Los peritajes, pedidos por la familia del ex mandatario, además revelaron que los restos de Allende estaban íntegros, sin pérdida de piezas pese a las inhumaciones y exhumaciones de 1973 y 1990.
Los análisis son desarrollados por siete expertos extranjeros y cinco chilenos, a petición del juez Mario Carroza. (se busca determinar si el ex mandatario fue asesinado o, si efectivamente, se suicidó como afirman la mayoría de los relatos conocidos)
Allende, según la versión de sus propios asesores y amigos, se suicidió con un fusil AK-47 regalado por el líder cubano Fidel Castro cuando defendió La Moneda del asalto de los militares.
La exhumación de Allende está inscrita en un esfuerzo de la Corte Suprema por investigar todas las violaciones de los derechos humanos cometidas en la dictadura militar liderada por Augusto Pinochet.
Allende, uno de los máximos líderes de la izquierda de América Latina, siempre dijo a sus cercanos que no se entregaría en caso de un golpe militar. "De aquí al cementerio", advirtió a sus ministros.
Las dudas surgieron a raíz de un informe pericial realizado en 2008, según el cual el cuerpo de Allende presentaba dos impactos, lo que dejaría abierta la posibilidad de que fuera asesinado por los militares, lo que parece improbable, según los testimonios de quienes le acompañaron hasta el último momento, o que fuera asistido en un suicidio fallido. El cuerpo de Salvador Allende fue trasladado inicialmente a un cementerio de Viña del Mar y posteriormente, en 1990, al mausoleo que lleva su nombre en el camposanto de la capital. Nunca se encontró el fusil de asalto AK-47 con el que presuntamente se habría disparado ni la bala que debió ser extraída en una primera autopsia realizada por los golpistas.
La decisión de proceder a la exhumación fue tomada por el juez Mario Carroza a la vista de las discrepancias que existían entre los distintos informes elaborados por los militares. El caso Allende forma parte de un total de 726 querellas presentadas por el fiscal el pasado mes de febrero por casos de personas muertas o desaparecidas a raíz del golpe que todavía, 38 años después, no han sido aclarados.
La repercusión internacional del golpe de Estado en Chile y la muerte de Salvador Allende fue extraordinaria. Millones de personas en todo el mundo quedaron conmocionadas al ver las imágenes del bombardeo del palacio de La Moneda y de las miles de personas que fueron detenidas por los militares golpistas y acarreadas hasta el Estado Nacional, donde muchas fueron torturadas y asesinadas. Terminaba así, víctima de un golpe de Estado extremadamente violento, el primer intento en toda América Latina de que un Gobierno de Unidad Popular (alianza de partidos de izquierda y centro-izquierda, incluido el Partido Comunista) alcanzara y ejerciera el poder por la vía democrática y la victoria en las urnas. Había durado cerca de tres años.
La primera versión, difundida sobre todo desde La Habana, indicaba que Allende había sido asesinado por un capitán que le conminó a rendirse y al que Allende habría respondido 'nunca'. Enseguida surgieron otras voces que aseguraban que el presidente había preferido quitarse la vida antes que ser detenido. En 1998, uno de los médicos personales de Allende, Óscar Soto Guzmán, que se encontraba en La Moneda el día del golpe, publicó en España un libro titulado El último día de Salvador Allende en el que aportaba datos e insistía en el suicidio del presidente. Soto aseguró que le vio dos minutos antes de que se disparara y que otro médico, Patricio Guijón, entró en la sala y encontró a Salvador Allende sentado en un sillón: 'La caja craneana había estallado', explicó.
Lo cierto es que, hasta el día de hoy, no existe una versión oficial de la muerte del presidente chileno. Ni la Concertación (la alianza cristiano-demócrata y socialista que gobernó Chile entre 1990 y 2010) ni el propio Partido Socialista, que Allende ayudó a fundar, solicitaron nunca una investigación judicial que dejara formalmente establecidos los hechos. Soto, que no tiene ninguna duda sobre lo ocurrido, declaró recientemente que apoyaba la realización de 'una investigación judicial, detallada y objetiva, que certifique qué pasó en La Moneda, cómo murió el presidente y cuál fue el destino de los colaboradores que le acompañamos'.
La investigación se va a realizar finalmente bajo el mandato de Sebastián Piñera, que llegó a la presidencia en 2010 y que es el primer político de derechas que gana las elecciones desde fuera de la Concertación. El equipo forense encargado de establecer oficialmente los hechos está integrado por siete forenses chilenos y cinco extranjeros, entre ellos el español Francisco Etxeberría Gabilondo
Las dudas surgieron a raíz de un informe pericial realizado en 2008, según el cual el cuerpo de Allende presentaba dos impactos, lo que dejaría abierta la posibilidad de que fuera asesinado por los militares, lo que parece improbable, según los testimonios de quienes le acompañaron hasta el último momento, o que fuera asistido en un suicidio fallido. El cuerpo de Salvador Allende fue trasladado inicialmente a un cementerio de Viña del Mar y posteriormente, en 1990, al mausoleo que lleva su nombre en el camposanto de la capital. Nunca se encontró el fusil de asalto AK-47 con el que presuntamente se habría disparado ni la bala que debió ser extraída en una primera autopsia realizada por los golpistas.
La decisión de proceder a la exhumación fue tomada por el juez Mario Carroza a la vista de las discrepancias que existían entre los distintos informes elaborados por los militares. El caso Allende forma parte de un total de 726 querellas presentadas por el fiscal el pasado mes de febrero por casos de personas muertas o desaparecidas a raíz del golpe que todavía, 38 años después, no han sido aclarados.
La repercusión internacional del golpe de Estado en Chile y la muerte de Salvador Allende fue extraordinaria. Millones de personas en todo el mundo quedaron conmocionadas al ver las imágenes del bombardeo del palacio de La Moneda y de las miles de personas que fueron detenidas por los militares golpistas y acarreadas hasta el Estado Nacional, donde muchas fueron torturadas y asesinadas. Terminaba así, víctima de un golpe de Estado extremadamente violento, el primer intento en toda América Latina de que un Gobierno de Unidad Popular (alianza de partidos de izquierda y centro-izquierda, incluido el Partido Comunista) alcanzara y ejerciera el poder por la vía democrática y la victoria en las urnas. Había durado cerca de tres años.
La primera versión, difundida sobre todo desde La Habana, indicaba que Allende había sido asesinado por un capitán que le conminó a rendirse y al que Allende habría respondido 'nunca'. Enseguida surgieron otras voces que aseguraban que el presidente había preferido quitarse la vida antes que ser detenido. En 1998, uno de los médicos personales de Allende, Óscar Soto Guzmán, que se encontraba en La Moneda el día del golpe, publicó en España un libro titulado El último día de Salvador Allende en el que aportaba datos e insistía en el suicidio del presidente. Soto aseguró que le vio dos minutos antes de que se disparara y que otro médico, Patricio Guijón, entró en la sala y encontró a Salvador Allende sentado en un sillón: 'La caja craneana había estallado', explicó.
Lo cierto es que, hasta el día de hoy, no existe una versión oficial de la muerte del presidente chileno. Ni la Concertación (la alianza cristiano-demócrata y socialista que gobernó Chile entre 1990 y 2010) ni el propio Partido Socialista, que Allende ayudó a fundar, solicitaron nunca una investigación judicial que dejara formalmente establecidos los hechos. Soto, que no tiene ninguna duda sobre lo ocurrido, declaró recientemente que apoyaba la realización de 'una investigación judicial, detallada y objetiva, que certifique qué pasó en La Moneda, cómo murió el presidente y cuál fue el destino de los colaboradores que le acompañamos'.
La investigación se va a realizar finalmente bajo el mandato de Sebastián Piñera, que llegó a la presidencia en 2010 y que es el primer político de derechas que gana las elecciones desde fuera de la Concertación. El equipo forense encargado de establecer oficialmente los hechos está integrado por siete forenses chilenos y cinco extranjeros, entre ellos el español Francisco Etxeberría Gabilondo
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