Todo habitante de Quito ha visto alguna vez en su vida un carrito de metal equipado con lo que parece ser un cilindro a presión y empujado por unos hombres protegidos por camisas y gorras de color blanco. Se trata de los tradicionales "poncheros", personajes que deambulan cerca de colegios y escuelas (aunque cada vez son menos, según dicen menos de 30 en todo Quito) en busca de sus potenciales clientes.
Venden un postre de aspecto parecido a la espumilla, sin embargo, al probarlo su sabor resulta totalmente diferente. Recuerdo que la abuela de la Cabra, doña Carmen (R.I.P), solía decir que ese postre estaba hecho a base de cerveza y que, por tal motivo, no era deseable que los niños lo consumieran.
Han pasado muchos años para que al fin me decidiera a probar esta espumilla (porque no creí lo que decía mi abuela y porque ya no es tan fácil conseguirlo) y la sorpresa ha sido muy grata. Se trata de una espuma que debe ser consumida inmediatamente porque está fermentada, tiene un sabor muy pareceido a la guayaba, sin embargo, el gusto a fermento está onmipresente: el primer bocado sabe raro, luego se siente el regustillo a espuma de cerveza y la cata mejora drásticamente: es un postre que sabe a cerveza. Esto se debe a la utilización de malta en su preparación, el resto de ingredientes lo dejo en secreto para que si ven uno de los poncheros se animen a probarlo. Mi querida abuela, que en paz descanse, debe estar revolcándose en su tumba, pues tenía razón: el postre que sabe a cerveza me ha gustado.
Lorena Gusanoide dijo algo que me intrigó: Cuántos serán necesarios para agarrar una cruda tipo Sarmat? Hay que probar!
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