Artículo aparecido en Diario La Hora en 2011 sobre una entrevista a Gonzalo Ortiz.
Por temor a la
profanación, por morir en batallas o por enfermedad; los cuerpos de los
personajes históricos del país han sido enterrados en secreto, han desaparecido
y en algunos casos, han recuperado un lugar protagónico en los cementerios de
la ciudad.
Los cementerios más
antiguos son los que se han convertido en el lugar de reposo para estos restos
y la mayoría se encuentra en conventos del Centro Histórico.
El exvicealcalde de
Quito, Gonzalo Ortiz, miembro de la Academia Nacional de Historia, explica que
dos son las tumbas más emblemáticas de la ciudad, la de Eugenio Espejo y la de
Sucre.
“El más grande
ecuatoriano, Eugenio Espejo está en la capilla de San José, ubicada junto al
convento del Tejar. Pero actualmente no existen los restos aunque se sabe cuál
fue el nicho en el subsuelo de la capilla. En el mismo lugar, el 2 de agosto de
1810, fueron enterrados más de 300 cadáveres, pero se narra que esa noche
salieron de varios conventos de Quito para recoger los cuerpos de los asesinados”,
explica Ortiz.
Varios son los
conventos que guardan los cuerpos de la fecha recordada como ‘Matanza’, uno de
ellos es San Agustín. En la sala capitular del convento hay una trampa en el
piso por donde se baja hasta donde están los restos de los patriotas asesinados
en esa fecha. “Lo mismo pasó en varias iglesias como en Santa Bárbara y San
Sebastián, lugares que tenían camposantos junto al altar o criptas”, agrega
Ortiz.
Otra tumba célebre es
la de Antonio José de Sucre, quien se encuentra en la Catedral Metropolitana de
Quito, donde existe un cementerio interior, una trampilla para acceder a una
catacumba y algunos lápidas en cámaras donde descansan otros personajes
relacionados con la iglesia.
La búsqueda
“De Sucre, la
historia es que, como había tanto odio y él fue asesinado, la viuda Mariana de
Carcelén ocultó su cadáver por algunos años en el convento de clausura del
Carmen Bajo. El temor era que los restos fueran profanados”, dice Ortiz.
Doña Mariana dejó el
cuerpo encargado con las madres que custodiaban el convento y el secreto pasaba
de superiora a superiora hasta que se hizo público y se envió una comisión de
médicos para reconocer el cuerpo. “Esa comisión fue elaborada por Eloy Alfaro y
fue la que dio el certificado. Solamente a comienzos del siglo XX es que se lo
trasladó a la Catedral”, señala el historiador.
Ismael Palma, uno de
los guías turísticos de la Catedral Metropolitana de Quito, comenta que otro de
los personajes del lugar es Carlos Montúfar, un patriota que murió en batalla
1816 y que recientemente fue trasladado al lugar.
La historia de la
recuperación de sus restos también se remonta muchos años atrás, porque
originalmente su cuerpo permaneció en Buga – Colombia, donde murió.
Años después, el
alcalde de Buga, como un homenaje a Quito, entregó a una comisión los restos
mortales que fueron depositados en la Catedral Metropolitana. “En mi gestión
como concejal, me preocupé de reencontrar esos restos porque se habían perdido,
hablé con el entonces cardenal, Monseñor Vela y con varios canónigos del
templo. También hice poner una carta a Paco Moncayo para saber dónde estaban
los restos. Finalmente se los localizó y nos comprometimos en que se haría un
monumento funerario para que no esté en la Capilla de Las Almas”, cuenta Ortiz.
Esos restos estaban
en un pequeño cofre, confundido porque estaba como pedestal y no se observaba
la inscripción.
Otros personajes
Uno de los objetivos
de la Basílica del Voto fue que se convirtiera en un panteón nacional, aunque
no funcionó de esa forma. Sandra González, coordinadora de Guías de la
Basílica, señala que en realidad solo tres mausoleos están ocupados y
corresponden precisamente a los expresidentes Camilo Ponce Enríquez, Manuel
Jijón y Caamaño y Manuel F Córdoba.
El cuerpo de Manuela
Sáenz no existe, porque murió en una epidemia de fiebre amarilla y se quemaron
sus restos y todo lo que tenía en su casita.
De Manuela Cañizares
no se conoce la tumba. Existen varias versiones. “Hay quienes dicen que fue a
Pujilí, donde murió; otros dicen que falleció en Quito, pero a la final nunca
se sabrá porque en esa época era hasta peligroso que se sepa donde estaban
enterrados, por la persecución de los realistas”, finaliza Ortiz.
El análisis
Después de tantos años,
para certificar que los cuerpos encontrados pertenecen a los personajes en
mención, se ha utilizado dos técnicas. Según explica Ortiz, la primera técnica
fue la comparación de los hechos históricos con los restos; y la segunda, los
análisis de ADN.
“Antes se reconocía
los cuerpos por técnicas forenses, por ejemplo, el reconocimiento de los restos
de García Moreno se hizo por los machetazos y balazos que le dieron, incluso
por la foto que hay de él ya muerto. Entonces, en el cráneo se encontró exactamente
los orificios de bala que se sabían por las fotos y las señales de los
machetazos que habían tallado el hueso y, por eso, se supo sin lugar a duda que
ese es el cuerpo”, explica el experto.
Históricos
Sitios donde
descansan
° Eugenio Espejo
Capilla San José (El Tejar)
° Carlos Montúfar
Catedral Metropolitana de Quito
° J. M. Velasco
Ibarra
San Diego
° Muertos 2 de agosto
de 1810
El Tejar
° G. García Moreno
Catedral
Metropolitana de Quito
° Antonio José de
Sucre
Catedral
Metropolitana de Quito
° Juan José Flores
Catedral
Metropolitana de Quito
° Manuela Cañizares
Desconocido
° Manuela Sáez
No existe cuerpo, fue
incinerado
Datos
El Tejar fue
restaurado con una inversión de 200.000 dólares.
Espejo murió el 26 de
diciembre de 1795 a los 48 años de edad.