A David S. Kime Jr. le gustaban mucho las hamburguesas. Ajeno al debate de qué especies conviven en el picadillo cárnico que millones de personas ingieren diariamente, su pasión por este tipo de comida llegó a tal extremo que en sus últimas voluntades dejó dicho que, antes de que le enterraran, pasaran por un Burger King a por su último menú.
"Siempre vivió según sus propias reglas", ha explicado Linda Phiel, la hija del difunto amante de los burguers,
un veterano de la II Guerra Mundial que falleció la semana pasada en su
ciudad natal, West York, Pensilvania. "Su versión de una alimentación
saludable era la lechuga del Whopper", ha señalado Phiel al York Daily Record.
La curiosa historia de David S. Kime Jr. ha sido seguida de cerca por
los medios de comunicación de la zona y se ha convertido en una de las
noticias más comentadas en diversas webs estadounidenses.
"Mi madre lo tenía controlado en cuanto a comida se refiere", ha
explicado la hija del difunto. "Cuando ella murió, durante un tiempo mi
padre iba a comer con nosotros pero nos consideraba unos maniáticos de
lo saludable porque comíamos cosas verdes, como el brócoli", ha relatado
Phiel.
Así, en un último homenaje a su padre, su familia decidió concerderle su última voluntad y organizar un cortejo fúnebre que fuera a por su último Whooper.
"Entiendo que haya gente que piense que deberíamos estar tristes y
llorando. Y es cierto. Pero por otro lado, mi padre vivió una vida
maravillosa y como le dio la gana, y así se ha ido", ha dicho Phiels.
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