allegados al niño a poseer un vínculo simbólico con Dios, debido a que la representación casi sagrada de la imagen, daba cuenta de un ascenso espiritual y directo del niño a los cielos, y con él las plegarias de sus familiares para que el angelito los proteja desde el cielo.
Este artículo es parte de una investigación más extensa, que contribuye a ampliar la información existente sobre este tema en varios países como Chile, México, Bolivia y Argentina. Todavía queda mucho por investigar sobre los registros de prácticas funerarias en nuestro país y esperamos que este aporte involucre a más jóvenes académicos a buscar en los archivos públicos información que puedan generar nuevas opciones de consulta.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Algunos datos sobre el Cementerio Patrimonial de Cuenca


“Aquí se acaba la grandeza, el orgullo. Empieza la igualdad. Aquí todos somos materia de putrefacción”. En un espacio del cementerio patrimonial, en donde antiguamente se enterraba a las personas de escasos recursos económicos, se lee esta advertencia.





Esta área se encuentra a pocos pasos del ingreso principal del cementerio, por la avenida González Suárez. Aquí, los túmulos son de piedra, con los nombres, fechas y leyendas grabados sobre ese mismo material, que con el paso de los años se ha deteriorado. Sólo hay una tumba que hoy tiene lápida y está mejor conservada que las demás.

Este espacio es parte del área patrimonial del cementerio, la más antigua, que se convierte en un atractivo para quienes deciden, por turismo, visitar el lugar. Sin embargo, también es un sitio de encuentro y de recuerdos, en un día dedicado a los seres que ya no están.
El Día de los Difuntos el cementerio luce mejor, más arreglado, con olor a pintura, flores frescas, césped recién cortado, velas que se empiezan a consumir.

En medio de este ambiente, matizado con celebraciones religiosas, vendedores de flores, coronas, velas... El cementerio se abre a los visitantes como un lugar para ser recorrido, para contar a través de sus nichos un fragmento de la historia de la ciudad.
El cementerio municipal nace en 1896, administrado principalmente por la Iglesia Catolica, dijo Priscila Alvarado, funcionaria de la Empresa Municipal de Cementerios de la ciudad. “El cementerio era uno de los espacios en donde era más notoria la diferenciación de clases sociales”, añadió.

Como evidencia de ello queda el “cementerio popular”, mencionado anteriormente, un espacio que se diferencia del resto del paisaje por sus túmulos de piedra. “Esta zona estaba llena de árboles, no había más bóvedas”, dijo Julia Orellana, quien ayer acudió a limpiar la tumba de su hermano, ubicada en este sitio, desde muy temprano.

La memoria de Orellana conserva la imagen de las tumbas con cruces de madera, protegidas por un pedazo de lata, para evitar su deterioro. Años después llegaron más elementos decorativos: fotos del difunto, oraciones, nombres y fechas en números romanos y letras mejor caligrafiadas.

Otro espacio tradicional en el cementerio es el área destinada a los judíos, cerrada por un muro de ladrillo. Unos 40 túmulos guardan los restos de los judíos que llegaron exiliados en la época de la Segunda Guerra Mundial. 



 Personajes
Los personajes ilustres: políticos, poetas, religiosos y otros, permanecen en un mausoleo exclusivo para ellos. Además hay otros que fueron comprados por familias años atrás, las que construyeron destacadas piezas arquitectónicas para albergar a sus difuntos, indicó Alvarado. 
La funcionaria mencionó que el cementerio es un lugar turístico, “un sitio que atrae por sus misterios y su historia”, que hoy abre sus puertas a devotos y turistas, que pueden encontrar, además de recuerdos, pequeños detalles dignos de admirarse. 

La Magdalena tiene un cementerio con ambiente de vecindad




Los moradores de La Magdalena y otros sectores del sur tienen a sus seres queridos fallecidos cerca, En la esquina de las calles Zaruma y Gualleturo se encuentra una edificación grande, sin ventanas. Tiene 3 000 metros cuadrados de construcción. El único acceso es una puerta metálica, que en esta temporada de finados pasa abierta desde las 07:00. En la parte superior, unas letras grandes anuncian que allí funciona una morada santa: es el cementerio de La Magdalena. Tiene cerca de 80 años. Martha Zapata, moradora de la Mena Dos, llegó el 1 de noviembre del 2013 en la tarde con su familia a limpiar las tumbas de sus abuelos, tíos y un hermano. Llevó una brocha para remover el polvo, pintaron las leyendas de las lápidas, limpiaron los floreros y colocaron rosas rojas.
Eulalia Yacelga, moradora de Solanda, fue a dejar flores en las tumbas de su suegro, su tío e hijo. Para ella la cercanía y el orden que hay en el sitio hacen que el lugar no sea tan triste. “Hay árboles y garzas como adornos que le dan una bonita imagen”. Pilar Montaguano, moradora de La Magdalena, acudió también con su mamá a limpiar las tumbas de sus familiares. Luego de colocar flores nuevas regresaron a su casa para prepararse para la procesión de las santas almas.
Luis Tacuri, administrador del cementerio, mencionó que desde 1970 la gente del sector recorre con velas encendidas las calles principales del sector para rendir un homenaje a las personas que fallecieron. La procesión tenía previsto salir hoy, a las 19:00, encabezada con un cuadro de las almas y con bandas musicales.
Fuente: www.elcomercio.com


martes, 29 de octubre de 2013

Noruega tiene un grave problema: los muertos no se descomponen

Noruega es un país relativamente pequeño donde el espacio es un lujo incluso cuando estás muerto. Como en muchos otros países europeos, esto lleva a una práctica usual, que es disponer del espacio donde se ha enterrado una persona para reutilizarlo una vez han pasado 20 años, y si sus familiares no quieren conservar el sitio pagando una cuota. Pero Noruega está empezando a tener un problema serio. Esta práctica no se puede llevar a cabo porque los cadáveres no se descomponen




La razón de este fenómeno no es el intenso frío noruego ni algún tipo de sustancia química en el subsuelo. La razón es una ley que fue aprobada poco después de la Segunda Guerra Mundial que obligaba a enterrar los cadáveres envueltos en plástico.
La normativa pretendía hacer más higiénica la práctica de enterrar un cadaver, pero lo que ha conseguido es que los cuerpos no desaparezcan por acción de la madre naturaleza, sino que se conserven en bastante buen estado. La práctica ya no se usa, pero ahora Noruega tiene unas 350.000 plazas en cementerios que no puede reutilizar, y las autoridades no están dispuestas a ceder más terreno para ampliar estos lugares.
La solución ha llegado de manos de un antiguo empleado de funeraria llamado Kjell Larsen Ostbye y es el extracto de lima. Larsen ha inventado una técnica que consiste en unas sondas que se clavan en el suelo y atraviesan el plástico inyectando un concentrado de jugo de lima. La acidez de la fruta acelera la descomposición del cuerpo y lo hace desaparecer de forma natural en un plazo no superior a un año.




Kjell Larsen Ostbye ha perfeccionado el método de inyección junto a un amigo ingeniero llamado Rikard Karlsson. Ambos han probado con éxito su técnica en 17.000 tumbas previa aprobación de sus familiares. El proceso lo lleva a cabo una máquina, tarda sólo 10 minutos y no deja rastro. La rehabilitación del espacio en sus cementerios costará a las arcas del gobierno noruego unos 670 euros por cada tumba.
Fuente: The Wall Street Journal

miércoles, 16 de octubre de 2013

XIV ENCUENTRO IBEROAMERICANO DE VALORACIÓN Y GESTIÓN DE CEMENTERIOS PATRIMONIALES: Programa




XIV ENCUENTRO IBEROAMERICANO DE VALORACIÓN Y GESTIÓN DE CEMENTERIOS
PATRIMONIALES
X REUNIÓN DE LA RED MEXICANA DE ESTUDIOS DE ESPACIOS Y CULTURA FUNERARIOS A.C.

PROGRAMA GENERAL
Domingo 27 de octubre
Lugar Actividad Horario
Casa de la Primera Imprenta
Ceremonia de Inauguración
Arq. Margarita G. Martínez Domínguez
Presidente de la Red Mexicana de Estudios de
Espacios y Cultura Funerarios A.C.
Dr. Ciro Caraballo Perichi
Presidente de la Red Iberoamericana de Valoración
y Gestión de Cementerios Patrimoniales
Mtro. Jorge Alsina Valdés y Capote
Director de la División de Ciencias Sociales y
Humanidades


XIV ENCUENTRO IBEROAMERICANO DE VALORACIÓN Y GESTIÓN DE CEMENTERIOS
PATRIMONIALES

28 de octubre 2013
Casa de la Primera Imprenta de América
Lic. Francisco Primo de Verdad No.10, Centro Histórico

Mesa: Metodología

1 Cindy Vanessa Olvera
Gabriela Servín
mx Geografía de Uarhikua 09:15
2 Edith Valverdi
Gisele Ragout
Graciela Neyra
ar Avances en el estudio del Cementerios del
Carmen, Río Tercero, Córdoba, Argentina
09:35
3 Ana María Ojeda Fernández
Carolina Peñaloza
cl Identificación de los componentes del
espacio funerario en el Cementerio No. 3 de
Valparaíso-Chile
09:55
4 Diego A. Bernal
Mónica Giedelmann
co Lineamientos para el rescate e investigación
en cementerios históricos. Dos experiencias
en Colombia
10:15
5 José Luis Pignocchi ar Noticias del cementerio 10:35
6 Luis Noel Dulout
Rita Rodríguez
ar Propuesta metodológica para el registro y
análisis de los cementerios rurales Azampay
y la Vienega, Valle de Hualfín,
Departamento de Belén, Provincia de
Catamarca, Argentina
10:55
7 Oscar Molina Palestina mx De yacentes a festejantes: 6 casos de
retrato funerario escultórico en
cementerios de Italia, México y España
(siglos XIX y XX)
11:15
8 Salvador Coronado co La resignificación de lugares funerarios 11:35
Mesa: Iconografía
9 Aurora Roldán mx La iconografía popular en algunos
cementerios
11:55
10 Claudio Alberto Novelo
Nicte-Há Gutiérrez
mx Manifestaciones artísticas y culturales del
Cementerio de Hoctún Yucatán
12:15
11 María Cristina Valerdi
Jesús Rodríguez
Víctor Martínez
mx Ángeles, manifestación escultórica en los
cementerios patrimoniales: Panteón
Municipal y Francés de la ciudad de Puebla
12:35
12 María Margarita Fermín ve El método iconográfico en el análisis de las
esculturas del Cementerio El Cuadrado de
Maracaibo
12:55

Mesa: Antropología
13 Ángeles González Gamio mx La cultura funeraria de la gran Tenochtitlan 13:15
14 Rosa María Flores Ramírez mx Los habitantes del Cementerio Municipal de
Colima; un estudio de antropología física
13:35
15 María Elena Stefanon mx “La dulce y santa muerte”: Los libros de
Ars Moriendi en el acervo de Santa
Mónica en Puebla
13:55
Receso para comida 14:15


28 de octubre 2013
Casa de la Primera Imprenta de América
Lic. Francisco Primo de Verdad No.10, Centro Histórico
Mesa: Sociología
No. Ponente País Ponencia Horario
16 Alma Ruiz mx La memoria cultural, no muere 16:15
17 Claudia Paz mx Ilusión, espacio y creación 16:35
18 Elizabeth Guadalupe Rojas mx Para comprender la muerte 16:55
19 Gilberto González mx Los cementerios desde los deudos; Un
recorrido por las estructuras mentales de la
sociedad novohispana del siglo XVIII y sus
implicaciones teológicas y económicas
17.15
20 Carlos Alberto Mercado mx “Festividades indígenas dedicadas a los
muertos”, una década como patrimonio
Inmaterial de la Humanidad
17:35
Mesa: Historia
21 Juan Carlos Morales Manzur ve Algunas consideraciones sobre la
fotografía de difuntos en Maracaibo,
Venezuela.
17:55
22 Meliza Hernández Mondragón co La muerte captada entre lápidas y
flores
18:15
23 Alejandro Mesa uy Epitafios: Un lenguaje particular sobre la
muerte
Una aproximación a las voces y dispositivos
del lenguaje funerario en el “Monumento a
Perpetuidad” y en el “Cementerio Central”
de Paysandú
18:35
24 David Esteban Molina co Universales, familiares, laicos, libres y
muladares: una aproximación general a la
historia de los cementerios no católicos de
Colombia
18:55
25 Fernando Luis Romero
ar Mártires de la Patagonia 19:15
26 Isaura Wiencke Olivares
mx Obsesiones fúnebres 19:35
27 Javier Ayala mx Anfitriones de cementerio: La Santa
Compaña en textos franciscanos del siglo
XVI
19:55
Fin de jornada 20:15


29 de octubre 2013
Casa de la Primera Imprenta de América
Lic. Francisco Primo de Verdad No.10, Centro Histórico

Mesa: Historia
No. Ponente País Ponencia Horario
29 José Raúl García
Margarita Guerra
mx Génesis e identidad nacional del
“Comunicador Visual del Pueblo” José
Guadalupe Posada
09:15
30 Juanita Santos co Cementerios en la construcción de un
territorio memoria Valle del Tominé,
Cundinamarca, Colombia
09:35
31 Margarita G. Martínez mx La cultura funeraria y sus espacios del siglo
XVI al XIX en el Centro Histórico de la
Ciudad de México
09:55
32 María Elena Solórzano mx Cementerios vecinales en Azcapotzalco 10:15
33 María Eugenia Fernández mx Los cementerios de los pueblos originarios
de la Delegación Iztacalco
10:35
34 Óscar Márquez
Ana María López
ur Con la Sangre del héroe Cementerio “Del
Tala” de los Dalmao –Artigas paso del
parque del Dayman – Salto- Uruguay un
lugar de historia y belleza - naturaleza y
memoria
10:55
35 Sandra Guerra mx Obras de ornamentación para ataúdes de
Newman Brothers, Coffin Fitting Works
11:15
Mesa: Rituales Funerarios
36 Alcineia Rodrigues br Costumbres funerarias en
Parnamirim/Rn a través de los medios
de comunicación
11:35
37 Claudia Lorena Gómez co Más allá de la muerte: los animeros en
Colombia. Estudio de caso
11:55
38 Irma Ramírez mx Los ritos funerarios como elementos de
cohesión y reciprocidad entre los
habitantes de Santa Cruz
Atzcapotzaltongo, Toluca, Estado de
México
12:15
39 María Antonia Benavente cl Formas de morir y conductas de
enterrar
12:35
40 María del Carmen Ascencio mx Costumbres funerarias en Colima a
finales del siglo XIX y principios del XX
12:55


29 de octubre 2013
Casa de la Primera Imprenta de América
Lic. Francisco Primo de Verdad No.10, Centro Histórico

Mesa: Espacio Funerario
No. Ponente País Ponencia Horario
41 Agustina L. Padula ar El espacio funerario simbólico: los funerales
de Encarnación Ezcurra en la Buenos Aires
del siglo XIX
13:15
42 Ana Julia Arroyo
Ixek Violeta Rivera
mx El Panteón Municipal de Dolores en
Miacatlán
13:35
43 Ethel Herrera mx Reflexiones sobre la metodología para
estudiar cementerios patrimoniales
13:55
Receso para comida 14:15
44 Nicte-Há Gutiérrez
Raúl Enrique Rivero
mx Los cementerios de la zona metropolitana
de Mérida Yucatán
16:35
45 Francisco Rivas Castro
Eliseo Fajardo
hn Los estilos representativos de la arquitectura
funeraria Cementerio General San Pedro
Apóstol San Pedro Sula Honduras CA
16:55
46 Irene Pérez mx La huella de dos cementerios en la ciudad
de México
17.15
47 Isabel Eugenia Méndez mx Ritualidad, arte y arquitectura en el primer
Panteón municipal de Guadalajara
17:35
48 Julia Preciado
mx Una rotonda sin residentes 17:55
49 José Rodolfo Gutiérrez mx El Panteón de los Ángeles y de la Cruz
Un panteón patrimonial en el Estado de
Aguascalientes
18:15
50 Jorge Sosa Oliver
Jonathan Hernández
Aurora Roldan
mx El Panteón Francés y sus monumentos del
siglo XX, función, forma y material
18:35

29 de octubre 2013
Casa de la Primera Imprenta de América
Lic. Francisco Primo de Verdad No.10, Centro Histórico

Mesa: Didactica
51 Eliseo Fajardo Madrid hn El espacio funerario como referente
didáctico y pedagógico: el caso del
Cementerio General Apóstol San Pedro
Sula Honduras
18:55
52 Eloísa Lamilla co Los cementerios para pensar la ruralidad en
Colombia
19:15
53 Fernando Vengoechea
Johnny Insignares
co De la clase a la práctica: Cementerio
Universal, un espacio que merece vivir
19:35
54 Germán Ferro co Memoria e historia en la materialidad de las
tumbas: visibilidad, inclusión y pedagogía en
el Cementerios de Bogotá
19:55
55 Gonzalo A. García
Josefina Matas
bo Estrategia didáctica: catalogación de los
mausoleos del circuito turístico, Cementerio
general de la ciudad de La Paz por los
estudiantes del tercer semestre de la
Univalle
20:15
Fin de jornada 20:35

30 de octubre 2013
Casa de la Primera Imprenta de América
Lic. Francisco Primo de Verdad No.10, Centro Histórico

Mesa: Didactica
No. Ponente País Ponencia Horario
56 José Eduardo Carranza
Cesar Antonio Barranco
Elías Rossini
Jorge Iván Navarro
mx Implementación de la estela informativa
como estrategia pedagógica en los
cementerios
09:30
57 Lina María Gutiérrez co Un cementerio en el bolsillo: los cementerios
como herramienta educativa. Una propuesta
museística portátil de apropiación
patrimonial
09:50
58 Marcelina das Graças de Almeida br Espaço de cultura, história, memoria e
patrimônio: uma análise sobre as ações
educativas realizadas no Cemitério do
Nosso Senhor do Bonfim
10:15
Visita a la Catedral Metropolitana
Visita a las criptas arzobispales de la Catedral Metropolitana 11:00
Receso para comida 15:00
Mesa: Gestión
59 Alicia Belmonte
Julio A Magli
Cristina Bazzano
María Elna Capelli
ar Cementerio del Oeste de San Miguel de
Tucumán: “Sentimiento, historia y
reconocimiento”
17:10
60 Limbergh Herrera
Laura M Sáenz
Luis Ojeda G
mx Pasos, tropiezos y vicisitudes: la
declaratoria del Cementerios General como
zona de patrimonio cultural del Municipio de
Mérida
17:35
61 Lucrecia Ana Zerda ar Ecumenismo en Tucumán-Argentina,
Accesibilidad a cementerios de
diferentes credos una santa judía: el
culto de “Malka Saltz”
17:55
62 Lucrecia Rubio mx Una visión para poner en valor el patrimonio
funerario
18:15
63 Verónica G. Meo
Agustina L. Padula
ar La gestión de los espacios funerarios: el
caso del cementerio de Dolores
18:35
64 Walkyrya Angúlo mx El patrimonio cultural y la sustentabilidad
existente con respecto a la arquitectura
funeraria
18:55
65 Tomás Cortés
Juan Zúñiga
mx Ritos funerarios de las sociedades
iniciáticas
19:15
66 Tomás Cortés mx Sexualidad, erotismo y muerte, una
reflexión sobre el rito funerario
19:35

jueves, 19 de septiembre de 2013

Funeraria proponer borrar la huella virtual de los difuntos


Zaragoza: Una empresa funeraria que ofrece más de la mitad de sus servicios a través de Internet. Esa fue la idea de Begoña Giménez, Carmen Sánchez y Marta Sariñena cuando comenzaron a perfilar su empresa, Artmemori, situada en Tamarite de Litera (Huesca).
Sin duda alguna, los servicios más novedosos son los que ofrecen bajo el nombre de “gestión póstuma de la identidad virtual”. Con las nuevas tecnologías, cuando una persona fallece deja atrás su patrimonio virtual, como páginas de Facebook, Twitter, correo o blogs.
Todo surgió a raíz de una experiencia personal, “en la que vimos que en las funerarias había una fuerte carencia respecto a cubrir algunas necesidades de las familias en duelo, algunos detalles que cuando uno sufre una pérdida se echan en falta”, ha comentado una de las creadoras de la empresa, Begoña Giménez.
Si la familia posee las contraseñas virtuales de su ser querido, Artmemori se ofrece a recuperar sus datos informáticos, recopilar sus contraseñas, cancelar sus cuentas y notificar su defunción en las redes sociales y cuentas de correo, y traspasar el contenido de sus cuentas.
Algunos no quieren borrar su huella virtual sino dejar un pequeño recuerdo de su ser querido en la red. Artmemori ofrece a las familias la posibilidad de crear una web “en la que pueden subir fotos, vídeos, poemas, anécdotas, recuerdos… lo que la familia considere oportuno para compartir con su entorno. Posteriormente, los amigos y familiares pueden enviar, a través de la web, sus condolencias o poner una vela como homenaje”, ha explicado Giménez.
También ofrecen la posibilidad de crear una caja de seguridad virtual, donde guardar su información más preciada, un testamento virtual certificado y la creación de una memoria digital a través de su identidad virtual. Asimismo, pueden gestionar la reputación virtual a través de la creación de perfiles póstumos en las redes sociales.
Lápidas con códigos QR
Las nuevas tecnologías no se quedan ahí. Begoña Giménez ha explicado que “hemos intentado evolucionar tecnológicamente” y ofrecen la posibilidad de insertar un código QR en la lápida del difunto para que sea recordado de una forma diferente.
“Generamos un código QR para que las funerarias puedan insertarlo en las lápidas y recordatorios. De esta forma, el típico recordatorio que se entregaba en los funerales ya incluye este un código QR, de manera que es como una especie de esquela virtual”, ha comentado Giménez.
Este código QR se puede leer a través de una aplicación que se instala en el móvil, y con la que se puede ver la esquela, imágenes o una web del ser querido.
Un servicio hecho a medida
Emprender en época de crisis no resulta imposible ya que, aunque tiene su parte negativa, “porque cuesta más encontrar recursos y las personas no están tan dispuestas a gastar en según qué”, desde Artmemori han sabido encontrar el nicho de mercado en el ámbito funerario: “las funerarias se han dado cuenta de que hay gran competencia y es necesario ofrecer servicios de valor añadido”.
Artmemori ofrece “un servicio hecho a medida de cada cliente y personalizado, por lo que lo denominamos boutique online”, ha asegurado Giménez. La empresa oscense está abierta desde el mes de mayo y ya ha recibido numerosos clientes interesados en un homenaje diferente y personalizado para sus seres queridos.
No todos los servicios que ofrecen son de pago. El acompañamiento en el duelo es el servicio que más éxito está teniendo. Además, “a través de las redes sociales o del blog la gente nos plantea sus dudas, nos explica sus experiencias y nos transmiten su necesidad de información”, ha destacado Giménez. Es ahí cuando, dependiendo del tipo de consulta, el servicio de asesoramiento puede ser gratuito.
fuente:  http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=111332

domingo, 8 de septiembre de 2013

Reinar después de muerta: Inés de Castro


Inés deCastro muerta en su trono
 
Realidad y ficción se entrelazan en el personaje de Inés de Castro, la doncella gallega cuyo romance con el infante Pedro, futuro rey de Portugal, marcó la historia y la cultura lusa. La historia de amor entre Pedro e Inés ha inspirado durante siglos la literatura portuguesa y todavía hoy sigue siendo temática de algunas novelas actuales. Una historia de amor con un trágico desenlace que ha ayudado a crear una leyenda alrededor de sus personajes en cuyas vidas existían todos los ingredientes necesarios para escribir una gran novela. Un amor ibérico, un amor prohibido, vivido en medio de guerras, intrigas y luchar de poder. La narrativa que llega a nuestros días se basa en registros históricos aunque algunos detalles pertenecen al campo de la leyenda, fruto de la imaginación popular y del talento de muchos artistas. 

  Coronación de Inés de Castro difunta

Reina, después de muerta, Inés de Castro fue amante, esposa, amiga y compañera del infante Pedro, con quien tuvo cuatro hijos. La figura de Inés, a pesar de ser gallega, es más conocida en Portugal, donde está enterrada junto a su amado Pedro en el monasterio de Alcobaça. “Inés de Castro es el mito femenino más irresistible de la historia de Portugal”, explica a ABC la escritora lusa Margarida Rebelo Pinto, autora de la novela histórica “Mi querida Inés”, una de las últimas obras publicadas sobre este personaje. Recuerda que la doncella gallega “es la mayor heroína romántica de Portugal que provoca muchas emociones”.
No hay consenso en los libros sobre el lugar y la fecha de nacimiento de Inés de Castro aunque no hay dudas de su origen gallego. Parece que nació en A Limia o en Monforte, en 1320, 1321 ó 1325, según las distintas fuentes. Era hija bastarda de don Pedro Fernández de Castro, primer señor jurisdiccional de Monforte de Lemos y nieto del rey Sancho IV el Bravo, y de Aldonza Soares de Valladares, dama de origen portugués. Pasó su infancia en el palacio del duque de Peñafiel y marqués de Villena, don Juan Manue,l donde estuvo en contacto con poetas y artistas. Entabló una estrecha amistad con la hija del duque y prima suya, Constanza Manuel, quien la eligió como dama de compañía en su viaje a Portugal donde debería casarse con el infante Pedro, hijo del rey portugués Alfonso IV el Bravo.

Fonte dos Amores, sitio de reunión de los amantes

Pedro nació en 1320 y creció en Coimbra, entonces capital del reino. Conoció a Inés en la víspera de su boda con Constanza. El infante no quería casarse una vez que su padre no le dejaba escoger a su futura compañera y resulta fácil entender que se dejase arrebatar por la belleza de Inés. Los libros la describen con una joven rubia y elegante. Una pasión correspondida que era evidente a los ojos de la corte. Por eso Constanza decidió que Inés fuese la madrina del bebé que esperaba ya que ese tipo de parentesco espiritual hacía imposible la unión que se dibujaba cada día de forma más indiscutible, según relata la historiadora portuguesa Maria Zulmira Furtado Marques, en “La tragedia de Pedro e Inés”. Una relación que nunca se llegó a establecer porque el pequeño Luís falleció a los pocos días de nacer.
Corría el año 1344 y el rey Alfonso IV, molesto por el amor adúltero de su hijo con Inés, decide mandarla para el exilio. Se fue a Alburquerque, en Castilla, y desde allí siguió enviando y recibiendo cartas de su amado. Un año después Constanza muere en el parto del infante Fernando y de esta forma Pedro se ve libre del matrimonio de conveniencia. Así logra traer de vuelta a su amada y la instala en un palacio próximo al monasterio de Santa Clara, para poder verla desde su cuarto.
Pedro e Inés vivieron entonces sus años más felices, en los que tuvieron cuatro hijos en el plazo de cinco años (Afonso, João, Diniz y Beatriz) y en 1354 se casarían en secreto ante el obispo de Guarda. La Fonte dos Amores (Fuente de los Amores) era testimonio de las confidencias de la pareja, fuente que sigue hoy manando agua y por la que pasan turistas e historiadores para conocer el local del mítico romance.
Pedro se fue poco a poco aproximando de dos hermanos de Inés, Álvaro y Fernando de Castro quienes vieron la oportunidad de obtener el apoyo portugués en la lucha establecida contra el rey de Castilla y llegan incluso a ofrecer al infante el trono. Por su parte Alfonso IV se oponía a esos planes ya que si Castilla se molestaba la independencia de Portugal estaba en riesgo. Y tampoco se fiaba de los hermanos de Inés porque pensaba que podían estar tramando algo contra su nieto Fernando, hijo de Pedro y Constanza, para poder llevar al poder a uno de los cuatro hijos bastardos. Es decir, Inés fue considerada una amenaza para el Estado portugués. Tres de sus consejeros (Pedro Coelho, Álvaro Gonçalves y Diogo Lopes Pacheco) convencieron al rey en elegir la muerte de Inés como la única posibilidad para acabar con tantos riesgos políticos. El 7 de enero de 1355 los tres caballeros leales al rey ejecutaron su voluntad. La degollaron sin piedad y enterraron su cuerpo en la iglesia de Santa Clara. La historiadora lusa Ana dos Santos, en su tesis sobre História Medieval y del Renacimiento, llama la atención al hecho de que la muerte real de Inés difiere a lo que se ha divulgado a través de la literatura romántica según la cual “Inés fue apuñalada a manos de los consejeros del rey”.
Pedro, que estaba ausente, al enterarse del triste fin de su amada entró en cólera y emprendió una lucha contra su padre provocando duros enfrentamientos. La reina madre, Doña Beatriz, tuvo que intervenir para que firmasen una tratado de paz en agosto de ese año. Dos años más tarde, en 1357, murió Alfonso IV y subió al trono Pedro quien en su primer acto como rey fue mandar buscar a los asesinos de Inés de Castro refugiados en Castilla. En 1360 confesó su boda secreta con Inés de Castro por lo que se convertía en reina merecedora de todas las honras. Así, ese mismo año, en el mes de abril, el cuerpo de su amada fue transferido solemnemente del convento de Coimbra al monasterio de Alcobaça, donde se enterraban a los monarcas portugueses. Pedro mandó construir para ella un mausoleo de piedra blanca en cuya tapa se representó la cabeza de Inés coronada como si hubiese sido reina. Reza la leyenda que mandó también colocar el cuerpo de Inés en el trono, puso una corona en su cabeza y obligó a los nobles a besar la mano del cadáver. El rey Pedro I también mandó esculpir su tumba, en la que se escenificó toda su vida. Al morir, en enero de 1367, le enterraron próximo de Inés. Sin embargo, en lugar de colocar las tumbas una al lado de la otra, quedaron una en frente de la otra para que en el día de la resurrección se pudiesen levantar y caer en los brazos uno del otro.

 
Sarcófago de Inés de Castro

Pedro e Inés representan el prototipo de pareja ideal, un amor trágico que “por su corta existencia terrena nunca llega a conocer el realismo de lo cotidiano y la conversión de los sentimientos más nobles en mundanos, cansados y desilusionados”, explica Ana dos Santos en su tesis.Pedro e Inés nunca existirán por separado, porque “su identidad depende de la relación y la presencia del otro”. Representan una unión de dos partes, “dos mundos, totalmente diferentes, cuyas diferencias pactaron una separación y trágico final”. La descendencia de la pareja se fue integrando por las casas reales europeas e incluso se llegó a publicar que en los siglos XV y XVI la mayor parte de la Europa coronada descendía de Inés. La princesa Beatriz se casó con un hijo bastardo del rey de Castilla, llamado Sancho de Alburquerque. La hija de esta pareja, Leonor Urraca, nieta de Pedro e Inés, fue la mujer de Fernando, rey de Aragón, Sicilia, Nápoles, Valencia y Mallorca. Una descendencia que con el paso de los años nos lleva hasta el emperador germánico Maximiliano I y al rey portugués Manuel I. Para el trovador luso García de Resende la descendencia de Inés fue su victoria póstuma, porque por los frutos de su relación con Pedro ella logró vencer su trágico destino. 

Fuente: abc.com

El misterio del cementerio de ''vampiros'' de Gliwice es develado


El misterio del cementerio de "vampiros" de Gliwice (Polonia), diecisiete tumbas de hace más de cinco siglos con esqueletos decapitados que llenaron páginas de los medios locales este verano, ha sido aclarado por el mismo arqueólogo que descubrió los enterramientos. 
Eran "gente diferente, enfermos, jorobados, demasiado altos o demasiado bajos, por ejemplo; gente inocente usada como chivo expiatorio cuando llegaban amenazas como la peste", explicó esta semana Jacek Pierzak. 
Cuando los arqueólogos abrieron una antigua tumba cercana a una carretera en construcción cerca de Gliwice, sureste de Polonia, se encontraron con una escena que parecía sacada de una película de terror: un presunto enterramiento vampiro. 
El cementerio "vampiro" se descubrió en julio y ha resultado ser el enterramiento más grande de este tipo hallado hasta ahora en el mundo: 44 tumbas de las cuales 17 contenían cuerpos decapitados, con la cabeza entre las piernas, en la mano o sobre uno de los hombros, siguiendo el ritual con el que en Europa del Este se enterraba a los sospechosos de ser vampiros. Estos enterramientos confirmaban la práctica de la antigua creencia eslava que indicaba que a los considerados "no muertos" se les debía enterrar de manera especial, para evitar así su retorno al mundo de los vivos. 
"Los cuerpos pertenecían a personas que presuntamente fueron acusadas de ser vampiros", señaló Pierzak en una entrevista publicada por el portal tvn.pl, decapitadas "posiblemente con una espada" y por un "verdugo especialista". "Se trata de un ritual para evitar que el mal que presuntamente contenían esas personas volviera a la vida", añadió el arqueólogo, que considera que los allí enterrados no eran más que personas "diferentes" del resto, posiblemente con alguna discapacidad que hacía que el resto de la comunidad los mirase con recelo. 
En el considerado "cementerio maldito" de Gliwice descansan personas marginadas, degenerados, deformes o, simplemente, inocentes culpables sólo de ser diferentes, explicó Jacek Pierzak. Estas personas fueron víctima de "una emoción humana normal: el miedo a lo desconocido", añadió. Los enterramientos se remontan a finales del siglo XV o principios del XVI, apuntó Pierzak, quien reconoce que no ha encontrado ninguna mención a este cementerio "olvidado" en ninguna crónica o documento de la ciudad. En las tumbas no se encontró ninguna posesión de los fallecidos, como joyas, instrumentos o armas que permita tener más información de su origen; lo único que hallaron los arqueólogos en una fosa fue un elemento similar a una pinza de ropa.
Fuente: http://www.informador.com.mx

Cementerio Musulmán de Austria gana el premio Aga Khan


(Agencia EFE)
El Premio Aga Khan distinguió hoy cinco proyectos arquitectónicos del mundo musulmán reconocidos por su función social, entre ellos un cementerio islámico en Austria que ayudó a superar conflictos religiosos.
El prestigioso galardón, concedido cada tres años, reparte un millón de dólares (0,75 millones de euros) a partes iguales entre los distinguidos, y su ceremonia de entrega se celebra hoy en Lisboa con la presencia del príncipe persa Karim Aga Khan y del presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva.
Junto al cementerio de Altach (oeste de Austria), fueron reconocidos proyectos como la rehabilitación de la ciudad palestina Birzeit, un hospital ecológico de Sudán, un puente que une Rabat y Salé (Marruecos) y la remodelación del bazar de Tabriz (Irán).
Aunque la notable suma ha dado fama internacional al certamen, su original filosofía lo ha ayudado a ganar prestigio, al nominar proyectos de todos los tamaños, pequeños y grandes, en los que se evalúa con gran atención el cumplimiento de sus objetivos sociales.
"Nos importa su impacto en la comunidad. Nosotros vamos al sitio después de estar construido y comprobamos que el proyecto funciona", explicó a Efe el director del galardón, Farroukh Derakshani.
O en palabras de Hanif Kara, uno de los jueces que visitó los lugares más importantes de las 500 nominaciones, "se quita el azúcar" al lujo arquitectónico para ver los hechos y cómo la gente utiliza los edificios.
En Altach, el arquitecto austríaco Bernardo Barder tuvo que lidiar, junto a ONGs, autoridades municipales y líderes de la comunidad musulmana, con los miedos auspiciados por grupos islamófobos en la región.
"Tuvieron que creer en mí y tuve que ganarme y trabajar día a día a la comunidad", explicó a Efe Barder.
El cementerio islámico, de líneas minimalistas y localizado en un idílico enclave de la naturaleza, reunió por primera vez a los diferentes subgrupos musulmanes de más de 90 municipios y consiguió aplacar las polémicas sobre la presencia de la comunidad musulmana en el debate público.
"Con información y tiempo, conseguimos evitar problemas con grupos islamófobos y crear un modelo de cooperación entre la comunidad islámica y las autoridades austríacas", señaló a Efe una de las mediadoras del proyecto, Eva Grabherr.
Otras obras premiadas se centraron en la rehabilitación, como la de la ciudad Birzeit, en el norte de Ramala, donde se restauró el patrimonio arquitectónico en ruina al mismo tiempo que se revivían oficios de artesanos abandonados.
"Pusimos a jóvenes y mayores a trabajar y demostramos cómo la sociedad civil puede organizarse cuando faltan poderes centrales", señaló el arquitecto Khaldoun Bshara en una rueda de prensa en Lisboa.
El iraní Akhbar Taghizadeh capitaneó la reforma del bazar de Tabriz (Irán), un vasto complejo de 27 hectáreas y más de cinco kilómetros en ruinas que empezó a ser reconstruido por el Gobierno y con el que, ante el éxito de las mejoras, los propios comerciantes acabaron por tomar la iniciativa.
En Marruecos, el puente ideado por Marc Mimram comunicó las ciudades Sale y Rabat y, más allá de resolver problemas de tráfico, creó un espacio público para los habitantes de ambas con paseos, riberas y bancos.
Aunque de menor escala, el jurado reconoció igualmente el éxito del hospital de cirugía cardiaca de Salam en Jartum (Sudán), que ha atendido desde 1994 a 5,4 millones de pacientes de 23 países de África, muchos de ellos en conflicto.
Impulsado por la ONG italiana Emergencia y construido por el estudio de Venecia Tamassociati, el complejo presenta innovadoras soluciones ecológicas con paneles sociales y la reutilización de 90 contenedores.
En la edición anterior en 2010, uno de lo distinguidos fue el Museo de Medina Azahara en Córdoba, obra de los arquitectos Fuensanta Nieto y Enrique Soberano.
Nacido en Ginebra (Suiza), Aga Khan, considerado descendiente del profeta Mahoma, es el líder espiritual de los ismaelitas y ha impulsado grandes proyectos económicos, sociales y artísticos.

sábado, 17 de agosto de 2013

Entrevista a un tanatopráctor: Cristian Ruiz


La habitación es fría y tiene un olor penetrante. Hay tres camillas grandes de metal con sus respectivos posacabezas. Entre esas cuatro paredes de azulejos blancos (el toque de color lo pone un ramo de rosas rojas), transcurre la jornada laboral de Cristian Ruiz. Tiene 31 años y se dedica a maquillar difuntos.
-¿Qué le llevó a estudiar tanatopraxia?
-Mi padre fue quien me enseñó que este oficio tiene salida, tiempo y futuro. Pero, sobre todo, lo que te da es una gran satisfacción personal y profesional. La funeraria La Montañesa, para la que trabajo, me ofreció la oportunidad de ampliar mi formación con el título de tanatopractor y así lo hice. Me marché a Barcelona y conseguí el título que además, ¡es único en Cantabria!
-¿En qué consiste?
-En dejar el cuerpo lo más natural posible. La tanatopraxia es un conjunto de técnicas que conservan el cadáver de forma temporal o definitiva. Además, se desinfecta el cuerpo que es lo que acelera la descomposición. Es mejor para las familias porque se van con una última imagen más parecida a cómo era en vida el fallecido.
-Además de maquillar, vestir y amortajar a los difuntos, ¿qué más hacen?
-La tanatoestética incluye: pintar, vestir, peinar, arreglar las cejas, afeitar, quitar ojeras, disimular los hematomas...A las mujeres hasta les pintamos las uñas. En lugar de prepararles para la boda, las preparamos para el funeral.
-Entonces, ¿se trata de dejar el cadáver con el mayor aspecto a vivo?
-Con la mayor naturalidad posible.
-¿Qué ha sido lo más extraño que le ha pedido la familia de un difunto?
-Hay de todo. Una vez, me pidieron que le pusiera un sombrero, un bastón, un paquete de tabaco, el móvil y un cargador. Aquel fue un momento muy tenso. El otro día se incineró a un cadáver con la camiseta del Real Madrid. También se meten fotos pero sobre todo, rosarios y escapularios.
-¿Qué enfermedad es la más devastadora físicamente o la que más cuesta tapar o disimular?
-El cáncer. Un tumor en la cara o la garganta es casi imposible de tapar. Un accidente de tráfico en el que se ha quedado sin medio rostro se puede volver a reconstruir o reparar sólo con tanatopraxia. Lo hacemos con ceras de látex. Como cuando de pequeños jugábamos con plastilina. Se hacen hasta rostros enteros con cejas, pestañas y todo.
-¿Cómo es el proceso desde que llega el cadáver?
-Identificación, lavado, desinfección, taponamiento de boca y nariz, sutura de boca, afeitado (en caso de hombres), maquillaje y peinado, vestir y colocar en el féretro y maquillaje (siempre lo último).
-¿Cuánto tarda en adecentar el cadáver?
-Depende de la causa del fallecimiento. Cerca de una hora.
-¿Y el olor?, ¿cómo lo aguanta?
-Por la costumbre y respirando por la boca. Además, usamos mascarillas.
-¿Cuánto tiempo se puede conservar un cuerpo?
-Hasta 60 días o definitivamente. Depende del material que se use.
-¿Y cómo se las apañan con el rigor mortis?
-Dando masajes en las articulaciones. Nunca se rompen los huesos. Forzamos hasta donde deje el cuerpo forzar.
-¿Ha tenido algún susto durante su jornada laboral?
-A veces saltan gases (eruptos y flatulencias). Hacen ruido pero no asusta. Es normal.
-¿Qué sintió la primera vez que maquilló a un cadáver?
-Me impresionó, pero a la vez sentí satisfacción cuando vi el cambio.
-Y ahora después de los años, ¿qué siente?
-Siento que lo que hago es ayudar a las familias a llevar mejor la defunción de un ser querido.
-¿De qué pasta hay que estar hecho?
-De ninguna en concreto. Hay que tener ganas de trabajar y hacerlo bien. Aquí no hay lugar a equivocaciones. A mi abuelo lo preparé yo. Me lo tomé de manera natural. Mientras lo hacía, le hablaba.
-El suyo es uno de esos trabajos fijos y al que no afecta la crisis...
-Yo no quiero que la gente se muera pero quiero que mi trabajo prospere.
-¿Es un empleo bien pagado?
-Unos 1700 euros al mes.
-¿Siempre hay alguien que no entiende su profesión o la sociedad cada vez lo acepta más?
-Cada vez más. Queda el paso de que la gente acepte la tanatopraxia. Me costaba mucho ligar. Yo les decía que trabajaba llevando el coche de las funerarias...Y aun así costaba. Pero ya no lo necesito: la encontré.
-¿En España está ya reconocido el título de tanatopractor o tienen que ir a Francia?
-Canadá y Francia son los únicos dos países que conceden el título de tanatopractor. Yo lo saqué por el IFT(Instituto Francés de Tanatopraxia).
-¿Cómo se puede amar una profesión así?
-Ver a las familias agradecidas por cómo has dejado a su familiar, es muy gratificante. También ejercemos un poco de psicólogos. Les ayudamos a pasar ese tránsito.
-¿Alguna vez se ha planteado cambiar de trabajo?
-¿Quién tiene un trabajo tan fijo como el mío?
 
Fuente:http://www.eldiariomontanes.es/v/20110522/cantabria/primera-impresiona-maquillar-cadaver-20110522.html