sábado, 22 de febrero de 2014

México: los ahorcados y los cementerios de Yucatán


Por: Jorge Moreno
MÉRIDA, Yuc.- Varias cosas se dicen sobre los suicidas, por una parte se menciona que por el hecho de haberse quitado la vida a propósito están condenados a penar eternamente y por la otra, si el suicidio fue por la vía del ahorcamiento, no pueden salir del cementerio donde fueron enterrados.
He escuchado estos relatos y de las apariciones de presuntos suicidas en al menos cuatro panteones de Yucatán, en el General de la ciudad de Mérida, en el de Valladolid, en el de Ticul y en el de Hocabá, donde los veladores o los testigos que lo cuentan aseguran que las manifestaciones que han visto corresponden a personas que se quitaron la vida de esa forma.
En los casos de Mérida y Valladolid ambos fueron de sendos “borrachitos consuetudinarios”, quienes en los ochenta y noventa, respectivamente, se suicidaron en sus ciudades de origen; a partir de ello, se asegura, empezaron a manifestarse no en donde vivían o en los sitios que frecuentaban sino en los panteones donde fueron enterrados.
“Ya me he acostumbrado a verlo, algunas personas que vienen también lo han visto, no nos da miedo porque en lo que cabe es tranquilo, solo la sombra vemos y la silueta con su rostro, era un señor como de 40 años”, dijo un exvelador del cementerio de la capital yucateca.
En el caso de Ticul, ahí las apariciones también han sido frecuentes, aunque el hecho de que ahí se reportan varios casos más, a veces se confunde cuál es la aparición que ven, aunque se afirma que al menos tres personas que se suicidaron por la vía del ahorcamiento están enterradas ahí.
El árbol del ahorcado
El último caso es el llamado “El árbol del ahorcado”, que es poco conocido en Yucatán, ocurrió en el cementerio del municipio de Hocabá. La leyenda data de más de 100 años y me la platicaron personas que nacieron en esa población, de ese caso sí pude recopilar más datos de forma detallada.
Nos remontamos a 1895, cuando Hocabá tenía como cabecera municipal a Sotuta (fue hasta 1900 en que se convirtió en municipio), en ese entonces había una persona en el pueblo, de nombre Juan, que le gustaba tomar mucho alcohol y tenía una vida llena de penurias, pues a pesar de que ya tenía más de 30 años era mantenido por su madre y ésta constantemente lo tenía que ir a buscar en los alrededores del pueblo y llevárselo casi a rastras a su casa de tan borracho que estaba.
Su madre acudía cada semana al cementerio para llevarle flores a su difunto esposo, pero Juan siempre le recriminaba y le decía que sólo perdía el tiempo en el panteón pues se la pasaba hablando con el difunto.
Un día (quizás tanto alcohol ya había acabado con parte de su raciocinio), decidió darle "una lección" a su progenitura, pues mientras su madre se preparaba para ir al cementerio, Juan se adelantó y se guardó justo detrás de un árbol que estaba a espaldas de la tumba de su padre; poco después llegó su madre, y esta empezó a hablar con su difunto marido.
Justo en ese momento, Juan con una voz "tenebrosa" le dijo: "¡Deja de molestar a tu hijo y ya no vuelvas a visitarme, lárgate de aquí!".
La señora, espantada, nunca imaginó que se tratara de una broma por lo que dijo casi llorando: "Lo que tú digas viejo" y de inmediato se paró para irse, pero quizás fue tanta la impresión que sufrió que apenas dio unos pasos y cayó fulminada por un infarto.
Juan estaba tan tomado que ni cuenta se dio del desmayo de su madre y se fue a seguir la parranda, hasta que al llegar a su casa, por la noche, vio el velorio, y fue hasta el día siguiente, ya en sus cinco sentidos en que le “cayó el veinte” y fue tal su remordimiento que se hundió aún más en la bebida y a las pocas semanas acudió a ese mismo árbol en el panteón y se ahorcó.
Todo este caso fue conocido y circuló de voz en voz a través de las siguientes generaciones debido a que Juan tenía a un confidente de parrandas a quien le platicó todo, su nombre era Melitón e incluso le dejó una nota póstuma explicando el motivo de su suicidio. Por ese motivo le llaman "El árbol del ahorcado".
Fuente: http://sipse.com/milenio/enigmas-yucatan-los-ahorcados-condenados-a-penar-en-los-panteones-76222.html

Cuba: Los cementerios de Ciego de Ávila


Por José Antonio Quintana García
Cuando usted camina por el parque Martí, en el centro histórico de la ciudad de Ciego de Ávila, lo menos que imagina es que sus pies pisan el terreno donde existió el segundo cementerio local. Asimismo como le cuento.
Refería Francisco Carril Zunda que la construcción de esa necrópolis ocurrió en 1804, cerca del modesto inmueble que ocupaba la Iglesia Católica.
A mediados de siglo XIX, la población del partido pedáneo de Ciego de Ávila había aumentado. En 1860 tenía 3 104 habitantes. La ganadería, la producción azucarera y de frutos menores ocupaba a la mayoría de los vecinos.
Era costumbre en esa época que los cementerios estuvieran en la periferia de los poblados, esto y el crecimiento demográfico influyeron en la decisión de trasladar los restos para un nuevo camposanto que se erigió en la manzana que se encuentra entre las actuales calles José María Agramonte, Simón Reyes, Cuba y Ciego de Ávila.
Como hay divergencias en relación con la fecha exacta, prefiero señalar que sucedió en la década de 1850. Estará preguntándose el lector ¿Y qué se conoce del primero?
Muy poco. De acuerdo con un plano elaborado por Carril Zunda se hallaba en la orilla este del Camino Real, por donde está el edificio escolar de los antiguos Maristas.

SE MULTIPLICAN
Durante la Guerra Grande (1868-1878) se establecieron otros cementerios, ubicados en Jicotea, Lázaro López, Guayacanes, Júcaro, Río Grande, La Ceiba, Las Coloradas, San Nicolás y Domínguez. También los insurrectos, ante la urgencia de una epidemia, improvisaron algunos. Ejemplo de ello fue el de Guanales, pertenece esta zona en la actualidad al municipio de Baraguá, donde por orden del general Ángel de Castillo Agramonte, en el verano de 1869, sepultaron a decenas de víctimas del cólera. Entre los fallecidos estaba su hermano, el coronel Nazario.
Recuerdo que durante mi infancia en Corojo, batey de ganaderos, varias veces pasé a caballo por un cementerio, en Soledad. Mi padre me contó que las tumbas eran de soldados españoles o de mambises, no tenía muy clara la información.
Ya en el siglo XX, el camposanto fue ampliado gracias a la donación de terrenos de su finca La Quinta, que hizo, en 1903, Juana Caraballoso.
En 1907 Ciego de Ávila, al igual que todo el país, estaba ocupado por tropas del ejército estadounidense. Algunos de los intervencionistas morían repentinamente o como consecuencia de enfermedades tropicales. Acerca del tema nos dice el historiador avileño Adalberto Afonso, en el primer tomo de sus Obras Completas publicadas en Estados Unidos, que en el Ayuntamiento: "Se lee carta de 14 de agosto del Comandante del 17 de Infantería de Pacificación destacado en esta Plaza, interesando se le asigne un lugar separado del cementerio para inhumación de los soldados americanos; y se acordó poner a su disposición con el indicado fin el cuadro cercado que se halla en el lado sur dentro del cementerio que fue empleado con ese mismo fin en la anterior Intervención."
De acuerdo con el censo de ese año, en el término municipal vivían 4 242 habitantes. La expansión urbana se iniciaba hacia el oeste y el sur, donde se hallaba el cementerio. Era necesario trasladar la necrópolis. ¿Pero hacia qué parte? Tal era el dilema de las autoridades locales cuando el asturiano Alejandro Suero Balbín, acaudalado hombre de negocios bancarios, comerciales, agrícolas exalcalde y confidente mambí, solucionó el problema al donar 40 000 metros cuadrados de su finca El Bagá para que el ayuntamiento pudiera edificar el cementerio municipal.

La inauguración ocurrió el 8 de febrero de 1911 y el primer enterrado se nombraba Leonardo Rey.

Cuba: científicos encuentran cementerio chino del siglo XIX


Investigadores cubanos aúnan esfuerzos para hallar vestigios de un cementerio chino del siglo XIX y de la estación de cuarentena asociada al camposanto, dentro de una península perteneciente a la Bahía del Mariel.
Las exploraciones en el lugar comenzaron en 2011 y continuarán este año con la asistencia de expertos de varias instituciones científicas, confirmó a Prensa Latina Edel Mayol, director del museo de esa occidental localidad.
Durante las pesquisas -precisó-, fue descubierto el piso de la capilla de la rústica necrópolis, evidencias de un presunto embarcadero, ambos del siglo XIX, y parte del muro de piedras que separaba al viejo hospital del resto de la zona.
Según el especialista, las indagaciones por la región posibilitaron determinar la ubicación de otro cementerio erigido una centuria después probablemente en sustitución del primero.
Tales búsquedas permitieron hallar entre las tumbas falsas bóvedas -sólo con brocal superior-, y particularmente una con cierto grado de preservación, en la cual se conservan aún inscripciones con caracteres chinos, añadió el historiador y espeleólogo.
Se trata, insistió, de una excavación de rescate para ahondar en ese capítulo de la historia y salvar todas las reliquias posibles, dentro de la llamada zona de desarrollo del puerto del Mariel, un megaproyecto en ejecución.
De acuerdo con fuentes documentales a partir de 1861 existió en esos predios un lazareto o estación de cuarentena, donde eran ingresados cierto número de chinos llegados a Cuba en embarcaciones con epidemias a bordo, hasta 1874.
Se estima que el hospital acogió a unos 29 mil colonos asiáticos quienes venían supuestamente como trabajadores contratados, aunque vivieron casi en condiciones de esclavitud, de ellos pudo morir aproximadamente el uno por ciento, o sea, 290 personas, afirmó Mayol.
El coordinador de las exploraciones explicó que los fallecidos eran enterrados en el cementerio contiguo a la estación de cuarentena, la cual sirvió luego durante la guerra de independencia (1895-1898) como hospital de sangre y a principios del siglo XX como sanatorio para narcómanos.
Las venideras indagaciones abarcarán también una porción de la bahía, donde anteriormente aparecieron cruces y otros rastros.
Tales vestigios, incluidos los restos del lazareto y del primer camposanto, son las últimas evidencias de la existencia en Cuba de estaciones de cuarentena para internar a viajeros llegados en navíos desde la nación asiática y otros países.
El muro hallado, las evidencias de una zanja que bordeaba el hospital como elemento de separación, son únicos en Cuba en cuanto a sanidad marítima, aseguró el experto.
Fuente:http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&idioma=1&id=2389341&Itemid=1



Cuenca: en El Prohibido se arma un cementerio de muñecas



Un cementerio es definido como el lugar en el que se depositan los cadáveres, también donde quedan recuerdos, momentos alegres y los más duros. Es así como El Prohibido levanta un lugar de descanso para los recuerdos.
Todos los interesados en el proyecto podrán entregar sus muñecas o muñecos hasta el viernes 28 de febrero a las 21:00, con un escrito anónimo donde se cuenten las más terribles pesadillas, miedos o experiencias de horror ocurridas en la infancia. Estas muñecas contarán todas las historias posibles desde su lugar de descanso.
El proyecto es promocionado al público como: “La iniciación a una nueva vida, es traer a esas muñecas abandonadas que contienen pesadillas que aún persiguen a la gente. En el interior de cada juguete debe estar un nombre, un recuerdo o un lugar que no vuelve”.
La primera etapa de la cripta para muñecas se ubica justo en el escenario de este centro cultural, en el piso se levanta una reja ovalada en color blanco, el espacio es limitado, quizá no más de dos metros de profundidad en el subsuelo y 15 bóvedas donde las primeras muñecas ya reposan. Unas sin ojos, todas sin ropa y en su mayoría sucias y es que se trata de muñecas abandonadas, con una llamada “muerte cruel”, luego de ser llamadas inservibles.
Manolo Salgado es arquitecto, gestor cultural y administrador del Cementerio de Muñecas en El Prohibido, según explica que el proyecto busca rescatar la imagen de las muñecas abandonadas. “Las donaciones son anónimas, en algún momento se van a recolectar las historias, formaremos un guión y luego la obra de teatro será presentada en El Prohibido. Es por eso que cada muñeco contará las historias del pasado. Con la finalización del proyecto, el montaje le mostrará a la gente esa imagen de lo ocurrido en la infancia a través de sus muñecas muertas”, dijo Salgado.
Eduardo Moscoso, director de El Prohibido, siempre ha destacado a este centro por incluir en la decoración su estilo o esculturas de arte independiente, arte fúnebre, figuras salidas de los submundos o ligadas a la vida en el rock. El Prohibido es ese mundo donde se muestran los conflictos de lo que está escondido. El Cementerio de Muñecas guardará las catacumbas o galerías subterráneas en las que Moscoso desea mantener vivos a los recuerdos casi muertos.
 Experiencias

Si algo atacó la infancia de la psicóloga Melina Jara fueron las mutilaciones por las que pasaron sus muñecos, los que una vez destruidos eran obligados al exilio. “Mi mayor golpe fue una muñeca vestida de campesina, con falda de tela a rayas, blusa con manguitas bombachas; zapatos, medias y ropa interior. En uno de mis intentos por ponerle el calzón luego de llevarla a la bacinilla, una de sus piernas quedó en mis manos, a mis seis años. Ni las cirugías de mi madre calmaron la pena, ni la devolvieron a su estado normal, soñé por varias noches con la brutalidad de verla desmembrada hasta que con el tiempo quedó abandonada en una caja en la bodega de la casa”. (APP)
Fuente: http://www.eltiempo.com.ec/noticias-cuenca/138002-mua-ecas-tienen-su-cementerio/

Una soldado estadounidence es suspendida por "animar" un velatorio


La Guardia Nacional de los Estados Unidos, un cuerpo de reservistas voluntarios con varios siglos de historia, atesora una larga tradición como anfitrión de los solemnes funerales oficiados por los caídos, pero a la soldado Terry Harrison no pareció importarle demasiado. Las instantáneas que la joven publicó este lunes en Instagram corrieron como la pólvora y no tardaron en indignar a sus superiores, que tras identificarla como miembro del cuerpo de Wisconsin, al norte del país, han procedido a suspenderla de forma inmediata.

Aunque la primera fotografía tampoco tiene desperdicio, fue la segunda captura la que incendió las redes sociales. “Hace tanto frío… ¿por qué hacer un funeral en el exterior?”, se lamentaba de camino a los preparativos para el responso. Debió de pensar que algo de humor les haría entrar en calor y no tuvo reparos en inmortalizarse, ataviada junto a sus camaradas con el uniforme de combate, en torno a un féretro, ya cubierto con la enseña de barras y estrellas. “Llevamos la diversión a los funerales”, escribió.
Fuente: http://www.elcorreo.com/vizcaya/rc/20140219/gente/wisconsin-funeral-broma-201402191014.html

Libro: Curiosidades de los cementerios de Madrid


De la mano del sello 'Ediciones La Librería' llega 'Curiosidades de los cementerios de Madrid'. El tercer libro de Jose María Escudero nos propone un paseo romántico y respetuoso por la historia sacramental de Madrid. A través de sus páginas visitaremos desde los primeros enterramientos como el hallado en el Arenero de Valdivia en Villaverde o el dolmen de Entretérminos (primer monumento megalítico) hasta los cementerios de Carabanchel, San Justo o San Isidro pasando por la Catedral de la Almudena o el monasterio de las Descalzas Reales. Un espiritual viaje a los lugares que representan la mayor incógnita a la que se enfrenta el ser humano, y a la que tanto miedo tiene.

Bogotá: desaparecen los marmoleros del Cementerio Central


Los tradicionales marmoleros del Cementerio Central enfrentan la posible desaparición de su oficio.
En la necrópolis bogotana, en el Cementerio Central, las cuchillas y los taladros ya no retumban como antes. La gente se sigue muriendo, por supuesto. Pero ahora, el polvo de los mármoles ya no forma su nube blanca.
Los bogotanos, los colombianos en general, han optado con los años por deshacer sus cuerpos en ceniza, meterlos en pequeñas urnas. Y que los lancen al mar, al río o al jardín.
Todo por ahorrar los costos de la muerte. Ellos, los marmoleros, han tallado lápidas de guerrilleros y de presidentes, de artistas y hombres corrientes.
Hoy, entre las grandes máquinas cortadoras y los artesanos menores, una tradición de varios siglos se asoma a su final.
“La sobrepoblación del planeta. Usted sabe. El que nace, muere. Por eso nos iba tan bien. Pero ahora yo quiero hacer baldosines, diseños y espacios monumentales: pisos y murales. Porque hoy la gente prefiere la cremación, enterrarse por allá debajo de un palo en una finca”, dice, Leonardo Rueda, experto en simbología fúnebre y tallador desde los 13 años.
Cuando las ventas han caído casi en un 70 por ciento, no queda más remedio que recordar los buenos tiempos. “En 1900, las piedras se bajaban en carretillas grandes y se armaban los mausoleos allá adentro. Valía 18.000 pesos en esa época y una casa en el Samper valía seis mil. Y él, mi bisabuelo, tenía diez y quince obras al tiempo. Haga la cuenta”.
Henry Cárdenas, artista plástico y vecino de Leonardo, ha sabido sortear el cambio con dificultades, diversificando su labor. Hace esculturas, talla las direcciones de las casas.
“Yo tallaba 5 lápidas al día hace 10 años. Ahora, apenas hago un par a la semana. Son sencillas. No como antes, que pedían detalles como poemas y un buen trabajo en mármol que podía llegar a costar incluso millón y medio”, dice Henry.
Pero todo oficio trae su castigo. Ese mismo polvo, tantos años absorbido, es el causante de una enfermedad irreversible que es casi una plaga entre los marmoleros: la silicosis, producida por la inhalación de partículas (menores de 5 micras) de sílice que se van asentando en los pulmones.
“Yo le tengo miedo a la muerte. Pero cuando ocurra, prefiero que me cremen”, dice Henry, el más avezado de los artistas, negando con este gesto definitivo su profesión.
Todavía, en la carrera 18 se puede percibir la fatalidad del aroma silvestre de las flores para los muertos. A su lado, hombres aislados, iluminan las placas de mármol con sus trazos sobrios.
Pero en el cementerio ya no se oyen las plegarias, las romerías, el mismo fervor de las gentes sencillas de hace unos años. La muerte ha derivado en otra cosa, menos sacra, más terrenal.
Santiago Gómez Lema

Redactor de EL TIEMPO
Fuente:http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/talladores-de-tumbas-del-cementerio-central_13528800-4

Uruguay: dos personas sepultadas vivas en el cementerio de El Carmelo


En el año 2005 cuando personal del cementerio local se disponía hacer reducciones de cuerpos, se encontraron con una imagen que los dejó literalmente mudos; dos cadáveres que habían intentado escapar de sus propias tumbas en un acto desesperado por volver a la superficie. Uno se trataría de una persona de sexo femenino y el otro caso de sexo masculino.
La escena parece una ficción, pero en este caso se traslada a la realidad, impactando en lo más profundo de aquellos que la vivieron.
Una vez que conocimos la noticia, fuimos directamente a consultar acerca de este tema a Eduardo Cabral, encargado del Cementerio de Carmelo, quien de inmediato confirmó la increíble historia.
Lo primero que dijo Cabral acerca de las personas que habrían revivido en sus tumbas fue; “las hemos sepultado vivas”.
Los escalofriantes casos ocurridos en nuestra ciudad datan del año 2005. En ese entonces “nosotros hicimos todos los trámites necesarios” aseguró Cabral, quien explicó que esta información fue elevada de inmediato a las autoridades de la Intendencia de Colonia.
Además añadió que esto estaría directamente relacionado con que en ese momento, “el Ministerio de Salud Pública sacó una Ley que dejaba de lado las 24 horas de velatorio y debido a eso, la Previsora Departamental le pidió al Dr. Julio Basanta que le hiciera una ordenanza que dijera que deben ser dos horas para velatorio. Actualmente son seis”.
La denuncia presentada por el encargado del cementerio fue “a nivel interno” reveló a EL MUNICIPIO, “para haber hecho una denuncia externa, deberíamos haber labrado acta de antemano ante un Escribano Público y eso es algo que nosotros como funcionarios no podíamos hacer”.
De acuerdo a la información obtenida por nuestro medio, este sería un hecho aislado y en ningún otro lado habrían ocurrido casos que tengan similitud.
Los cuerpos se encontraban enterrados en fosas forradas (cuatro paredes de hormigón y una tapa) y fueron descubiertos en posturas fuera de lo normal una vez que personal de la necrópolis se disponía hacer su reducción.
“Al inhumar a una persona, las empresas fúnebres le hacen llegar un documento a los familiares que a su vez se los da la intendencia, donde dice que los cuerpos tienen cuatro años para estar en una fosa y después de ese período tienen un mes para hacer la tramitación de sacar los restos. Si no lo hicieran, sin más trámite la intendencia saca los restos existentes en las mismas, y los deposita en los osarios comunes en la forma de trámite (bolsas de polietileno doblemente identificadas por si alguien los reclama)”, relata Cabral al explicar cómo fue el procedimiento en el que él y sus compañeros quedaron impactados.
Fueron dos los casos en el que el encargado del cementerio local asegura que las personas fueron enterradas vivas; en uno de ellos el ataúd fue encontrado tumbado hacia uno de los laterales, mostrando claras señales de la lucha que la persona tuvo dentro del mismo, tratando de escapar. En el otro la escena fue más cruda aún; “la persona había tratado de salir por el fondo, estaba retorcido dentro del féretro”.
En aquel momento esto no trascendió, “nosotros no podíamos salir a la prensa a decirlo” manifestó Cabral, “se lo hicimos saber a la Junta Departamental y al Intendente mismo para que tomara los recaudos correspondientes”.
La semana pasada Eduardo Cabral se presentó en la Junta Departamental, exponiendo los motivos por los cuales los funcionarios de los cementerios municipales no están de acuerdo con la nueva ordenanza municipal, en la cual se pretende reducir los cuerpos a los dos años de fallecida la persona. Allí fue el momento más oportuno para recordar estos casos que habían quedado guardados como un secreto intocable entre las autoridades, causando obviamente en esta oportunidad la sorpresa y estupor de toda la sala.
Nuestro entrevistado señaló; “pedimos al Dr. Martí, médico de certificaciones de la Intendencia de Colonia y Forense del Poder Judicial, si podía certificar nuestros dichos, entonces hizo una nota en la cual estaba completamente de acuerdo con los funcionarios de los cementerios en que era anticonstitucional sepultar ante de las 24 horas, y que era totalmente nefasto reducir los restos a los dos años”.
Gracias a esto “empezamos recién a jugar con la pelota en la cancha de ellos”, ya que, “en ocho reuniones que tuvimos, recién ahí pudimos certificar nuestros dichos”.
Frente a todo esto, el Dr. Calvo prometió que en persona, el encargado del cementerio local tenía que trabajar en conjunto con la Junta Departamental porque “ni esta ordenanza ni la anterior dan soluciones a los cementerios” señaló nuestro entrevistado.

La noticia de dos personas enterradas vivas en Carmelo no había trascendido desde el año en que fueron descubiertas. Recién la semana pasada ante la Junta Departamental Cabral hizo público este tema; “es muy nefasto lo que di a conocer” dice nuestro entrevistado, “es shockeante para la sociedad, pero nosotros demasiada carga psicológica tenemos como para guardarnos esto”.

domingo, 16 de febrero de 2014

Música y muerte: Accursed - meditations among the tombs


Accursed fue una banda de Death  Black Metal que surgió en 1993 en Wisconsin . Estados Unidos y se desintegró en 1995. Apenas grabó cuatro demos y un EP antes de su aclamado álbum de culto: "Meditations among the tombs" (Meditaciones entre tumbas) en el que demostraron la consolidación de un sombrío y espeso estilo de death metal muy apegado al "doom". Las letras tratan sobre reflexiones acerca de la muerte y la enfermedad. 

España: no hay crisis para los sepultureros


Galicia, Asturias y Castilla y León ostentan las tasas más elevadas de defunciones y el culto a la muerte en todo el país lleva a que profesiones como la de enterrador y servicios funerarios asociados esquiven la crisis económica,ya que este es un sector que, por su naturaleza, siempre encuentra demanda.
Lo primero que salta a la vista cuando se entra en su oficina es un teléfono con forma de calavera. Juan González, enterrador del cementerio municipal de San Francisco en Ourense, echa mano del humor negro en su día a día, aunque cada jornada su compañero, Manuel González, y él, desempeñan su oficio "con el mayor respeto".
"Estoy a punto de cumplir la mayoría de edad en años trabajados", es decir, dieciocho años en el mundo laboral, dice Juan González, un hombre que, como explica en una conversación, nunca creyó en su juventud que trabajaría en un cementerio.
"Pero no me desagrada. La muerte nunca me ha producido especial desagrado", confiesa.
Hasta ocupar este puesto, pasó por diferentes pruebas que van desde conocimientos generales hasta la recreación de un ejemplo práctico en papel "o levantar unos restos" en el propio camposanto.
Rememora que como él se presentaron entre 50 y 60 personas para seis plazas. No es el caso más llamativo. En el curso del 2012, más de 120 candidatos optaron en Baiona (Pontevedra) a una vacante de peón sepulturero.
"Dedicación"y "mucho respeto" son, en opinión de Juan González, las claves para poder desempeñar una labor que requiere un "gran esfuerzo físico" y que conlleva una importante carga psicológica.
En un día sin sepelio, su jornada consiste en "abrir las puertas del recinto, comprobar que no haya desperfectos y mantenimiento", además de "ayudar a la gente que acuda al lugar", sobre todo "a localizar las tumbas que busca", para lo que más se le consulta.
No obstante, reconoce que cada vez son "menos" las personas que visitan el camposanto, incluso en fechas muy señaladas como el Día de Difuntos.
Juan prosigue sus explicaciones tras esta llamativa apreciación.
En jornadas con funeral, "tenemos que localizar la sepultura y vaciarla".
Para poder manipular una tumba deben pasar al menos cinco años desde que se enterró al difunto que allí yace, cuenta Juan, y aclara que "hasta que pasan cinco años la ley no deja de considerar ese cuerpo cadáver, y nosotros no podemos manipular cadáveres, sino restos cadavéricos".
Es en esta fase donde entra muchas veces en juego la resistencia física al tener que levantar losas extraordinariamente pesadas sin "muchas comodidades para hacerlo", y al "operar", en ocasiones, "en espacios estrechos" y con "la encomienda" que supone "manipular cenizas y huesos, en el mejor de los casos".
En su caso acumula más de cinco mil levantamientos.
Para un sepulturero cuando participa en un entierro "lo más duro de ese momento suele ser ver a las familias", especialmente cuando el fallecido es alguien joven o un infante.
Aunque  nunca ha tenido que dejar temporalmente su trabajo por esa carga emocional, "a veces te llevas esas cosas a casa", admite, y por eso considera importante pensar que "vas a hacer tu trabajo" e intentar mantener una cierta distancia, siempre, lógicamente, desde "el respeto" y la comprensión hacia los parientes, insiste.

Sabe que su oficio despierta curiosidad. "Yo siempre digo la verdad, que soy enterrador, cuando se me pregunta" y con asiduidad se enfrente a una "típica y un tanto morbosa" petición: "Cuéntanos una anécdota, Juan".
Por norma, se muestra reacio a hacerlo, pero solamente tiene una excepción: "Una familia quería trasladar los restos de un pariente que llevaba 31 años enterrado. Abrimos la sepultura esperando encontrarnos los restos óseos. Sin embargo, nuestra sorpresa fue que cuando sacamos la caja de zinc y la abrimos, el cuerpo estaba tal cual, igual que cuando se había metido en ella".
"Toda la familia quiso verlo porque estaba intacto", relata incluso visiblemente sorprendido.
"El hijo del finado, que tenía un año cuando su padre murió y solamente lo había visto en foto, lo vio de cuerpo presente", añade.
Los servicios funerarios no se limitan "al interior" de los cementerios.
El vocal de la Asociación Gallega de Empresas de Servicios Funerarios (Agesef), Pedro de Diego, dice que el sector "no está tan mal como otros", pero también "siente" la crisis económica.
"Igual que la gente pese a la crisis sigue comprando zapatos porque los necesita, lo mismo ocurre con los servicios funerarios, pero optan por los más baratos", señala.
Sin embargo, sí que percibe que la gente considera este sector "como una área económica en la que fácilmente se puede entrar".

Con todo, pese a esta idea, "es un colectivo con poquísima movilidad en las contrataciones". Y, de lo que no cabe duda, es de que para vivir "entre la muerte" hacen falta unas aptitudes que no todo el mundo posee

Fuente: http://www.diariodenavarra.es/noticias/mas_actualidad/sociedad/2014/02/16/sepultureros_profesion_muere_147696_1035.html

Manabí: trasladan restos de cementerios por construcción de trasvase en Chone


Por: Neptalí Palma
El momento en que su primogénita de seis meses murió en sus brazos persiste en la memoria de Ángel. Esto ocurrió hace 26 años y la tristeza por la pérdida afecta otra vez su vida.
Hace casi dos meses retiró los restos de su familiar del cementerio de El Guabillo, en Chone, para llevarlos a su vivienda, pues temía que se perdieran durante la construcción del trasvase para el proyecto Propósito Múltiple Chone.
Los trabajos abarcan sectores donde están ubicados los cementerios: El Guabillo, El Limón, Coñaque, Solesté, La Marujita y Platanales, donde han sido sepultadas unas 1.500 personas que residieron en 32 comunidades de Chone.
La Secretaría Nacional del Agua (Senagua) contrató a la empresa Jardema (Jardines de Manabí) para que esta explique a los moradores sobre la exhumación e inhumación de los restos de sus familiares y el traslado a un nuevo cementerio, que se construye en el sector La Arabia, parroquia Santa Rita.
Sin embargo, al igual que Ángel, otras personas han retirado unos 200 restos de ese camposanto, según una proyección de la Coordinación de Salud en Chone y Flavio Alfaro.
Ángel los colocó en una hielera que tiene en una parte alta de la cocina de su vivienda. Otros llevaron los cuerpos a cementerios de los alrededores. “Lo que yo quiero es un lugar que sea seguro para mi hija”, indica y agrega que cada sábado iba a ese cementerio, uno de los cinco que se prevé reubicar hasta fines de año, según proyecciones de Jardema.
Yéssica, de la comunidad Las Tres Marías, dice que el proyecto no fue comunicado a tiempo por lo que su padre sacó los restos de dos de sus hermanos, que estuvieron enterrados hace 40 años, y los sepultó en otro camposanto de Chone. Expresa que lo mismo hicieron otros habitantes del sector.
Camilo Vera, coordinador de Salud de Chone y Flavio Alfaro, señala que retirar cadáveres sin los cuidados requeridos generaría problemas respiratorios y dérmicos, debido al vapor que se volatiliza al abrir un ataúd y que, al no ser tratados, incluso, podría ocasionar la muerte a quien los manipula.
“Puede presentarse neumonía o sus variantes como la bronconeumonía; o inconvenientes dérmicos como la piodermitis, micosis cutánea, entre otro tipo de alteración. Recordemos que hablamos de material putrefacto”, indica.
Sin embargo, afirma que existe un control exhaustivo para evitar nuevos retiros de cadáveres y que para ello se pidió a la Senagua la ubicación de la Policía en el camposanto.
Wilson Mendoza, delegado de la Senagua en Manabí, indica que con antelación se comunicó a los habitantes sobre la construcción de la represa y la reubicación de los restos.
Explica que el cementerio más cercano al área donde se construye la represa es el de El Guabillo, a 8 minutos en lancha. Los otros que serán reubicados están entre 30 minutos y 2 horas en lancha y en algunos casos incluyen caminatas.
“Quién se iba a imaginar que la gente iba a reaccionar así”, comenta Mendoza al reconocer que luego de la socialización del proyecto no se ubicó vigilancia en los cementerios. Sin embargo, expresa que además de la Policía ahora sí realiza resguardo con militares.
Un equipo de este Diario estuvo en el cementerio El Guabillo el pasado martes y constató la falta de custodia y decenas de tumbas exhumadas entre el lodo y maleza.
Xavier Moreira, encargado de los cementerios de Chone, manifiesta que Jardema realizará la exhumación y que se harán los trámites necesarios para reunir documentos.
Mendoza añade que hasta mayo es el plazo para entregar el camposanto para que se inicie el proceso, el cual terminaría a finales de este año.

Óscar Suárez, gerente de Jardema, señala que el retiro de restos de los seis cementerios se hará con personal capacitado, unas 30 personas. Agrega que a quienes retiraron los cuerpos se les darán facilidades para que los trasladen al cementerio nuevo.
Proceso y traslado
Más detalles
Tumbas en 6 cementerios
Jardema hizo la georreferenciación y reconocimiento de 542 tumbas en los seis cementerios, de las cuales 147 están identificadas. El costo del traslado es de unos $ 1.000 por cada cuerpo.

No identificados

Los restos que no sean identificados serán ubicados en nichos con códigos y detalles característicos.

Fuente: http://www.eluniverso.com/noticias/2014/02/16/nota/2189501/temor-perder-restos-hace-que-retiren-lleven-hasta-casas?src=menu

sábado, 15 de febrero de 2014

Argentina: Fallece perro que pasó 9 años junto a la tumba de su dueño

En la ciudad de Río Grande (Argentina), murió el perro Calafate, un animal que no quiso dejar a su dueño fallecido y vivió más de nueve años en el cementerio municipal, junto a su tumba.
La historia del can remonta en el año 2004, cuando Pedro Vera Cárcamo, un peón chileno que vivía en el departamento de Río Grande (provincia de Tierra de Fuego), murió en un accidente de trabajo. Su mascota, un perro mestizo llamado Calafate, se escapaba continuamente e iba directamente al cementerio, donde fue enterrado su dueño, hasta que un día decidió quedarse a vivir allí.
Al principio los empleados del cementerio echaban a Calafate. Sin embargo, a pesar de todos los obstáculos, el perro logró vivir nueve años en la tumba de su amo convirtiéndose en el animal más conocido de la ciudad y llegando a ser ya "parte del paisaje cotidiano" del cementerio: los visitantes preguntaban por él y le llevaban comida.
La semana pasada Calafate tuvo un trágico final: fue atacado por dos perros y resultó herido. Al principio presentó mejorías, pero el pasado martes 11 de febrero los empleados del cementerio lo encontraron muerto.

El perro fue enterrado cerca de la tumba de su querido dueño.

Fuente: http://diariocorreo.pe/ultimas/noticias/8508289/edicion+lima/argentina-fallece-perro-que-paso-9-anos-jun

México: INAH cementerio prehispánico de perros


Especialistas del INAH encontraron un excepcional cementerio de perros durante las tareas de salvamento arqueológico realizadas en un predio de la Avenida Azcapotzalco.
Por el nivel al que fueron hallados, a una profundidad de entre 1.30 y 1.70 metros, los 12 canes debieron ser colocados en un mismo momento hace más de 500 años, sin asociación alguna con el entierro de una persona, como guía del alma al inframundo o como ofrenda dedicada a un templo o edificio.
"Entierros de perros se han encontrado en otros contextos arqueológicos, pero en este caso, no está asociado a un enterramiento humano o a construcción alguna.
"Sin duda es un hallazgo especial, por el número de individuos y porque no hemos encontrado vinculación con un edificio o con un difunto", explicó el INAH a través de un comunicado.
Los especialistas deberán excavar a más profundidad para saber si hay algún elemento debajo de este depósito que les ayude a hacer una interpretación.
Después vendrán los análisis de laboratorio para conocer la causa de muerte, si padecían alguna enfermedad o malformación, o algo que permita deducir por qué los enterraron en este espacio.
Las osamentas se hallaron en posición anatómica, tendidas boca arriba y boca abajo, sin un patrón de enterramiento particular.
Todo indica que se trata de perros comunes, porque otras razas como el techichi son reconocidas por lo corto de sus extremidades, mientras al xoloitzcuintli se le identifica por la pérdida de premolares en la edad adulta.

Los ejemplares hallados son de talla mediana, corresponden a diferentes edades y presentan buena parte de su dentadura, salvo un caso con desgaste severo.

Fuente: http://diario.mx/Nacional/2014-02-14_d9c9106f/encuentra-inah-cementerio-prehispanico-de-perros

Funerarias guayaquileñas ofrecen ataúdes de los equipos de la ciudad


Fuente: http://www.eluniverso.com/noticias/2014/02/14/nota/2180866/funeraria-penso-hinchas-tiene-ataudes-astillero

En medio de las predominantes tonalidades café, color tradicional de los ataúdes, resaltan los dos colores que alimentan la pasión de miles de guayaquileños amantes del fútbol, el azul y el amarillo.
Es esa pasión futbolera que inspira dichos como aquel que gritan los emelecistas: “Si jugaras en el cielo, moriría por verte”, o aquel del poeta Fernando Artieda que sentencia que sin JJ: “Solo nos queda Barcelona”, es la que inspira también ideas originales para que, incluso, en el descanso eterno los hinchas no se separen del equipo de sus amores.
Quienes transitan por las calles Baquerizo Moreno y Loja no pueden evitar voltear -algunos no resisten la curiosidad y entran al lugar - para ver los dos ataúdes que están colocados a la entrada de la funeraria Olivares y que llevan plasmado en aerosol los escudos de Barcelona y de Emelec.
Todo comenzó hace un poco más de un año, cuenta Gabino Olivares, quien está en el negocio desde hace 20. “Mi papi fue el de la idea; él era bien barcelonista, un hincha a muerte. Un día me dijo: ‘mijo, está de que hagas uno (ataúd) del Barcelona’, y ahí lo hice”, recuerda Olivares, quien maneja la funeraria que fundó su padre, Francisco Olivares, hace 51 años.
La primera caja, la de Barcelona, se vendió con éxito. Ese fue el empujón para que Gabino, quien es hincha de Emelec “desde niño”, pensara en ofertar una caja mortuoria para los fanáticos del equipo eléctrico.
“A veces pasan chicos, casi siempre jóvenes bien fanáticos, ven las cajas y entran, las miran, las tocan y dicen: ‘cuando me muera, así quiero que me entierren’”, cuenta Jenny Moreira, quien labora en la funeraria y ha sido testigo de la emoción que despierta en los hinchas el saber que hay ataúdes con los colores de sus equipos.
Son de madera de laurel y por dentro están recubiertos de tela de satín y detalles de encaje. En la tapa superior, en donde generalmente se coloca la foto del difunto, se ve un recuadro en el que están impresos los escudos con las estrellas de los campeonatos alcanzados por los equipos del Astillero.
En el exterior se plasma el arte en aerosol. “Campeón... Barcelona”, se lee entre dibujos de llamas de fuego. En el féretro azul, en cambio, unos rayos con efecto de tormenta eléctrica rodean el escudo y en el centro se lee: “Emelexista”.
Los ataúdes cuestan $ 900, el proceso de elaboración toma una semana y al mes se venden unos cuatro o cinco. El más vendido es el del Barcelona, reconoce Gabino y añade que ya está pensando en hacer ataúdes de otros equipos populares, como El Nacional, Deportivo Quito y Liga Deportiva Universitaria de Quito.
“Es una labor trabajosa, aparte de la persona que elabora el féretro contrato a un artista para que lo pinte y lo decore. La gente entra atraída por eso, les llama la atención”, dice Olivares, quien desde ya asegura que como buen emelecista cuando le toque partir, lo hará dentro de un ataúd azul.
Mi papá era hincha del Barcelona y cuando yo era niño me llevaba a los clásicos, pero yo iba para alentar al Emelec. Un tiempo antes de morir me dio la idea de hacer el ataúd de Barcelona ”.
Gabino Olivares, propietario.
Cifras
En Guayaquil
Los difuntos
El Cementerio General o Patrimonial de Guayaquil alberga a 466.000 difuntos, aquí se realizan entre 18 y 23 sepelios a diario. En la funeraria Olivares (Baquerizo Moreno y Loja) se venden al mes unos 25 féretros tradicionales.
530
mil
difuntos acogen los cementerios de Guayaquil, tanto los de la Junta de Beneficencia y los privados.
900
dólares

cuestan los ataúdes relativos de Barcelona y Emelec. Los de otros colores se los comercializa desde $ 300.

Un cementerio en la Villa Olímpica


Estadios, el pebetero olímpico, quioscos de comida. ¿Qué más espera uno ver en un parque olímpico? En Sochi hay un cementerio. Se trata de un pequeño cementerio de una secta que se separó de la iglesia ortodoxa rusa en el siglo XVII y está ubicado en el corazón del parque.
El lugar pasa desapercibido para la mayoría de los transeúntes que caminan al lado de un terreno rodeado por vidrios ahumados y abetos. Cuatro policías de Moscú custodian la entrada del cementerio.
“¿Por qué debería preocuparnos a los rusos?”, comentó uno de los policías, que rehusó identificarse. “Siempre convertimos un funeral en una fiesta”.
Antes de que comenzara la construcción para los Juegos de Sochi en el valle Imeritinskaya, la zona que ahora es el parque olímpico era el hogar de una comunidad de la secta, con un cementerio al lado. La secta fue relocalizada a una villa cercana, pero sus miembros insistieron en dejar las tumbas de sus antepasados en el lugar.
La mayoría de los espectadores que acuden a ver las competencias olímpicas caminan al lado del terreno rodeado por árboles sin saber lo que hay adentro. La mayoría dice que no ve nada malo en tener un cementerio en medio de las instalaciones olímpicas.

Fuente:http://www.eltribuno.info/salta/372909-El-parque-olimpico-tiene-un-cementerio.note.aspx

Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios: Mariana Enríquez

Por Malena Rey
Los relatos encerrados detrás de los muros de los cementerios difícilmente sean felices y esperanzadores. Por el contrario, todos tienen la potencia de un morbo infinitamente más interesante, tan misterioso como la muerte, que llega hasta nosotros distorsionado, alimentando alguna leyenda.
Entre historias de muertos y cadáveres –grandilocuentes, olvidadas o populares– se metió Mariana Enríquez, una visitante fascinada que recorrió los silenciosos cementerios, última morada de sus huéspedes, en viajes fugaces, y tomó notas. Todo ese material, no exhaustivo, sí sugerente, se reúne ahora en su nuevo libro de ¿crónicas? ¿relatos de viaje? llamado Alguien camina sobre tu tumba, en el que encontramos las impresiones de una mujer curiosa, una peregrina que en cada nueva ciudad se dirige como hipnotizada hasta las necrópolis.
El hallazgo más feliz es su prosa ajustada, su recorrido caprichoso, su fascinación que de tan genuina genera un efecto contagio. Y otro de los aciertos del libro es poner al mismo nivel las visitas a las tumbas famosas –Elvis en Graceland, Julio Cortázar en Montparnasse–, con historias de cultos y rituales menos extendidos que exhiben las preocupaciones sobre qué trato darles a los cuerpos. Estas pequeñas narraciones son las más apasionantes, las que revelan detalles secretos y transforman a un cementerio en un lugar donde, además de enterrarse restos, se cruzan relatos.
Del misterio de las cruces torcidas de la Isla Martín García al cementerio sumergido de Villa Epecuén en la provincia de Buenos Aires, pasando por la tumba de la sacerdotisa vudú en Nueva Orleans o por el despliegue del culto a los muertos en Guadalajara, Enríquez revela un mundo sombrío que no desentona con el universo de sus ficciones, en el que también tienen lugar lo oscuro, lo bajo, lo gótico, lo siniestro, en un cóctel personalísimo, que encuentra en este libro uno de sus puntos más altos en “El hueso de los inocentes”, el relato de su visita a las catacumbas parisinas del que se lleva entre sus ropas un particular souvenir: un hueso al que llama François (“François nunca me trajo problemas. No viene con su fantasma. No se está desintegrando ni se desarma. Diría que es feliz, pero no sé si los huesos pueden ser felices”, dice allí).
Esta constelación de relatos sobre las moradas de los cuerpos sin vida toma dimensiones emotivas en el último de los textos, en el que narra el entierro de los restos de la madre de su amiga y colega, la periodista Marta Dillon, asesinada durante la dictadura, y reflexiona sobre la importancia de darle sepultura. Pero esto no termina aquí: el volumen cierra con una lista de “Cementerios que quiero ver antes de morir”, como una forma de asegurarse la continuidad de un proyecto que es registro y es viaje, lejos de las palabras obvias sobre la muerte y la ausencia.

Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios
Mariana Enríquez
Galerna (2013)
248 páginas
$ 130

Fuente: http://www.lavoz.com.ar/ciudad-equis/todos-tus-muertos