Muchos de estos visitantes van seducidos por la idea de pisar un lugar de muerte y paz en plena oscuridad, posiblemente ansiosos de ver una aparición fantasmal. Y para evitar que algún gracioso quiera pasarse de listo, son custodiados por agentes de la división de turismo de la Policía Nacional Civil.
Según Carlos Cañas, historiador y uno de los guías de estas atípicas rutas: “la gente tiene un interés inmenso en conocer este lugar, ya no solo por una “posible” aparición fantasmal sino también por apreciar la rica belleza arquitectónica y escultórica que podemos apreciar aqui”.
Es un recorrido que dura aproximadamente unas tres horas y cientos de esculturas en mármol blanco van sucediéndose una tras otra, con imágenes de ángeles, vírgenes y pequeños serafines con ricos detalles ornamentales que datan de hace más de un siglo y donde también podemos apreciar numerosos mausoleos de estilo Art Nouveau que se desarrolló en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX.
¿Quién iba a decir que después de ser considerados unos lugares santos hoy en día iban a ser parte de diferentes rutas turísticas?
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